En esos tiempos, aquellos tiempos donde la mujer no tenía voz ni voto. Tiempos en los que la iglesia católica era aquella que regía gran territorio en toda Europa, siendo una especie de presidencia que ordenaba y exigía que se cumpliera según su palabra. El papel de la mujer era el de una simple ama de casa, actitud sumisa y fidelidad entregada en lo absoluto al hombre que la poseyera; sin embargo, todo eso podía evitarlo una mujer de poder, una de sangre azul como se decía a los de la realeza.
Aquella suertuda fémina que naciera bajo las mantas de oro era la que se evitaba el sufrimiento de su género en los niveles inferiores de aquel reino. Aunque igual existían tantas ignorantes deseosas de siquiera llegar a aquel ambiente por haberse enrollado con algún príncipe urgido o rey desesperado. Tanta era su necesidad de escapar del maldito hoyo en el que pertenecían que hasta algunas se atrevían a tratar de buscar contacto alguno con las princesas.
Sí. Esas mujeres eran capaces de siquiera ser amantes de las princesas o reinas que ignoraran las palabras que la iglesia imponía para aterrar y obligar a que éstas sean cumplidas.
Y justo este día no era sorpresa que una carta más llegara a la correspondencia de la princesa Johanne, quién se hallaba caminando por una de las áreas verdes que tenía de sobra en su reino.Esta mujer. Esta dichosa y suertuda mujer era una sencillamente peculiar, y fuera de que sea por su belleza, ella se consideraba de ese aspecto debido a su distinto gusto por las personas. Ella no estaba al corriente de todo lo que su padre imponía en su reino. Eso sí, ella lo respetaba y lo seguía con fidelidad; sin embargo, ella no tenía culpa alguna por las ideas perversas que su mente recibía cada que estaba al tanto o tenía la dicha de saber sobre la existencia de una de las plebeyas del reino.
Con elegancia regresó a su cuarto teniendo carta en mano. Cerró la puerta del espacioso lugar y cuando abrió el dichoso sobre que atesoraba los escritos de su inocente pueblerina, una furia albergó su cuerpo al notar que había sido estafada descaradamente por aquel encargado suyo. Decidida, y con el objetivo en mente, salió del cuarto y con pasos voraces fue en búsqueda de aquel empleado para acabar con él antes de que él acabara con ella por atraparla con las manos en la masa.
—Princesa, disculpe, llegó un- — mencionó una de las sirvientas en lo que se acercaba a la princesa, pero ésta siguió de largo sin prestarle atención alguna. Poco le interesó a la pelinegra que seguía dando zancadas al suelo.
Siguió con su camino hasta llegar al lugar que resguardaba al sucio hombre; quien, justamente, se encontraba preparado para tomar su descanso y disfrutar de una de las cartas que tenía bien anotado el nombre de la heredera. Éste sonriente, decidió empezar a abrir el sobre hasta que un azote de su puerta contra la pared lo exaltó.
—Imbécil de mierda. — dijo la princesa, aproximándose al hombre con la propia aura que ésta liberaba. Johanne estaba hecha toda una furia, no podía creerlo y tampoco podía permitir un acto como tal ante su persona, lo tomaba como una completa burla a su alta posición en la familia real.
Por otro lado, el hombre asustado ni retuvo el recado para la mujer, permitió que ella se lo arrebatará de sus manos con una brusquedad absoluta.
—¿Quién te crees que eres? ¡¿EH?! — sin duda alguna, su mano impactó con tal fuerza contra la cara del hombre que hizo resonar dicha cachetada en la habitación que los escondía. —Osaste a engañar y desafiar así a tu princesa, ¿Sabes lo que ocurre con ello?
La mirada que el hombre le dio en ese preciso instante fue una llena de miedo, preocupación y hasta podía observarse como lágrimas arrepentidas iban mojando sus pómulos. Él se lanzó de su asiento y se arrodilló para clamar piedad a la joven muchacha que lo miraba ya con desprecio, totalmente decepcionada de alguien así de confianza haya llegado a traicionarla. Bien podía avecinarse una situación así, pero nunca consideró que se iba a tratar de alguien tan cercano a la familia real.
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reincarnationem | wenjoy au +18
FanfictionUna pareja prohibida juró amarse después de la muerte. Juraron no separarse incluso en su otra vida. / son seungwan & park sooyoung. / wenjoy au. / drama, romance. / +18.