El tigre y el leopardo

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Samuel apartó rápidamente a Rubén de su camino justo antes de dar un puñetazo directo al estómago de Auron. Éste, aún con el dolor increíblemente fuerte que sentía coontratacó lanzándose encima de Samuel y mordiéndolo en el brazo, esto mientras caían ambos de la enorme piedra donde se encontraban. Rubén y Luzu miraban la escena con preocupación, sin embargo Luzu era el que la tenía peor, pues éste ya había formado un lazo con Auron y cada golpe que su Alfa recibía parecía sentirlo el también.

— ¡POR FAVOR DETENGANSE! — Gritaba Luzu desesperado, pero ninguno de los dos parecía ceder, parecía una lucha a muerte.

Después de unos minutos luchando ambos se detuvieron y se quedaron mirando fijamente a los ojos. Estaban llenos de raspones y sangre les brotaba de diversas partes del cuerpo. De pronto, ambos corrieron hacia el otro a toda velocidad como si de una colisión de trenes se tratase y de pronto, todo terminó. Auron cayó desplomado y Samuel se libró de su impacto.

— Rubén, vámonos de aquí — Dijo Samuel, mirando la cara preocupada de su oso, sin embargo éste no se movió de su lugar. Luzu bajó de la roca a toda prisa y se incó al lado de su amante, esperando que aún siguiera con vida, lo cual era así, pero se encontraba muy débil.
— ¡POR FAVOR, AYÚDENLO! EL NO ES UN HOMBRE MALO, LO PROMETO, HARÉ CUALQUIER COSA POR USTEDES, PERO POR FAVOR, NO LO DEJEN MORIR — Dijo Luzu, con una voz ahogada en llanto mientras sostenía en sus brazos la cabeza inconsciente de Auron.
— Ese desgraciado se llevó a mi Omega delante de mis ojos y no pienso hacer nada por el — Dijo Samuel, quien a pesar de sus palabras sentía un poco de compasión por el pobre chico que no paraba de llorar, ya con la cabeza fría se comenzaba a dar cuenta de la escena que había armado.
— Samu, tenemos que ayudarle, ese chico, Luzu, me ayudó para que Auron no me lastimara, le debo una — Dijo el oso, quien ya había bajado de la roca, intentando hacer entrar en razón a Samuel.

El híbrido de lobo estaba molesto, pero no podía no hacerle caso a su Omega, si Rubius le pedía que salvase a Auron lo haría a pesar de todo. Samuel se acercó a donde estaban los felinos y alzó en brazos el cuerpo inconsciente de Auron, lo llevó al lugar dónde se encontraba en un inicio y lo bajó en el lugar donde Luzu había puesto una cama hecha de hojas secas.

— ¿Y bien, qué hacemos? — Preguntó Rubius.
— Por ahora solo esperar, el mercado negro se pone al anochecer y es el único lugar dónde podemos conseguir vendas y medicamentos — Dijo un Luzu triste, el cual se había sentado al lado de su Alfa mientras le limpiaba las heridas con el mismo pañuelo con el que Auron había tapado la boca de Rubius, pero ésta vez humedecido con el agua que había traído hace algunas horas — Solo qué hay un problema... nosotros no tenemos dinero ni para comprar comida, la situación está muy mal y no me va a alcanzar para nada seguramente... — De repente, de nuevo el Omega entró en llanto, en un abrir y cerrar de ojos su mundo se había venido abajo por culpa del lobo.

La tribu Pantha no era como las demás tribus. No había gobierno, no había reglas, todos sus habitantes tenían que ganarse la vida robando a otras personas o trabajando en empleos mal pagados donde se explotaban a los empleados. Cuando la gran guerra por territorios finalizó, la tribu Pantha se conformó de los híbridos de diversas especies de felinos, he ahí que Luzu fuese un híbrido de Leopardo mientras que Auron fuese un híbrido de Tigre. Sin embargo, esto provocó que se producieran guerras internas, pues cada especie de híbrido quería quedarse con el dominio del territorio, todo esto ocasionó que la tribu se quedase estancada y que todos sus miembros viviesen mal.

— Tranquilo hombre, que tú compañero va a estar bien, se ve que es un tipo duro — Dijo Samuel, tratando de consolar a Luzu — Y por eso del dinero no te preocupes, que de eso me encargo yo — Samuel siempre llevaba consigo algunos doblones de oro en sus bolsillos, cuando iba a visitar a su Rubén se tomaba el tiempo de pasar por el mercado de su tribu y comprarle alguna golosina o cualquier cosa que pensase le fuese a gustar a su osito.
— Dd de... ¿de verdad? — Los ojos de Luzu brillaron y su primer instinto fue levantarse y abrazar a Samuel, cosa que incomodó al oso.
— Eeehemm... — Dijo Rubén, mientras sus manos se metían entre los pechos de los dos hombres y trataba de separarlos con todas sus fuerzas, las cuales tampoco es que fuesen muchas.
— Ya ya, lo suelto, mi osito celosito— Dijo Samuel en tono burlón.
— Mi isiti cilisiti, cómeme la polla — Dijo Rubén mientras hacía un puchero, cruzaba los brazos y ponía una expresión que según él era de enfadado pero en realidad daba una ternura infinita a Samuel, como casi todo lo que él hacía.
— Entonces al caer la noche nos vamos, tú y yo vamos en busca de los vendajes y medicinas mientras Rubius se queda cuidando a Auron — Dijo Luzu, al tiempo que Rubén lo veía con la ceja alzada y los ojos demasiado abiertos.
— ¿TAS BOBO O QUE? ¿Tú crees que los voy a dejar ir solos después de verlos abrazados? O peor aún, ¿CREES QUE VOY A CUIDAR A ÉSTE PSICOPATA? ¿QUE TAL QUE DESPIERTA Y ME QUIERE COMER DE NUEVO?
— ¿Que te va a hacer que? ¿De nuevo? — Dijo Samuel, quien no entendía muy bien a que se refería Rubius.
— Emm ... nada nada, olvídalo. Entonces ya está, partiremos al anochecer. Y gracias, significa mucho para mi... — Dijo un agradecido Luzu.

Entró la noche y Samuel ya iba en camino hacia el mercado negro junto con Luzu, habían dejado a Rubius con Auron sin embargo éste no quería acercarse mucho al tigre, se había sentado en un rincón a una distancia segura mientras abrazaba a Wilson. Samuel aprovechó el trayecto para preguntarle a Luzu sobre su vida, le parecía extraño que un miembro de los Pantha fuese tan amable, pues sabía que los Pantha tenían reputación de ser despreciables y malévolos.

— Nací en una familia pobre, mi padre era un Alfa y mi madre una Omega. Al cumplir los 8 años de edad mis padres fueron asesinados cruelmente ya que no habían podido juntar para pagar la renta de nuestra choza... me quedé solo y deprimido, habría muerto de no ser por Auron — A Samuel le parecía una historia horrible, nunca imaginó que situaciones así ocurriesen fuera de su territorio— Raúl me encontró a punto de morir y me llevó a su casa con sus padres. Ellos cuidaron de mi y me criaron como uno más de su familia. Desde ese entonces Auron y yo formamos un lazo que es muy difícil de explicar, me protege de cualquier cosa y siempre procura que me encuentre bien, además su olor a frambuesa me fascina, me vuelve loco. Hace poco más de un año formamos nuestro lazo, pues tuvimos que irnos de nuestra casa gracias que una pandilla nos quitó lo poco que teníamos y nos necesitábamos el uno al otro.
— Así que Auron y tu ya... — Preguntó Samuel, interesado en saber más de ellos.
— Jaja si, pero aún no he tenido mi celo por lo que no puedo quedar preñado. Mira, ahí es.

Habían llegado al mercado negro. Los híbridos se adentraron a ese lugar donde se podían ver personas de casi todas las tribus vender y comprar productos. Se acercaron a una tienda de remedios naturales donde compraron lo que necesitaban y se encaminaron hacia la salida, sin embargo, un par de ojos los había estado observando, principalmente al pequeño saco lleno de oro que guardaba Samuel en su bolsillo.

En el camino de regreso Samuel aprovechó de cazar un ciervo que encontraron, y que Luzu cocinaría con algunas hierbas que Samuel se había ofrecido a comprarle pues Luzu le había contado que disfrutaba de cocinar. Al llegar con sus parejas Luzu procedió a untar una especie de pomada en las heridas de Auron y compartió un poco con Samuel también. Preparó un té con las hierbas medicinales y se lo dió cuidadosamente a Auron. Ahora solo quedaba esperar a que éste mejorara. Los tres híbridos disfrutaron de la comida y procedieron a dormir, lo cual era muy emocionante para el lobo y el oso pues nunca habían tenido la oportunidad de dormir uno al lado del otro. Luzu se acurrucó a un lado de auron, posando su brazo al rededor del cuerpo de su pareja con extremo cuidado para no causarle ningún dolor. Cuando Samuel le dió las buenas noches a Luzu y se giró para acostarse pudo observar la escena más adorable que podría haber imaginado jamás. El oso se encontraba echo bolita profundamente dormido, y entre sus brazos estaba el pequeño peluche anaranjado que tanto atesoraba. Samuel se recostó detrás de él y pasó su brazo por encima de su cuerpo.
— Buenas noches, mi ozito

Capítulo 6 del anime finalizado :3
Se viene capítulo caliente featuring Luzuplay, yo nomas aviso 🥴

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