🌟 The Journey 🌟 (Rubegetta AU)

El ladrón

Había salido de mi tribu para buscar algún alma ingenúa de la cuál poder aprovecharme. Volé durante más de una semana hasta que di con el mercado negro de la tribu Pantha. Hice una parada para comer y echar un vistazo a la gente que rondaba por ahí. Entonces lo vi: un saco repleto de oro listo para ser robado... el único problema era la persona que lo poseía. Era uno de esos lobos de la tribu Lupus, eso era seguro, aunque jamás había visto uno pues tengo entendido no pueden salir de su tribu. El chico era de muy buen ver, poseía unos músculos bien marcados y se notaba a kilómetros que si intentaba robarle el oro habría sido búho muerto. Tenía que buscar el momento perfecto.

Yo pertenezco a la tribu Owlen, la tribu de búhos y lechuzas. Nos caracterizamos por poseer un par de majestuosas alas en nuestra espalda, además de siempre portar un antifaz que se nos es entregado al cumplir 15 años. Somos expertos en ser sigilosos y astutos, no por nada somos famosos por ser los mejores espías de entre todas las tribus. Conocemos los secretos de cada una, cosa que nos beneficia por si una nueva guerra se avecina. Vivo en la copa de un árbol junto a mi hermano mayor Braxxter desde que me fue entregado mi antifaz, mi madre fue feliz cuando me fui del nido pues ya no aguantaba los corajes de mi padre cada que hacía explotar algo dentro de casa, la verdad nunca fui el hijo modelo. Junto a mi hermano nos gusta ir por la vida robando a gente indefensa pues nos da pereza eso de trabajar, tampoco se pueden quejar, lo hacemos con astucia y cuidado como buenos Owlen y nunca les hacemos daño.

Seguí a ese chico lobo y a su amigo leopardo desde las alturas hasta que llegó con un grupo bastante peculiar. Nunca había visto semejante mezcla de especies, al menos no viéndolas pelear. Sin embargo, solo me interesaba ese oro que el lobo guardaba.

En cuánto durmieron bajé a echar un vistazo, pero no pude encontrar el bendito saco, sin embargo no pude evitar notar lo ridículo que se veía el oso abrazando ese peluche, aún así lo envidiaba, lo que daría por poder dormir de esa forma con alguien. Entonces vi algo que me llamó la atención: un bolso de piel que estaba justo entre el oso y el lobo, seguro ahí es donde guardaban mi tesoro.

Amaneció y yo seguía expectante, vi cómo se alegraban cuando despertó el tigre, cosa que no entendí muy bien, pero eso no era de importancia, yo tenía los ojos bien puestos en ese bolso. Vi como él oso metía su peluche en él y se lo colgaba, a la par que partían todos de ese lugar, debía conseguirlo a cómo diera lugar.

Los seguí por varios días esperando el momento indicado, momento que llegó al ver que no se encontraban muy lejos de territorio Owlen, además de que el oso estaba distraído discutiendo con el tigre, por cierto, podría jurar que el tigre se relame el labio cada que ve al oso, como si quisiera comérselo. Bajé en picada hacia dónde se encontraban y en un abrir y cerrar de ojos, logré safar el bolso del cuerpo del oso, había conseguido mi objetivo, solo me quedaba regresar al nido y contarle a Braxxter sobre el botín que acababa de conseguir.

*Fin de la narración de Fargan*

— ¡POR DIOS! ¿Podemos parar? ¿Que caso tiene seguir a ese pajarraco por un estúpido bolso? Estábamos a nada de llegar con las tortugas y ahora estamos en los dioses saben dónde— Dijo Auron, un tanto agitado pues ya llevaban un rato corriendo.
— Ey Auron, ese bolso es importante para Rubius, tenemos que intentar recuperarlo — Respondió Luzu.
— ¿Cuando va a ser el día que hagamos algo que no involucre al oso fastidioso? — Replicó Auron.
— ¡QUE TE CALLES UN MES! — Respondió Rubén.
— Esperen, creo que se fue hacia esos árboles... si, lo veo, se acaba de posar sobre la copa de ese árbol — Dijo Samuel.

Fargan había llegado a su hogar. Se trataba de una pequeña cabaña construida con ramas y hojas, bastante bien camuflada sobre la copa de un frondoso árbol. Fargan entró con una sonrisa de oreja a oreja pues estaba orgulloso de su proeza.