¿Perdición o Salvación?

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— ¿Puedes decirme que está pasando aquí? — El lobo rubio acababa de encontrar el escondite del oso, Samuel debía convencer a Arsilex de que no dijera nada.

Samuel creció en un ambiente bastante normal y feliz, pues siempre podía jugar con los demás cachorros, uno de ellos era Maryan, pero él le llamaba Arsilex. Siempre fueron compañeros de travesuras, además de mejores amigos durante su infancia. Al cumplir los doce años, Samuel tuvo que comenzar el entrenamiento para ser cazador y se le fue asignada una jauría que liderar, sin embargo en ésta no figuraba Arsilex pues él aún no tenía la edad suficiente para unirsele en la caza.

— Arsilex, por favor, escucha antes de hagas una tontería — Dijo Samuel, pues no sabía cómo podría actuar el lobo rubio ante esa situación tan comprometedora, temía por la seguridad de su Omega.
— Pues entonces habla, que no tengo toda la noche — Respondió con un tono arrogante, la verdad estaba un poco enfadado por haber sido sometido tan fácilmente, desde que tenía uso de razón, Vegetta (como así le decía al Alfa) le superaba en todo. Era más rápido, más fuerte, más hábil... en fin, era de esperarse, pues Vegetta era un Alfa y él un Beta. En cierto sentido lo admiraba, quería ser como el, y a veces le ponía triste saber que no podría llegar a superarlo o siquiera igualarlo por su condición de Beta.

— Escucha... me he topado con este chico, no es de por aquí— Explicó Samuel.
— Pero Vegetta... ¿te das cuenta de lo que estás haciendo? ¿tienes idea de lo que puede pasar si el líder Gnorc se entera? ¡NO SOLO SERÍA EL FIN DE ESE HÍBRIDO DE OSO! Sería tu fin también por no haberle contado a tu padre desde un inicio como bien dictan las reglas y peor aún... será MI fin cuando se sepa que me quedé a tomar el té contigo y no fui directo con él a informarle la situación — Arsilex se notaba alterado, no sabía si hacer caso a las órdenes de su líder o compadecerse de su amigo de la infancia. —Además, ¿que puede tener ese oso como para que arriesgues todo por el?— Se notaba incrédulo.

— Arsilex, que ese oso es mi Omega destinado... — Arsilex se quedó boquiabierto, no podía creer lo que sus oídos estaban escuchando. Para empezar, le sorprendió oír que el oso era un Omega, pues éstos son muy escasos y en la tribu Lupus no hay más que un par. Si no le hubiese dicho ese dato tal vez nunca se enteraría, pues los Beta no pueden apreciar el olor característico de los Omega como si pueden hacerlo los Alfa. Además, había algo que nunca le había contado a Vegetta y parecía ser que tendría que hacerlo antes de lo que se esperaba.

— No se que decir... Vegetta, si sabes que te convertirás en el líder de la tribu, ¿Cierto?. — Preguntó él Beta.
— Si, lo sé, pero no se qué tiene que ver eso con ésta situación. — Respondió Samuel.
— Tiene que ver, y mucho. Como sabrás, al convertirte en el líder de la tribu tendrás que tener a alguien que esté a tu lado, y que ese alguien tendrá que ser con quien dejes descendencia.
— ¿A que quieres llegar con esto?
— Pero madre mía, vamos a ver, que tienes que procrear un Alfa para que lidere a la tribu en el futuro y sabes bien que eso solo puede ocurrir si te juntas con un Beta. No puedes estar con un Omega Vegetta, y mucho menos con un Omega de la tribu Ursa.

Samuel se quedó pensando, había olvidado por completo que su deber como líder era tener a una Beta como pareja, eso era ley en su tribu. En algún momento, llegó a barajear la posibilidad de contarle a su padre sobre Rubius y tal vez, solo tal vez, le permitiese estar con el. Esa posibilidad había pasado a la historia.

— Además... eso no es todo. Él Beta con quien debes hacer pareja... soy yo — Le dijo Arsilex mientras Samuel seguía en shock por la noticia anterior, lo que lo hizo alterarse más.

Arsilex sabía esto pues sus padres llevaban muy buena relación con los padres de Samuel desde que éstos eran unos niños. Gracias a esto Arsilex pudo ganarse un lugar entre los cazadores favoritos de Gnorc y éste decidió en un punto que Maryan sería la pareja perfecta para su hijo Samuel. Los padres de Arsilex le contaron sobre los planes que tenía el líder lo que no le pareció mala idea, pues Samuel era su amigo de toda la vida y sin duda le agradaba la idea de ser pareja de Samuel... tal vez, le agradaba de más la idea.

— Por favor piensa las cosas Vegetta, ¿de verdad vale la pena comprometer a la tribu por un Ursa? — Preguntó Arsilex en un intento por hacer cambiar la decisión de Vegetta pero era inútil.
— Amigo... que es mi Omega destinado. Yo solo quiero que sea feliz, no pienso permitir que algo malo le ocurra si lo dejo solo. Solo necesito llevarlo con su tribu, para que pueda volver con su familia sano y salvo. Yo regresaré a la tribu tan pronto como pueda.

Arsilex tenía muchos pensamientos en mente, pero sabía que no podía hacer nada si existía una conexión entre un Alfa y un Omega... Ni hablar, no había más remedio que apoyar a su amigo. Tal vez, si ayudaba a que Vegetta  llevara al oso de vuelta con los Ursa, al regresar podría pagarle su buen gesto permitiéndole ser su pareja.

— Que remedio entonces... Ey tu, chico oso — Se dirigió hacia Rubén — Me llamo Arsilex, lamentó la intromisión tan repentina.
— Ehmm qué tal, yo soy Rubén — Respondió el oso quién en todo este tiempo permaneció escondido detrás de su Alfa.
— Ey, ¿no te apetecería un trío? — Dijo el Rubio. Acto seguido un puño iba directo hacia su rostro.
— Si es que eres subnormal — Los tres chicos ríeron mientras Rubius ayudaba a levantar a un Arsilex con sangre escurriendo de su fosa nasal.
— Si si, mucha risa y todo pero dime Samuel, ¿como harás para llevar a Rubén a ese lugar tan lejano? — Preguntó Arsilex mientras se limpiaba la cara con su ropa.
— No tengo idea, lo que más me preocupa es lo que hará mi padre cuando note mi ausencia.
— Creo que yo puedo ayudarte... tal vez pueda conseguirte un poco de tiempo mintiéndole a tu padre, pero no mucho.
— ¿De verdad harías eso por mí? Arsilex, yo... —
— No digas nada. ¿Que están esperando? ¡Váyanse! Deben aprovechar cada segundo para no ser descubiertos.

Y así, en un par de minutos la persona que parecía ser su perdición resultó ser su salvación. Samuel nunca imaginó que Arsilex fuese a permitirle escapar al lado del ser más lindo y a la vez más molestón que hubiera conocido. Arsilex los vio marcharse del claro mientras en su corazón sentía que había hecho algo bien por su amigo. Tal vez no podría quedarse con el amor de Samuel, pero no le importaba, porque si su amigo de la infancia era feliz, el también lo sería.

— Ese Arsilex parece un buen chico, y te miraba de manera extraña.
— Uis, empezamos con los celos.
— ¿DE QUE HABLAS? Yo no soy celoso...
— Oso goloso y ahora oso celoso ¿Que más monadas guardas bajo la manga?
— Mira que sí sigues molestando no vas a tener descendencia ni Alfa, ni Beta, ni pollas, ¿sabes lo que te digo?
— Bueno bueno ya paro... ay mi Rubius, ¿Que haría si no te tuviera?
— Pues por lo visto comerle la polla a Arsilex.
— ¡CELOSO!

Samuel y Rubén siguieron discutiendo mientras emprendían un largo viaje que los llevaría a vivir nuevas experiencias para ambos... próxima parada: Territorio Pantha.

Fin del capítulo 4 :3
Ojalá que esté siendo de su agrado, yo lo escribo con mucho cariño para todos ustedes 🥺💚

🌟 The Journey 🌟 (Rubegetta AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora