Capítulo IX

352 72 38
                                    

CUENTA INICIAL

Valentina
¿Libertad con peligro? ¿Paz con esclavitud?
¿Cuál es mejor? ¿Cuál es la opción correcta?

Sí, definitivamente siempre lo primero ¿Cierto? Por qué, ¿Quién quiere paz y estabilidad cuando se depende de otros? ¿Elegir la segunda opción te hace daño? No más que la primera, y si llegas a escoger la segunda te llamarán cobarde, débil, un esclavo, ya lo eres es de todas maneras ¿Crees que eres libre en tu propia cabeza? Hasta incluso tus pensamientos más oscuros te dominaran un día.

¿Realmente fui libre alguna vez? No, claro que no, solo pase de una ratonera a una jaula más grande.

—Mi amor —su voz. Su maldita, asquerosa y perfecta voz, dura, áspera y oscura pero al mismo tiempo elegante y suave como un ronroneo que solo avecina muerte y destrucción. Hace que mi cuerpo entre en un nivel de excitación y rabia pura que no sé si prefiero que venga para follarmelo o pegarle un tiro y arrojar su cuerpo a una zanja.

—Max —la simple mención de su nombre hace que mi cuerpo tiemble de manera incontrolada, mis sentidos entran en alerta desatando una llamarada que va a todas partes de mi cuerpo, un cosquilleo se instala en mis oídos justo como si él estuviera detrás de mí.

—Valentina —susurra mi nombre como solo el sabe, puede y tiene permitido hacerlo, puedo sentir como el calor que se forma en mi abdomen va recorriendo hasta mi entrepierna quedándose ahí. El cosquilleo baja a mi cintura e imagino sus brazos rodeando esta mientras sus labios no se despegan de mi oído.

Escucho como su respiración sé ha vuelto anormal y se que ha pasado la lengua por sus labios al mismo tiempo que mis ojos han mirado fijamente la cámara, lo sé porque yo hecho exactamente lo mismo.

—No es bueno sacar a los muertos de su tumba —es mi turno de susurrar sabiendo que le encanta cuando lo hago—. No desentierres el pasado que no van a gustarte las consecuencias.

—No soy yo quien debe preocuparse por las consecuencias —ahora el tono de su voz ha cambiado, siendo mas sarcástico—. ¿Sabes lo que les pasará cuando se enteren que estaban con vida? Mi pregunta es, ¿Qué es lo que harás tú? Tan apegada a las reglas, tan correcta, un error así no lo dejarás pasar ¿O me equivoco? Si no fuiste capaz de perdonar a quien decías ser el amor de tu vida ¿Qué les harás a quienes solo llamas amigas?

—No te confundas —elevo la voz para que sepa no estoy jugando—. Que yo matare a quien sea un traidor y empezare por Zachary para terminar contigo.

Se ríe haciéndome sentir nuevamente los escalofríos—. Primero elimina a la sucia rata que tienes como aliada y después ven por mí que para entonces Lesath quedará destruida, no tienes la fuerza para acabar con ella así como nunca tuviste la voluntad para terminar conmigo.

—Mira quién lo dice —escupo con rabia—. Nunca has sido capaz de frenarme y dudo que puedas hacerlo ahora —ahora soy yo quien ríe ganándome un gruñido de su parte—. Te reto, hazlo, volvamos al mismo juego de antes que esta vez será diferente porque estoy lista para poner fin a esta guerra —pegó más el cañón a la frente de Isaac quien no ha dicho nada hasta ahora—. No juegues conmigo que sabes que no estoy dispuesta a perder.

—Mátalo —ordena—. No te detengas, dale inicio a todo el caos que esta vez no me importa lo que te pase —dice lleno de ira—. Así me das el placer de destruirte desde ahora, agradece que tendré piedad y no dejare que veas como destruyo lo que te importa.

—Cuando seas capaz de pararte frente a mí sin que tu corazón lata como un maldito desbocado creeré que serás capaz de hacerme daño mientras tanto seguiré regocijándome, sabiendo que no eres capaz de tocarme porque antes te cortas la mano.

ColapsoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora