Capítulo 24 ~Final~

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Gulf cogió la moto de su amigo y sin tiempo que perder encaminó en busca de su felicidad, en busca de Mew. Aunque Win y Bright le dijeron que era una locura trasponer hasta allí en moto no le importó. No quería perder más tiempo, tenía que hablar con el mayor. Necesitaba verlo, besarlo, acariciarlo, sentirlo.

Cuatro horas después el joven llegaba a aquel lugar, aquel mágico lugar dónde había vivido los momentos más felices de su vida. Rápidamente se bajó y llamó a la puerta, pero no abría nadie. Buscó por los alrededores, por la playa, y no había ni rastro de Mew. Entonces el pelinegro posó su mirada en algo que había sobre la arena. Había una pequeña lancha con no muy buena pinta. Pero no le importó, comprobó si tenía combustible y la arrastró hasta la orilla. Una vez allí la arrancó y se dirigió a aquel lugar, al lugar dónde el amor de su vida estaba.


Por otra parte Mew decidió marcharse de la ciudad. Necesitaba alejarse del mundo. Sentía que su corazón no aguantaría la boda de su amado Gulf, pero ya no había nada que hacer. Había sido una decisión del menor y, aunque le partiera el alma, tenía que respetarla. Sólo había un lugar dónde se sentía bien. Un lugar dónde sentía ese calor familiar que perdió cuando su madre murió y que recuperó cuando conoció a Gulf. 

La casa de la playa le traía demasiados recuerdos con el pelinegro y dudó si había hecho bien en resguardarse allí. El día de la boda de Gulf había llegado y Mew lo sabía. La noche anterior no pegó ojo. Podía notar como en la estancia aún estaba el aroma del menor. Cuando amaneció salió a navegar, eso lo relajaría. Llegó a aquella isla, la misma dónde le pidió matrimonio a Gulf. Sus lágrimas desbordaban sus oscuros ojos. 

Se adentró por el frondoso bosque y llegó a la estructura de madera, allí se sentía bien. Estuvo largas horas allí sentado. Escuchando la naturaleza y el ruido del mar. Se dejó caer sobre una de las vigas y cerró sus ojos.

-Mamá, una vez más la felicidad se me escapa de las manos. Pero esta vez no sé si podré soportarlo. Siento tanto dolor. Si tú estuvieras aquí todo sería tan diferente... ¿Por qué tuviste que marcharte? ¿Por qué?

-No sé porque el destino decidió arrebatarte a tu madre Mew, pero yo estaré aquí, junto a ti, el resto de mis días.

Mew abrió los ojos y se encontró con un sudado y agitado Gulf.

-¿Gulf?

-Sí mi vida, aquí estoy. Vine a por ti.

-Pero.. pero..-El mayor se levantó temblando.-Tu boda, Malai.. tu hijo..

-Hay muchas cosas que no sabes mi vida.

El menor se acercó al mayor y lo abrazó con fuerza. Mew que aún no creía tener allí a Gulf le devolvió el abrazo. Los dos se fundieron en un tierno beso. Sus labios se volvieron a unir, pero esta vez juraban no separarse nunca más.

Los jóvenes se quedaron en aquella estructura abrazados un largo tiempo. Gulf le contó todo lo que había sucedido con Malai. Mew estaba realmente sorprendido, no entendía como había personas tan retorcidas en el mundo. Sintió pena por Malai, al fin y al cabo era una víctima más de su amiga. Había sido muy valiente al confesar todo lo que estaba sucediendo.

Tras un largo rato allí Mew observó la muñeca de Gulf.

-Aún conservas la pulsera que te regalé.

-Jamás me la quité, de alguna forma te sentía conmigo allá donde fuera. Tú sigues usando el anillo.

-Sentía que mi corazón aún estaba contigo.-Contestó el moreno con sus ojos clavados sobre el menor.

-¿Sería posible recuperar el mío?

Mew atrajo con fuerza a Gulf y repartió besos por toda su cara. Estaba extasiado. Sentía tanta felicidad que notaba su corazón latir como loco.

¡Maldita sea mi suerte!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora