Capítulo 6: Sin aparente esperanza

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Diciembre dio su comienzo al igual que el invierno. El frío se comenzaba a sentir día tras día, era un pésimo mes para la tristeza y la nostalgia. La muerte de Christa afectó muchas cosas. Subaru estaba muy tenso con Astrid. Cada que iba a la torre a visitarla, ella no quería dirigirle la palabra. Intentaba decirle que fuera a la mansión con él e intentó decirle que hay más gente aparte de él, además, el frío era fuerte y ella se enfermaría y estaría mal si se quedaba ahí, pero la rubia era demasiado terca y su respuesta siempre era "no".

Ya Subaru empezaba a pensar que era inútil, sentía que no iba a lograrlo. Astrid tenía que ver con la última voluntad de Christa, pero ya no lo sentía posible, sentía que le estaba fallando de nuevo. Sin embargo, en ningún momento pidió ayuda a Drianna o a Karl Heinz, su orgullo se lo impedía y sentía la necesidad de hacerlo solo, no quería involucrar a alguien más en algo que le encargaron a él solamente.

Días después del inicio de invierno, Subaru quizo hacer otro intento inútil de convencer a Astrid de que no podía quedarse ahí encerrada. Esta vez no llevó comida para ella, pues ahora quería intentar ser más duro con ella. Al llegar, tomó las llaves y abrió la celda. Astrid ya estaba ahí sentada en el piso, recargada en la pared, estando sucia y ya un poco más delgada de lo normal. Ella levantó la mirada y lo vio con miedo y terror. Subaru se acercó a ella y se arrodilló para así verla a los ojos. -Me estás cansando, tienes que cooperar. Estoy intentando ayudarte y lo rechazas. Dime el motivo exacto por el cual te comportas de manera tan patética ¿Por qué demonios te comportas de forma tan ridícula? Sólo complicas más las cosas y mi paciencia se está agotando.-

-Dejame sola. Ya dije que no quiero saber nada de ti. Además, no tengo porqué responderte a eso, no te incumbe.- dijo ella con más tristeza que miedo. Subaru se sintió fastidiado de la actitud de Astrid. Como en la primera vez, Subaru dio un puñetazo a la pared justo al lado de la cabeza de Astrid, haciendola saltar del susto. La pared se agrietó bastante, siendo agujerada casi por completo. Subaru, aquella hermosa pero triste bestia, la miró por un instante. El polvo en el rostro de Astrid, no era suficiente para opacar la belleza de su rostro. Sus ojos azules como zafiros, brillando por las lágrimas que se acumulaban por el miedo, sus labios rosados, su cabello despeinado pero dorado, era como si estuviera frente a una muñeca abandonada en el ático. Subaru admiró su belleza. -¿Por qué intentaste atacarme? Quiero que respondas- dijo sin despegar el puño de la pared y su mirada de ella. Astrid no respondio.

Subaru se sintió extraño en aquel momento, no quería atacarla, él no era ese tipo de monstruo y la verdad, no quería hacerle daño. Sin embargo, no pudo resistirse a una cosa: el olor de su sangre. Despegó su puño de la pared y tomó la nuca de Astrid, así atrayendola a él y abrazandola. Astrid estaba terriblemente asustada, pero extrañada a la vez. Subaru recordó a su ahora difunta madre, el dolor se acumuló, se sintió como si estuviera entre la espada y la pared. De la nada, se le ocurrió bajarle un poco de su blusa y le mordió el cuello, así bebiendo su sangre. Astrid gimió de dolor, pero no se movió porque sabía que podría pasar algo peor si intentaba lo que sea con tal de escapar. El vampiro se sintió realmente atraído por Astrid en algunos aspectos y la mordió otras veces para seguir tomando aquel suculento líquido rojo, pero se detuvo, porque sabía que la mataría. Al terminar, levantó la mirada y la vio directo a sus ojos, ella temblaba. De esta forma no iba a lograr nada, ni la promesa que le hizo a su madre. Es en ese momento en el que se dio cuenta de que nada iba a resultar. Subaru se lamentó en el fondo, pidiendo perdón a su difunta madre en su mente. El vampiro se llevó una mano a un bolsillo y de ahí, sacó la llave, acto seguido, se levantó y salió de la celda para cerrarla después. Sin embargo, Subaru no se guardó la llave de nuevo, sino que la lanzó justo frente a Astrid, en pocas palabras, dentro de la celda.

-¿Qué significa esto?- preguntó Astrid, tomando la llave.

-Esta es tu oportunidad de escapar, prometo no interferir ni nada. Si decides escapar, abre la celda y busca la salida de aqui, nadie te detendrá.- dijo Subaru en un tono serio, pero en realidad, estaba muy triste, fue entonces cuando se dio media vuelta y se marchó de ahí. Astrid no pudo creerlo pero pensó que Subaru había sido sincero, lo que significaba que le estaban dando la oportunidad de ser libre de su cruel y frío encierro invernal. Ella esperó el tiempo suficiente para poder abrir la puerta en el momento necesario y poder escapar.

Subaru, por otro lado, estaba triste y serio. Sentía que había echado todo a perder y trataba de pensar con claridad en las ultimas palabras de Christa. Se preguntaba en que estaba pensando ella cuando le hizo esa promesa y como es que accedió a cumplirla. Tal vez sintió debilidad, pero ahora era algo dificil de cumplir. Seguro Christa sabía algo que él no y por eso le pidió eso a Subaru. -Lo siento madre, pero Astrid no va a cooperar en tu última voluntad. Perdón por fallarte de nuevo.- murmuró para si mismo.

Afraid of the Beautiful Beast (Diabolik Fanfics de Romance) Vol.4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora