Capítulo 1

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Hacia demasiado calor, y no estaba acostumbrada.

Cuando salí por la puerta de embarque, una onda de calor me golpeo la cara de lleno. Eran pasadas las de 10 de la noche en Orlando, Florida y aun así la temperatura parecía no querer bajar. Yo estaba acostumbrada a las noches frescas y lluviosas de Londres, a sus nubes grises y a su humedad constante. Mi abuelo me recomendó llevar, aunque sea algunos abrigos, por las dudas y también mucho protector solar, creo que a esto ultimo si le acertó.

Trato de arrastrar mis dos gigantescas maletas de color rosa hacia la salida, mientras que peleo con mi mochila y con mi pasaporte. Los del acuario me informaron que alguien pasaría por mi solo tenia que esperarlo. Suspiro enojada, agarro las maletas, una en cada mano, y comienzo a buscar mi transporte. A lo lejos, un hombre trajeado tiene mi nombre escrito en un cartel con letras rojas, y a su lado, varios chicos esperan también con valijas.

Trago saliva y respiro un par de veces, tratando de serenarme y comienzo a encaminar mis pasos hacia él.

—Hola… yo soy Tessandra Cavendish —me presento.

El hombre me da una sonrisa amable y mis nervios se apaciguan, aunque sea un poco.

—Lady Cavendish, es un placer escoltarla hoy —hace una reverencia.

Varios pares de ojos se estancan en nosotros, y solo quiero cerrar los ojos avergonzada.

—Solo Tess, me siento mas cómoda así —le susurro.

—Bienvenida, Tess. Eras la ultima que faltaba así que ya podemos irnos —me ayuda con mis maletas, por supuesto, y hago una mueca cuando varios chicos se me quedan viendo.

Llegamos a lo que es una camioneta casi bus, con muchos asientos. Con los nervios a flor de piel, subo tratando de buscar un lugar disponible.

—Esta ocupado —una chica me corta el paso, girando los ojos.

Suspiro temblorosamente, tratando de no derrumbarme frente a ella y sigo mi camino, pero casi todos están ocupados y nadie le interesa ver que estoy buscando un asiento porque están charlando con su compañero de banco. Aprieto las azas de mi mochila, abrumada y para no entrar en pánico decido hablar con el guía.

—Aquí esta libre, puedes sentarte —giro mi cabeza a la voz varonil que suena a mi izquierda. El chico afroamericano me regala una sonrisa simpática, y se corre contra la ventana para darme el asiento.

—Gracias —susurro. Con las piernas temblando, tomo asiento a su lado tratando de no tocarlo y llevándome mi mochila a mi pecho.

El chico no dice nada, ni siquiera se presenta y mi ansiedad comienza a crecer un poco más todavía.

¿Debería presentarme yo?

Phoebe siempre dice que las primeras impresiones no son lo mas importante, pero en este caso, ¿era yo una maleducada si no me presentaba con el chico que fue amable?

Mientras me debatía si decir algo o no, el guía de la escuela se presenta y todos estallan en aplausos. Hago una mueca por el ruido, y olvidándome de lo de hace rato lo escucho atentamente y tomo notas mentales de las reglas que voy a cumplir estos tres meses.

El viaje es corto, y cuando Alex, nuestro guía, nos da la bienvenida al Mote Marine Laboratory & Aquarium, sonrío entusiasmada. Iba a pasar tres meses en uno de los acuarios mas importantes de Estados Unidos, lo cual me llenaba de alegría mas que de miedo. Estaba sola, si, pero estaba rodeada de algunos de los animales más fantásticos del mundo. El complejo era enorme, con varios edificios hechos solamente en vidrio, donde podías ver como la gente se paseaba con sus familias, algunos con globos blancos con un tiburón en medio de color azul y hasta con gorras. Un enorme monumento con el logo de la escuela nos daba la bienvenida cuando cruzamos para llegar a los dormitorios.

Todas las veces que nunca me amasteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora