"Hace ta-te-ti y elegí..." insistió. "Porque si tenemos que esperar a que elijas, vamos a tener que estar acá ocho horas, y solo tenemos cuatro..."
"¿Cuatro?" tenía la cabeza en otro lado, Zoe me dejaba en otro lado.
"Salimos hoy, ¡Estrenas Caravana!" me zamarreó. "¿Qué pasa, pipón? ¿Qué anda pasando en esa cabecita creativa?" se sentó a mi lado y tomó mi mano.
'Vos me pasas, siempre me pasaste vos. Hace tres meses que me seguís pasando vos, sos siempre vos.' pensé.
"Nada, vengo durmiendo mal y ando distraído por eso." me llevé las manos a la cara.
"¿Querés dormir un rato?" me acarició la espalda. Cortala Zoe, me causas todo.
"¿No te enojas?"
"Ahí te armo la cama." sonrió, despeinándome y dedicándome una sonrisa.
Me quedé solo en el sillón, mirando al techo y pensando, ¿Será que realmente estaba sintiendo cosas, o simplemente me esforzaba por sentir?
Doscientas incógnitas aparecieron en mi cabeza, pero mi persona no era capaz de resolver siquiera una, ¿Estaba bien seguir hablando con ella? ¿Me estaba haciendo mal?, capaz al final del día era yo quien solo se destruía.
"¿Querés tomar algo antes de dormir? ¿Te hago un jugo o algo?" insistió.
"No, Zozo, te agradezco igual." sonreí.
"Bueno, ahí tenés armado. Si necesitas algo avisame." dejó un beso en mi frente.
"Zo..." la llamé tímido. "¿No me podés hacer mimitos?" miré al piso.
"Anda, ya voy." respondió con una pequeña risa y una sonrisa esbozada.
Me sentía chiquito, siempre me hacía sentir chiquito. Zoe tenía un poder sobre mí que nadie más tuvo, y eso me asustaba como nunca. Jamás sentí tanto miedo, y no sé si es que sentía miedo a sentir o si era el miedo a sentir de forma equivocada, ¿No puedo amar? ¿O solo no amo como aman los demás? ¿Cómo hay que amar?
Su tacto era gentil, era suave y dulce, no tanto como ella. Oía un leve tarareo salir de su boca, melodioso sonido, quería escucharlo toda la vida.
No podía dormir, necesitaba hacer algo.
"Mejor veamos una peli..." propuse entre bostezos.
"¿Seguro? Si queres dormir, dormí." insistió. "Después te venís a dormir a casa y listo." la miré con la ceja alzada, provocando que se estremeciera. "Callate no sos gracioso."
"Que ansias de volver, de volver a hacerte estremecer.
De cambiar la suerte y no tener
Que parar un rato a pensar en la muerte y yo qué sé."
Ahí me cayó la ficha.
Estaba enamorado, completamente entorpecido.
Zoe era mi musa, mi motivación y la mayor obra de arte de todas.
Ahí estaba sentada, en la punta de la cama observándome, teniendo el poder de leer mis pensamientos a pesar de no tenerlo al mismo tiempo.
Estaba enamorado, tal vez siempre lo estuve y nunca quise verlo, pero evidentemente estuvo ahí todo el tiempo, es decir, ¡Le dediqué un álbum entero!
"Veamos 'Vie Privée', es rara pero me gusta."
Como vos. Cortala Valentín.