Egersun, Noruega, Año 862.
- Tienen que salir de aquí, le dije a mis hombres que preparen el barco, no pueden tardar, los hombres de Erikson ya deben estar cruzando el bosque.
Los pasos impacientes de Svein Simmelhag inundaban el salón de un nerviosismo nunca antes sentido, inclúso los sirvientes se encontraban asustados, era normal, Egersun es una ciudad costera y de alto valor comercial, era cuestión de tiempo que fuese atacada, ese momento se encontraba atravesando el espeso bosque en dirección a la familia Simmelhag.
- Ven con nosotros Milord, no tienes que entregar tu vida, por favor, acompañanos. - Eyra, esposa de Svein buscaba la manera de convencer a su marido, de todos modos, sabía que era una tarea imposible.
Mientras los guerreros iban de aquí hacia allá, portando hachas, escudos, espadas y reforzando las murallas de la ciudad, un niño, Einar se encontraba junto con su hermano mayor Daven, quien lo abrazaba fuertemente mientras observaba atentamente toda la situación, el lograba comprender las cosas, pero en su interior deseaba ser tan solo un bebé, como su hermanito, no comprender lo que sucedía y no tener que sentir preocupación acerca de su destino.
- No puedo abandonar a mi gente, lo sabes Eyra, estos hombres me sirven desde que me coronaron como Jarl, no me dejaron atrás nunca y yo tampoco los dejaré, llévate a nuestros hijos, envié a tres guerreros a que los lleven a Northumbria, allí estarán seguros.
Las pieles negras que portaba Svein le daban lo necesario para demostrar autoridad, un carácter severo acompañado de un rostro que denotaba las batallas que había luchado a lo largo de su vida, sin dudas no habían sido pocas pero si eran las suficientes para entender que la batalla que se aproximaba casi seguro sería la última, una batalla para mantener su honor intacto y el de toda su familia, para volver a reunirse con sus antepasados en el Valhalla.
- Querida, toma a nuestros hijos y vete, no puedo permitir que te quedes aquí, sería una muerte segura, además, no te preocupes por mi.- Hizo una pausa, entendiendo las repercusiones que podrían tener las palabras que escapaban de su boca a continuación. - Nos volveremos a ver en el Valhalla, no temas por mi.
Esas últimas palabras sonaron a despedida más de lo que debían, el Jarl salió hacia el grisáceo día de invierno que entregaban los dioses a la tierra nórdica, la nieve dificultaba se amontonaba por todos lados y los caminos se volvían resbaladizos. Las personas cerraban sus hogares y caminaban rápidamente hacía las murallas, cada hombre que pudiera portar una espada u hacha y escudo era requerido, todos lo sabían, incluso Daven, quien decidió dejar a su hermano sobre el trono, le dió un último beso en la frente y luego logró escabullirse hacia la plaza central, escondiéndose dentro de un pequeño establo para esperar el momento de la batalla, deseaba demostrar su valor, no pensaba escapar con su hermano y su madre, por más que quedarse significara nada más que la muerte, pero al menos cargaría con el peso de esta con la sangre de sus enemigos en mano.
- ¡HOMBRES Y MUJERES DE EGERSUN!- El Jarl ahora se encontraba, al igual que casi todo el pueblo, en la plaza principal, dónde, parado dentro de un círculo de personas se disponía a hablar. - El enemigo está ahí fuera, probablemente cuando terminé de hablar comiencen a atacar los muros y las puertas que protegen este hogar de los dioses, pero no debemos temer, ¡Protegeremos este lugar con nuestra sangre, por nuestros antepasados y nuestro futuro! Para que las generaciones que siguen hablen de nuestro valor, y para que el Padre de Todo nos acepte en su festín, que nos reciba con los brazos abiertos y así podamos beber y comer con los æsir.
Todo el pueblo coreó la decisión del Jarl, desde el más joven hasta el más viejo de los hombres que allí se encontraba levantaron sus armas en busca de pelea, las mujeres no se quedaron atrás y lideraron un gran grito de batalla, la sensación de poder perderlo todo era lo que los motivaba a luchar más fuerte que nunca, y era lo que debían hacer.
De repente, los gritos fueron minimizados por otros, que provenían desde afuera de las murallas, desde el norte, eran ellos, quienes venían a tomar las tierras que no les pertenecían.
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The Northern Bastion: Raíces del norte.
AdventureEinar Simmelhag es un guerrero vikingo criado en Inglaterra debido a que su madre y el escaparon de Noruega cuando tan solo era un niño, ¿la causa? Las constantes guerras civiles en busca de obtener la corona del Rey. Creciendo con un objetivo en me...