Después de un día ajetreado en el hospital Phoebe y Gerald se tomaban un momento de descanso y veían la televisión.
— Es bueno estar de vacaciones, puedo verte más —le susurró Gerald en la oreja a su esposa.
— Sería mejor que yo también tuviera vacaciones... lo siento —se disculpó. Sus próximas vacaciones serían al cabo de seis meses, aunque no resultaba del todo mal ya que Gerald tendría unos días de descanso para entonces.
— No importa. Amo tenerte aquí a mi lado —se inclinó para besarla apasionadamente y ella correspondió. Hacía rato que no tenían tanto tiempo a solas. Sus horarios eran algo complicados pero a decir verdad ellos lo sobrellevaban muy bien. Gerald era un hombre muy comprensivo, dulce y ocurrente que apoyaba al máximo su sueño de ser una doctora preparada y ella era su fan número uno. No se perdía sus partidos y estaba en primera fila para alentarlo. Por eso funcionaban tan bien.
Se habían olvidado de la televisión y tumbado en el sillón profundizando los besos, cuando el sonido del celular de la doctora los interrumpió:
— Perdón, creo que es del tra... Es Helga —dijo extrañada al ver el nombre de su amiga en la pantalla.
— Puede ser sobre Arnie, contesta —le aconsejó él, aún acomodado sobre ella.
— Helga... ¿Qué pasa? —preguntó enseguida al escuchar el tono de voz de su mejor amiga que la delataba de inmediato, además de que la conocía a la perfección, supo que algo no andaba muy bien.
— Ella está aquí. Están en la sala y yo... no puedo, no...
— ¿Qué pasa? —preguntó bajito Gerald al ver la cara de su esposa.
— Layla —prununció Phoebe que no necesitaba que su amiga le dijera el nombre de aquella mujer porque sólo había una persona que podía poner a Helga G. Pataki de esa forma. Gerald se llevó una mano a la cabeza. No eran buenas noticias.
— Si... Arnold no recuerda nada y yo... quisiera sacarla de aquí. Ni siquiera sé porqué la dejé entrar, pero cuando me di cuenta Arnold la había visto y quiso saludarla.
— Helga, sé que quisiste hablarme porque no sabes que hacer y te sientes aturdida, pero no es momento para dejarse llevar por los miedos, así que escúchame bien —habló la médico, decidida—: Vas a ir y vas a sentarte al lado de TU esposo y a vigilar a esa mujer. Sé natural, sonríete con Arnold, haz contacto con él para que ella se de cuenta. Seguramente alguien de la universidad le contó sobre el estado de Arnold y es algo sospechoso que se presente así a tu casa pero eso no importa ahora. No los dejes solos, no le des oportunidad. ¡Defiende lo que es tuyo! —bramó Phoebe, apretando el celular.
— Te amo, Phoebs, gracias —dijo ella y colgó para salir corriendo hacia la sala.
— Esto no es bueno, Gerald. No sé que intenciones tenga ella, pero estoy segura que algo trama...
— ¿Crees que sabe que Arnold no recuerda y por eso regresó?
— ¿Por qué más? Si él no recuerda todo lo que ella hizo para interponerse y no recuerda a Helga... no sé, no quiero pensar, Gerald —le dedicó una mirada preocupada detrás de sus lentes. Él le tomó la mano y le dio un apretón con fuerza, tratando de transmitirle animo.
— Desearía que los dejara en paz, suficiente tienen los dos con todo esto como para agregar un problema más. Qué lejos quedó la Layla linda y educada ¿quién iba a pensar que cambiara tanto?
— Si... la linda y educada Layla —meditó ella un poco—. A raíz de la muerte de su padre, se volvió otra persona... o más bien, sacó su verdadero yo a relucir...
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¿Por qué la elegí como mi Esposa?
RomansArnold tiene un accidente automovilístico, suceso que lo hace perder algunos recuerdos. El problema es que en ellos se encuentra Helga Pataki y él no es capaz de recordar la historia que ambos tenían de un tiempo atrás para el presente. (Arnold x He...