IV

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DÍA 1 DE NAVEGACIÓN.

Las olas estaban calmas, el día lograba calentar los cuerpos de los tres marineros sin necesidad de que mantuvieran las pieles sobre estos, el sol a su derecha les indicaba que iban en la dirección correcta, solamente deberían mantener el rumbo.

- Si no estamos equivocados deberíamos tocar tierra en 2 días incluyendo este, espero que no le teman al agua porque la van a pasar mal. - Comentó Asher mientras soltaba el remo durante unos minutos, había estado remando hacia ya bastante tiempo así que decidió tomar un descanso.

- Más te vale que los mapas que leíste tengan razón, sino terminaremos en cualquier otra tierra excepto las tuyas. - Prosiguió Aeduuard quien imitaba las acciones de Asher mientras limpiaba el sudor de su frente.

Einar observaba el océano mientras se encontraba en la parte delantera de la embarcación, la brisa marina era sumamente fría pero el sol producía su efecto contrario por lo que no necesitaba estar abrigado, el viaje sería largo, más de lo esperado.

- Entonces, son tus dioses los que. - Aeduuard estuvo a punto de corregirlo cuando Asher lo invitó a callarse con la mirada. - bueno, la razón por la que debes volver al Norte, ¿Verdad?

- Así es, solamente cumplo con su voluntad, ese es mi deber. -

- ¿No lo haces por voluntad propia? Quiero decir, ¿Si no hubiera sido una señal de tus dioses no habrías vuelto? - volvió a preguntar Asher acercándose a su amigo, quedando sentado a su lado pero mirando en dirección contraría.

Einar se tomó su tiempo para responder, se dió cuenta de que era verdad lo que decía, hasta ahora no había sentido ninguna clase de atracción por su pasado y, a menos que los dioses no hubieran dado esa señal, no habría regresado. Sentía enojo por lo que podría haber sido el destino de su familia pero no tenía esperanzas sobre recuperar lo perdido. Lo observó durante unos segundos a Asher, ignoró la pregunta, luego simplemente caminó hasta las pieles y sacos que llevaban como equipaje. Allí sacó un vaso de madera decorado con cuero, cargó el agua en él y la bebió hasta que esté estuvo vacío, tomó tres frutas de su haber para darles a cada uno de ellos.

- ¿Quieren una? - preguntó mientras mostraba las frutas sosteniendolas con una mano.

Ambos asintieron con la mirada así que Einar se las lanzó despacio para que pudieran agarrarlas.

- Si mi hermano aún vive entonces puedo prometerles que estaremos seguros pero no puedo saber si es así, tenemos que estar listos para pelear en caso de que sea necesario. - Algo había cambiado en el semblante del Nórdico, su actitud era más firme que antes.

- ¿Luchar? ¿En serio? Saben, y-yo no pensaba que tendríamos que hacerlo, de saberlo…-

- ¿No habrías venido? Vamos Aeduuard, esta es la mejor aventura que vas a vivir en toda tu decepcionante vida, ¿Preferías quedarte a alimentar a los cerdos en el pueblo? - Respondió Asher sentándose frente a su receptor.

- Según lo que me contó mi madre no aceptan a los extranjeros, lo más probable es que intenten matarnos antes de que lleguemos a sus costas. - La sonrisa no se desdibujaba del rostro de Einar, luego dirigió su mirada a Aeduuard y prosiguió. - O en el peor de los casos nos harían sus esclavos.

Einar y Asher se miraron comenzando a reír, Aeduuard no podía entenderlo, prefería no hacerlo. A veces dudaba que Asher fuese un católico sajon, no parecía serlo, incluso lucía más rudo que quien estaba sentado a su lado. De todos modos, siempre había admirado el valor y ferocidad que poseían sus dos compañeros, él, por su parte, prefería mantenerse ajeno a ello pero de pequeño no pudo evitar aprender a luchar para poder defenderse, aún así se consideraba bastante torpe a la hora de hacerlo.

The Northern Bastion: Raíces del norte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora