Colapso

Capítulo I

EL COMIENZO

Isaac
"Corre feliz por todo el campo hasta detenerse frente al lago donde sabe que tiene prohibido nadar por la profundidad de este, agita su mano pidiéndome que vaya hacia donde esta para poder jugar como siempre.

Sonrió desde el umbral de la puerta y comienzo a caminar hacia ella, todo a mi alrededor va desapareciendo a cada paso que doy y es como si ella se encontrara mas lejos. De pronto me encuentro corriendo, corro lo más rápido que puedo pero es en vano, llego tarde, siempre llego tarde.

—Dispara —ahí está el susurro de siempre—. Hazlo, dispara.

Y como siempre una bala que nunca logro ver de donde viene, le atraviesa el pecho mandándola hasta lo más profundo del lago.

Me sumerjo tratando de tomar su mano para llevarla a la superficie, el agua entra en mis fosas nasales lo que me produce un ardor en el pecho, mis pulmones me piden con urgencia aire pero no me detengo, necesito llegar a ella, necesito salvarla.

—Encuéntrame."

Abro los ojos y la boca en busca de aire al sentir como me ahogaba, me levanto alarmado mirando la habitación, mi corazón late como si acabara de terminar una carrera, siento como el sudor recorre mi frente y un escalofrío se esparce por toda mi espalda.

"Fue solo un sueño, era solo un sueño" me repito mientras reguló mi respiración.

Recargo mi espalda contra la cabecera y limpio el sudor con mis manos, las preguntas de siempre vuelven aparecer en mi cabeza.

¿Quién era esa persona? ¿Dónde estábamos? ¿Por qué ansiaba salvarla con tanto desespero?

Sé que era una mujer por la vestimenta que traía, un vestido blanco cubierto de mariposas, pero su rostro sigue sin revelarse, sé que en mis sueños su cara estaba perfectamente definida pero al despertar solo recuerdo cómo iba vestida.

Y la pregunta más importante de todas me golpea la mente como un tic nervioso.

¿Era un sueño o un recuerdo?

El sonido de mi celular me saca del trance, son las 5 de la mañana, apago la alarma y me dispongo a vestirme, le prometí a Monserrat ayudarla con su exposición que se exhibe hoy en el museo de arte y diseño más importante de Ámsterdam, todo un logro para mi hermana menor.

La cabeza no deja de doler y dar vueltas provocándome náuseas, suele suceder cada vez que tengo este sueño y al igual que siempre lo ignoro.

Me muevo por la habitación buscando mis cosas pero caigo al piso y me golpeo la cabeza lo que intensifica mi dolor, paseo mi vista por todo el desorden de la alcoba recordándome que debo limpiar todo esto.

Sigo las indicaciones que Monserrat me ha dado, ropa cómoda que me permita moverme y no llegar ebrio, rio, considerando la pinta que me cargo parece que anoche he bebido hasta lo imbebible, eso pasa cuando sólo descansas un par de horas al día a la semana, el cansancio mental es muy notorio, definitivamente julio no es mi mes favorito.

Salgo de la habitación con el silencio siendo testigo de mis pasos, no me gusta, no es que lo deteste pero prefiero un lugar con gente y lleno de ruido a esto, vaya a saber porque, todos duermen y se escucha la voz de la casa, es un poco escalofriante.