Aún de madrugada, la lluvia seguía cayendo desde aquel incidente. Subaru quedó más serio de lo normal cuando encerró a la chica en la misma torre que su madre. Eso lo dejó pensar en lo que la chica gritaba y hacía. Recordó todo, su llanto, su mirada llena de odio, miedo y tristeza a la vez. Eso fue como tener de plano una prisionera. Entonces se dio cuenta de algo: Karl Heinz había hecho esa torre para Christa y ahora él, en cierto modo, repitió la historia con una chica desconocida. Aunque ella se había adentrado de forma imprudente, él sentía que el hecho de haberla encerrado así, fue aún peor. Empezó a teorizar que sería como su padre, en el mal sentido. Aunque el rey ya estaba cambiando un poco desde la llegada de Drianna, eso no quitaba lo que hizo. Se sintió de lo peor al ver que estaba repitiendo esas acciones, se sintió fatal. A ese paso, sintió que se estaba conviertiendo en... una bestia. El joven vampiro se encontraba pensando en ello, encerrado en su ataúd. A diferencia de los demás vampiros, él no dormía en una cama. De repente, escuchó que alguien tocaba la puerta, por lo que abrió la tapa de su ataúd y salió de este. -¿Quién es?- preguntó en su típico tono frío.
-Hermano, soy yo ¿Puedo pasar?- dijo una voz femenina, era Drianna. Subaru se calmó un poco, pues creía que sería cualquiera de sus hermanos a quienes no deseaba ver. Muy apenas podría ver a una de sus cuñadas, pero no tendría ánimos de hablar con ellas. La única con quien si estaba dispuesto a hablar sin importar que, era su hermana Drianna. -Si, pasa.- respondió. Entonces, Drianna, quien tenía su transformación activa, entro a la habitación junto con dos lobos que apenas se estaban secando por la lluvia. Afortuandamente, Drianna les había ordenado no meterse por completo a la casa y que esperaran a que se secaran para no ensuciar y así no provocarle problemas a Reiji.
-Subaru... Mis lobos dijeron lo que pasó hace ya hace rato. Me dijeron que entró una desconocida a la mansión.-
-Si, no mienten. Por ahora la tengo encerrada.-
-¿Encerrada? ¿Dónde?- preguntó Drianna estando muy preocupada.
-Te vas a molestar conmigo pero no puedo mentirte. Está encerrada en el primer piso de la torre de nuestra madre.-
Drianna abrió los ojos como platos al escuchar aquello. Le preocupó su madre y la chica también, sin importar que fuera aparentemente, una ladrona. Pensó en reclamarle, pero pudo oler la confusión en su hermano, por lo que primero decidió aclarar por completo las cosas. La princesa de los lobos le dio la palabra a su hermano, dandole la oportunidad de contar todo lo que pasó a detalle mientras que este, le decía todo mientras acarciaba el pelaje de los lobos que habían entrado. La licántropa sintió miedo en cuanto él dijo que la misteriosa chica intentó apuñalarlo, pero algo no le quedaba del todo claro. Después de las aclaraciones del vampiro, algo no parecía estar bien con esa chica, Subaru nunca la había visto en su vida y dudaba que los otros la conociran, lo que hacía más misterioso el asunto de que ella le tuviera tanto odio.
-Drianna, por ahora quiero arreglar este asunto yo solo. Te pido que dejes esto como un secreto hasta que crea que sea necesario contarlo.-
-Que inmaduro de tu parte.- dijo una voz más profunda, de ahí, a un lado de ellos, estaba Reiji parado. Subaru maldijo en silencio y tuvo que seguir aclarando de la mejor manera. Reiji terminó por escuchar esperó a que dejara de hablar. Obviamente, Subaru se mostraba bastante molesto como siempre fue frente a sus hermanos por parte de Karl Heinz, pues una parte él, no los soportaba. -Subaru, en mi opinión, es totalmente irresponsable de tu parte tratar de hacerte cargo de esto tu solo.- dijo Reiji mientras se acomodaba los lentes. -Te daré una oportunidad de hacerlo, pero no te confíes, te vigilaré muy bien y de cerca.-
-No creo que lo hagas, Harusame te necesita todavía.- dijo Subaru con toda la molestia del mundo.
-Ese es mi problema y yo sé como tratarlo. Este es tu problema y debes demostrar que también sabras tratar a tu prisionera.- Una vez dicho esto, Reiji regresó a la piscina donde prácticamente vivía su novia, la sirena. Subaru suspiró, por lo que su hermana se acercó a él y puso una de sus manos en un hombro de él. -Hermano, si quieres yo te ayudo en esto.-
-No, Drianna. Tu tienes que hacerte responable de tu hijo, es tu deber como madre. Y no me digas que Kanato puede ayudar a cuidarlo, porque a pesar de todo, no confío en su torcida mente. Cuida bien de mi pequeño sobrino, esto es algo de mi incumbencia y haré lo que creas correcto- respondió Subaru mientras acariciaba el cabello de su hermanita. Ella terminó por aceptar lo que Subaru dijo y dejó que él hiciera lo que creía. En tal caso, simplemente se retiró para volver con su esposo Kanato y su pequeño hijo Hikaru. Subaru fue a la cocina y tomó algo de la comida que sobró de la cena, que no era más que ensalada y la puso en un recipiente con una tapa junto a un tenedor, luego volvió a salir a la lluvia hasta llegar a la torre donde estaban encerradas su madre y la chica. A entrar, vio a traves de las rejas a la joven tal como esperaba encontrarla: agotada, torada en el suelo y dormida después de haber llorado y gritado inutilmente. Pero en cuanto se acercó, ella abrió los ojos y al verlo, sintió un miedo incontrolable y se aferró a la pared. Por un lado, a Subaru le dio lástima verla de esa forma, así como era su madre Krista. Por otro lado, sentía fastidio.
-Vas a estar aqui por un tiempo hasta que se me de la gana liberarte. Come.- dijo apenas calmado, dejandole el recipiente e el piso frente a ella. La chica lo miró con algo de odio. -No quiero nada de ti, maldito... Sé que querrás hacer de las tuyas conmigo. Pero te lo advierto, estúpido. No voy a satisfacer tus sucias nececidades.- dijo la chica. Subaru se enfureció demasiado con esas palabras y se acercó a ella de forma incómoda y dio un gran puñetazo a la pared, así agrietandola y casi agujerandola con su fuerza brutal. La chica no pudo evitar gritar y llevarse las manos al rostro, al mismo tiempo en el que sus ojos quedaron bien abiertos. De ahí, Subaru la tomó del cuello y la miró directamente a los ojos. -Escuchame, niña. Yo no te retengo así por lo que tu piensas, pero si dices diciendo incoerencias ¡Te destruiré! ¡No sólo tu cuerpo, también tu alma!- en ese instante, al tener a la chica de cerca y ver sus ojos azules, sintió su olor, por lo que sólo le tomó unos segundos decidirse a acercarse a su cuello y morderselo para empezar a succionar su sangre, que parecía tener un sabor delicioso. La chica ya estaba bastante asustada, no podía creer lo que estaba pasando, estandose paralizada de miedo. - N-No puede ser... un vampiro...- sacó lágrimas la chica. -Eres una bestia...-
Subaru la escuchaba pero, seguía bebiendo su sangre hasta que se detuvo en un punto que consideró suficiente y de ahí, simplemente dejó a la chica y volvió a asegurar bien la puerta para salir de nuevo a la lluvia para así estar completamente mojado. Caminó sin rumbo por los grandes jardines. Recordó lo último que dijo la chica y fue algo que dolora y penosamente tuvo que aceptar. -Si... Soy una bestia...-
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Afraid of the Beautiful Beast (Diabolik Fanfics de Romance) Vol.4
FanfictionComo un hechizo, cada hermano va cayendo en el amor. Reiji anteriormente se enamoró de una sirena que antes era conejillo de indias y ahora, un amor por quien luchar. Subaru por su parte, tiene una gran preocupación por su madre y también por su med...