La Bruja Azul y El Caballero Negro (KiritoxSinon)

Los cuatro niños

Un día en el reino de Centoria hubo una serie de eventos que marcarían a historia de aquella ciudad, nadie lo había previsto y mucho menos la sabia del reino.

El día comenzó como cualquier otro hasta que llego el primero, el primero de los tres niños que habían sido anunciados.

- ¡Rápido necesito unas toallas y el agua! -regañaba una mujer de edad mayor que sostenía a un bebe recién nacido- ¡Rápido niña por dios!

- Tome, tome -contestaba una chica que le entregaba unos trapos y una olla de agua caliente-

La mujer rápidamente mojo una toalla y rápidamente limpio al bebe que no tardo en dar sus primeros lloridos, después de limpiarlo, cortar el cordón umbilical y envolverlo en varias pieles de oveja lo entrego a su madre.

- Tome, afortunadamente es un niño bastante sano de cabello negro, dudo que tarde en abrir los ojos -decía la anciana entregando al bebe-

- Muchas gracias, mi esposo le pagara después -decía la madre empapada en sudor-

- Señora -llamaba la otra joven- Le recuerdo que debe ir a con el señor Orick porque su esposa también dará a luz

- Tienes razón niña, luego me pagaras mujer -decía la anciana-

La madre se quedaba con su hijo y la anciana se iba a la casa de otra familia del reino y lo mismo pasaba.

- Muy bien si mal no recuerdo los Schuberg también estaban en medio de algo -decía ella terminando de entregar al bebe envuelto en algodón a su madre- Un bebe saludable de cabello aparentemente rubio

- Muchísimas gracias le pagaremos en cuanto su trabajo de hoy termine -decía el padre al lado de su esposa-

- Claro, bien niña ahora vamos con la familia Schuberg -dijo ella levantándose del suelo-

Lo mismo fue para la familia del señor Gasupth un hombre muy respetado en toda la pequeña comunidad en la que se encontraban.

- Ahora ha tocado una niña -decía la anciana entregando a una bebe envuelta en telas de seda- su cabello parece de oro, se ve tan preciosa

- Es hermosa -dijo la madre sosteniendo a su hija- mira sus ojos son azules

- Se ve preciosa, sin duda que esa es nuestra hija -decía el padre observando los pequeños gestos de la bebe-

- Ahora solo lo molesto con los ideales -decía la anciana insinuando que quería su paga-

- Eh, si claro, tome -dijo con pena entregándole un par de monedas de oro- Gracias por su ayuda

Durante ese día la sabia del imperio sabia que algo pasaría con esas tres almas recién llegadas a la vida, no todos los días nacían tres niños seguidos, pero todavía no acaba ese día.

Las tres familias festejaban afortunadas, obviamente separadas, pero la verdad se hizo presente hasta llegada la noche.

Desde una cueva del norte se veían unas luces que cruzaban los prados a una velocidad alucinante, enseguida todo el reino se sacudió, los que estaban mas cerca eran los del poblado de los niños nacidos ese día quienes estaban a las afueras del imperio.

- ¡Rápido, defiendan el imperio! ¡No debemos caer ante el poder oscuro! -gritaba Gasupth a todos los presentes-

- ¡Llévense a los niños ya! -ahora gritaba Orick a todos los que no pudieran luchar-

Cuando las luces llegaron se vieron a las criaturas mas horribles de todo el mundo, los goblins, duendes que portan mazos, hachas y espadas, monstruos que roban y destruyen todo a su paso.