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Einar, Asher y Aeduuard ya se encontraban en las costas, pisando la arena, por fin en tierra firme, cruzando mirada con los guerreros que tenían en frente, parecían coyotes esperando una falla en los movimientos de su presa, y cuando esto sucediera atacarían al cuello para matar al instante, era justamente la razón por la que medían cada uno de sus movimientos.
Los tres caminaron en fila hacia sus enemigos, con las manos arriba para evitar cualquier tipo de sospecha, eran observados como si fuesen seres extraños lo cual ponía nervioso a Aeduuard, no podía disimularlo, sus manos temblaban, señal de debilidad, claramente lo que no les convenía mostrar.

- Relájate, no dejes que el miedo te consuma, no van a hacerte daño si te mantienes tranquilo. - Susurró Asher a su compañero luego de darle un pequeño empujón. - Tranquilízate y todos saldremos vivos de esta. -

Aeduuard respiró profundo y suspiró, mordía su lengua con fuerza para evitar los temblores, pero apenas pudo reducir su intensidad, no podía evitarlo, temía por su vida. Uno de los hombres intentó acercarse a él y, movido por el miedo, Aeduuard tomó su espada y se puso en guardia, aunque Asher y Einar dudaban de su capacidad para luchar, temblaba como un papiro mientras la espada temblaba aún peor. Los hombres se miraron entre ellos, sonrieron y luego el más próximo a Aeduuard se abalanzó sobre él intentando darle con su hacha.

- ¡Cuidado! -

El grito de Asher fue silenciado por el choque entre la espada de Einar y el hacha enemiga, luego de esto el hombre empujó al Simmelhag con el escudo haciéndolo caer de espaldas al suelo, aprovechando esto quiso darle con el hacha para acabar con su vida pero al acercarse Einar pateó su pierna izquierda haciéndolo caer de rodillas y clavarle su espada en la quijada. Mientras tanto Asher también combatía contra otro de los hombres pero este este combate fue más sencillo, el iracundo nórdico intentó cortarlo con su hacha y luego de ser esquivado cayó al suelo, sangrando por tener la espada del inglés en su estómago. Aeduuard miraba toda la situación tirado en la arena, temblando, no podía siquiera mirar su espada, por más de que sus amigos derrotaban a los hombres que venían a matarlo él podía ver la fuerza que estos poseían, sabía que no podía enfrentarse a uno de ellos porque no tendría oportunidades de ganar.

- Maldita sea. - Einar tomó un escudo del suelo y evitó que un hacha se clavara en su cuello. - ¡Aeduuard pelea maldito cobarde!

Aprovechando el hacha incrustada en la madera del escudo, Einar lo impulsó hacia su enemigo haciendo caer su arma y dejándolo descubierto debido a la apertura que había generado, allí fue cuando su espada cortó el cuello de otro más de los hombres, el grupo ahora se reducía a poco más de diez personas. Cuando todo parecía haberse calmado, flechas comenzaron a salir desde los árboles en dirección a ellos. Asher levantó su escudo rápidamente para evitarlos pero Einar decidió entregarle el suyo a Aeduuard para que pudiera protegerse, dando lugar así a qué una flecha se clavara en su pierna, dejándolo en el suelo y tomándose la extremidad herida.
Soltaba algunas quejas al aire, se notaba el dolor pero intentaba disimularlo lo mayor posible. Cuando el grupo enemigo se disponía a atacar de nuevo y de manera definitiva, un hombre sale del bosque caminando, sin escudo ni espada, desarmado, levanta ambas manos y grita.

- ¡Ya es suficiente! Traigan a esos hombres ante el Jarl Sverker. -

- ¡El mató a nuestros hermanos, merecen morir aquí como la basura que son! - Las réplicas de los demás hombres no se hicieron esperar, descontentos con la decisión.

- ¡Ustedes comenzaron todo! Ahora, si tienes alguna queja puedes ir y decírselo a Milord, no dejaré que un idiota como tú me diga que hacer. - Respondió el hombre que había salido del bosque, sin siquiera pestañear ante lo que habían dicho anteriormente.

The Northern Bastion: Raíces del norte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora