"Yo te dije..." sonrió victorioso. "No soy tan gil."
"Te dije que no me gustaba." negué a regañadientes.
"Bueno, no te gusta, pero venís a plantearme esta situación..." rió. "Así que algo te pasa... última carta." dijo, lanzando sobre el mazo un dos de espadas.
"Toma, come por puto..." contraataqué, dejando sobre la mesa un comodín, haciendo que me mire mal. "Te hablo porque no sé qué es lo que me pasa, eso es lo que quiero averiguar."
"Contame qué sentís, así vemos para dónde encaramos." dijo tranquilo.
"No sé, en paz, creo..." respondí, a la vez que me rascaba la nuca. "Me siento tranquilo, como que me suma paz." insistí.
"Pero tirame más palabras, Valentín." agitó las cartas. "Necesito que seas más específico."
"Me siento bien, me hace bien, pero es mi amiga ¿Cómo me doy cuenta de las cosas que me pasan por la cabeza? ¿Cómo me permito pensar de otra forma?" repliqué frustrado.
"Verbaliza, amigo..." continuó. "Tirame palabras, culiado... última carta."
"Es que no sé, siento palabras que no existen..." continué, con un poco de desesperación en mi voz. "Zoe es la mejor película de todas." dije en voz baja, haciendo que me caiga la ficha.
"No te gusta, te encanta..." se rió. "Jodete." finalizó, dejando la carta sobre la mesa.
Lo miré irse de la mesa con una sonrisa de oreja a oreja. Depa siempre tuvo razón, me sentía un pelotudo. Me jodí, y no solo por el juego, sino que me jodí al discutir por un asiento de mierda en el momento cero.
Observé el reloj y vi que estaba por llegar tarde, así que prácticamente corrí hasta la casa de Alondra Morena, que no era la Morena que tenía en mentez pero era una muy lejana amiga que se prestó para hacerme la segunda y ser la Morena con la que supuestamente me hablaba.
"Pensé que me ibas a plantar, gil." me saludó con un beso en el cachete. "¿Cómo andas tanto tiempo?" era cierto, no nos veíamos desde el secundario más o menos.
"Estás re cambiada..." susurré, provocando que se sonrojara. "Medio complicado con la vida, pero como siempre."
"No estoy cambiada, se llama un poco de plástica y listo..." rió.
"¿Te operaste?" cuestioné sorprendido. "No parece."
"No, Val. Estudio medicina, nada más." carcajeó "¿Es lejos de acá? Porque si es lejos pedimos un uber."
"Es a cinco cuadras, más o menos." repliqué. "Igual no andamos mal de tiempo, vamos tranqui." agregué, consiguiendo un asentimiento como respuesta.
"¿Se supone que somos novios?" preguntó curiosa. "Decime nuestro estatus, así sé cómo te trato."
"Salimos hace unos meses, no es nada serio igual, pero andamos." aclaré.
"Bien. Entonces es abrazos, besos en el cachete, y un poco de agarrada de mano, pero todo chill." explayó, consiguiendo que le diera un visto bueno a su propuesta.
Caminamos las cuadras restantes con varias risas. Nos pusimos al día, porque después de tantos años, no sabíamos casi nada del otro. Pude visualizar a Zozo a lo lejos, estaba con Agustín sentada en un banco de la plaza que estaba en frente. Abrazados, claro. Una sensación bastante fría me recorrió el cuerpo por completo, provocando que tensara el agarre de la mano de mi acompañante.
"Disimula, por lo menos." susurró. "Tranquilo, pancho... va a estar todo bien." remató, esbozando una sonrisa tranquilizadora, a la vez que cruzabamos la calle.