"Me tenés cansada, Valentín." suspiró exhausta. "De un problemita diminuto, haces un quilombo, ¿No te das cuenta de eso?"
Veníamos chocando bastante en los últimos días, según ella, yo era un dramático, intenso, exagerado, según yo, ella estaba muy a la defensiva con todo.
"Vos te atajas todo el tiempo, nadie te está atacando." espeté.
"Hiciste un bardo increíble en el chino porque la pepsi no estaba fría..." me miró enojada. "¿En qué me atajo? Decime, porque eso fue todo culpa tuya."
"No sé, tenés razón." desistí, estaba sin ganas de discutir.
"No me des la razón si no lo crees, no sirve de nada." se quejó.
"Pero la puta madre, Zoe." me quejé. "Si no te doy la razón, te enojas por eso, ahora te doy la razón y te enojas igual, ¿Podes ser feliz con algo y dejar de romper los huevos por todo lo que hago?" rematé enojado.
Se hizo un silencio en la cocina. En mi cabeza habían solamente dos opciones, romper mi bola de orgullo pidiendo perdón, o irme a mi casa enojado, porque así estaba. Agarré el celular y me tiré en el sillón, evidentemente ambos estábamos sin ánimos para hablar y, por suerte, ambos sabíamos que lo mejor era no molestarnos mutuamente. Por momentos, sentía su mirada vergonzosa observarme, como esa vez en el cine. Por momentos, era yo el que la observaba.
"Perdón." escupí. "Medio gil ando... no es tu culpa, ando un toque enquilombado." confesé.
"No pasa nada, de verdad." se acercó al sillón. "Ya sabes igual, podés contarme cualquier cosa." acomodó mi pelo, sacándome una sonrisa.
"Ya está, olvidate." respondí con una pequeña risa. "Uh, ¿Oles eso?" pregunté haciendo una mueca de disgusto.
"¿Qué cosa?"
"Sos vos, una baranda a trolo estás largando."
"Ah, sos un pelotudo." acotó revoleándome un almohadón. "No te voy a extrañar un carajo."
"Deja de hablar de eso." escupí molesto. "Deja de recordarme que me vas a abandonar por un Valentín belga." bromeé, hasta cierto punto, no era tanta broma, anda a saber si conseguía un amigo mejor.
"No hay dos Valentarados Oliva, así que despreocupate." rió suavemente, con la intención de alejar cualquier pensamiento negativo.
"Eso espero, porque sino, picanazo." imité el vídeo, provocando que largara una gran carcajada. "¿Qué vemos hoy, Zozo?"
"Estaba pensando en un clásico vintage, adivina." pidió, mientras que se acercaba a su inmensa biblioteca de dvd's.
"Clásico vintage..." repetí con tono pensante. "¿Space Jam?" negó con la cabeza. "¿E.T.?" negó nuevamente. "¿Voy a seguir tirando películas para que sigas negando?" asintió entre risas.
"Era fácil, pero sos muy lento." me burló, mientras que por la espalda sacaba la caja de "Volver al Futuro."
"¿Es la primera?" pregunté. "Porque es mi favorita."
"La mía también, la segunda está sobrevalorada." confesó, cosa con la que concuerdo completamente. "Hace algo para tomar, tengo ganas de tomar."
"Son las seis de la tarde." respondí, logrando que me mire con una ceja alzada.
"Que ortiva, no hay horario para tomar." me clavó una mirada fulminante.
"Pero tengo paja..." me encapriché. "Piedra, papel o tijera. Si gano yo, no tomamos, si ganas vos, tomamos." propuse.
"Vos propones esa cagada porque ganas siempre. Tiremos la moneda." cambió de plan.
Agarramos una moneda cualquiera de un estante lleno de polvo, por el cual un 'tendrias que limpiar más seguido' decidió salir de mi boca, y fue el causante del brusco empujón que me propinó Zoe después.
