Capitulo 11

1.8K 127 5
                                    

Sentía tanto vacío en medio de mi pecho, que estaba en piloto automático. Cuando sonó el timbre clave mi vista en la mesa, no quería ver a nadie y no quería que me vieran tampoco. La vergüenza quemaba por dentro, sentía que todos se estaban burlando a mi alrededor. Con mi pelo trato de ocultar mi cara, haciendo una cortina, pero siento que es inútil. Me la pase haciendo ejercicios de mas en el libro, para no pensar y también me la pase sin hablar con nadie. No tenia idea si los chicos entraron al salón, o siquiera mi hermano. No tenía ánimos para nadie.

Cuando llego a la camioneta, Adam me regala una sonrisa, que decae cuando me observa bien.

—¿Esta todo bien?

Asiento —. Solo estoy cansada —respondo. Mi voz sonaba baja, sin animo y decaída.

Tenia que tomar mis pastillas cuando llegara a casa, y de solo pensarlo me ponía mas triste. Había echo un progreso enorme dejando de tomarlas en un tiempo largo, y hoy eso iba a terminar. Suspiro y apoyo mi cabeza en la ventana. Siento movimiento a mi lado, pero simplemente lo ignoro, debían ser Aaron y mi hermano.

Llegando a casa, me entran ganas enormes de dormir y tengo que usar toda mi fuerza para no quedarme dormida dentro del auto. Mi cabeza no había dejado de doler y mis ojos estaban molestándome por haber llorado tanto.

Soy la primera en bajar y cuando llego al vestíbulo el traje de polo perfectamente limpio y planchado, me saluda. Otra vez...

—Lady Cavendish... —charles se acerca y su vista va de mi a el traje —, mañana empezara el torneo y su padre me ha recordó que usted debe asistir con su hermano...

Suelto un sollozo, sin poder evitarlo, era lo ultimo que necesitaba para poder quebrarme. Las lagrimas salen de golpe y el aliento comienza a agitarse. Charle se acerca alarmado y me sujeta por los hombros.

—Quiero estar sola —pronuncio.

—Tranquila, ahora tomaremos sus pastillas y vera que estará mejor.

—¡No me hables como si fuera una niña! —grito —. Nada estará mejor. Quiero estar sola —me aparto y subo las escaleras de dos en dos. Escucho a alguien gritar mi nombre antes de encerrarme en mi habitación con llave.

Otelo viene a mi encuentro, llorando en vos baja. Me dejo caer en el piso y me arrastro bajo mi gigantesca cama. Mis animalitos de peluche me reciben una vez que estoy a salvo, rodeada de ellos, me cubro hasta la cabeza con mi manta de caricaturas y me dejo ir. Otelo entra también y apoya su cabeza en mi pecho, lamentándose. Los golpes en mi puerta comienzan a sonar y me tapo los oídos para no escuchar nada.

—¡Lady Cavendish, por favor, no haga esto de nuevo!

—¡Dije que quiero estar sola! —grito — ¡Es una orden!

No debía usar mi posición con Charles, lo odiaba, me hacia recordar que todos iban a hacerme caso por tener un titulo de mierda. Tenia que usarlo porque conocía a Charles, él no se iba a dar por vencido, así como así.

Me acurruco más en mi improvisada cama de cobijas. Eran todas de cuando apenas tenia un año de edad. Mi madre las conservo a todas y me enseño a encontrar mi espacio tranquilo cuando tenia un ataque. Cuando era más pequeña vivía debajo de mi cama, con mis cosas alrededor tratando de serenarme. 16 años después, seguía escondiéndome debajo de la cama.

Tener tanto dolor en mí, tan continuo y palpable, me hacia sentir vulnerable. Era increíble como alguien podía hacerme sentir menos solo con un comentario. Ese destrato que sufría por parte de gente que ni siquiera me conocía, me dejaba sin ánimos de seguir por días. ¿era normal que alguien sufriera así? Mi madre me educo para ser gentil con todo el mundo, sin importar qué.

Todas las veces que nunca me amasteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora