El primer día en Nyx

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Ambientado en: Harry Potter y los Inventores de Hechizos.

Se supone que haría el primer día de nacido de Orión, pero por la manera en que nació, pues…¿?

El primer día en Nyx

2015

El bebé dormía. Era una bolita rosa que babeaba su manta de dragones. La cuna se mecía despacio por arte de magia, el móvil de criaturas mágicas sobre su cabeza esperaba que abriese los ojitos para llamar su atención y evitarle el llanto con una canción dulce.

A pesar de que le pusieron hechizos que les avisarían si se despertaba, ambos se asomaban desde las orillas de la cuna. Draco le había contado los deditos de las manos y los pies, comprobó su respiración por tercera vez, y se limitó a observarlo. Harry seguía completamente inmóvil junto a su esposo y el bebé.

Deberían ir a dormir. El descanso les haría falta, pero era difícil pensar en apartarse de esa cosita que descansaba en la habitación que prepararon durante los últimos meses.

Apenas podía creer que era suyo. Y de Draco. Lo que más le sorprendía era ese detalle: que era hijo de ambos. Daphne les advirtió que su color de ojos y cabello podría verse alterado en el primer año, mientras su sistema se adaptaba; dijo que era común en los niños recién nacidos, así que tendrían que aguardar para saber a quién se parecía más. Harry sospechaba que sería como Draco.

Se llamaba Orión. El orden de los apellidos sería determinado después de presentarlo al Legado de ambos.

En ese momento, no podía importarle. Susurró algo que sonó a "hola, Orión, hola..." y se asustó cuando el bebé movió un poco el bracito, creyendo que lo despertó. Ambos contuvieron la respiración. Luego Orión siguió dormido y suspiraron.

—¿Qué vamos a hacer cuando despierte? —murmuró Draco. A pesar de que sus ojos permanecían fijos en el bebé, su expresión empezaba a llenarse de horror. Sabía que había leído todos los libros de paternidad que Hermione le prestó, y tuvo largas conversaciones con cualquier mujer que conociese que fuese madre, pero el día anterior, sufrió una pequeña crisis alegando que no estaba listo.

Harry no podía decir que él se sintiese seguro de algo, aparte de que adoraba a esa bolita en la cuna.

Abrió la boca, la cerró, lo consideró. Se estiró para sujetar una mano de su esposo y le dio un ligero apretón.

—Creo que deberíamos llamar a mi mamá y a la tía Narcissa —opinó, en tono suave. Draco comenzó a asentir enseguida.

—Madre...sí, llamar a madre suena muy bien. Oh, Merlín —Draco lo observó de reojo—, ¿y si se despierta antes de que vengan?

—Deberíamos llamarlas ahora, Draco.

—Sí, sí. Hazlo.

—Hazlo tú.

Draco arrugó el entrecejo y vio al bebé en la cuna.

—No me quiero alejar de él. ¿Y si me necesita?

—Yo lo cuido —Harry formó pucheros. Tampoco se quería apartar de Orión.

—Yo también lo puedo cuidar, Harry.

—Alguien tiene que llamarlas.

—Hazlo con magia —Draco se encogió de hombros.

Estaba demasiado distraído por el bebé. Dudaba que cualquier hechizo pudiese resultar bien, si no era para resguardar a Orión. Por la expresión mortificada de Draco, a él le sucedía igual.

Harry suspiró y no pudo evitar sonreír al ver a la cosita dormilona que era su hijo.

—Podríamos esperar un poco, ¿crees que despierte pronto?

—No lo sé.

—Seguro dormirá un rato —fue el turno de Harry de encogerse de hombros. Draco asintió y apretó sus manos unidas por un instante.

Se quedaron observándolo hasta que despertó. Apenas ocurrió, entraron en pánico y fueron a llamar a sus madres por flu.

(Cuando la primera de las brujas llegó, había un bebé recién nacido flotando en su sala, relajado, y dos magos mirándolo con atención, sin tener idea de qué hacer a continuación. Resultó que sólo tenía hambre)

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