It's a small crime

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Narrador. 

Han pasado una semanas desde que la pareja dejó de hablarse por aquel incidente. Pete estaba devastado, al contrario de Mike que estaba feliz de la vida o viviendola como cualquier otra persona, como si nada de lo que vivió con el gótico hubiese pasado.

El de mechón rojo lo veía pasar por los pasillos y siempre intentaba hablarle, pero era ignorado, como si su presencia no estuviese allí. Le destrozaba ¿Cómo se pudo haber ido todo a la mierda así de la nada? ¿No le importa acaso lo que vivieron? Eran las preguntas que se hacía Pete por las noches y durante el día. Esto afecto bastante su concentración en la universidad y se veía reflejado en sus notas.

— Si sigues así repetirás el año. -le advirtió su amigo- Tus padres no estarán contentos.

— ¿Y a mí qué? -lo miró molesto. Sabía que su reacción estaba mal- Si a ellos no les importa, a ti tampoco. Déjame solo.

— Está bien, aquí estaré cuando me necesites. -dijo Michaell antes de irse.

Se sentía del asco. Comenzó a comportarse de manera irritada con sus amigos ¿Tanto afectó ese chicovampiro? Pues sí, es su primer amor, primera vez que experimenta esas cosas y aunque quiera ocultarlo, está completamente enamorado de él.

Estuvo viendo a Mike con su grupo y a la vez lamentándose un buen rato en el jardín del campus.

— Ya basta de lastimarme. -habló para si mismo- Iré a tomar un café.

Miró por última vez con pena hacia el chico y se dirigió a su cafetería favorita Tweek Coffeehouse Bros. Una vez llegado al lugar, tomó asiento y esta vez no fue atendido por el camarero de siempre, si no un chico de cabello alborotado de apariencia nerviosa y con constantes tics. 

— ¿Qué quiere, señor? -se dirgió hacia el con una sonrisa y un pequeño tic en su ojo izquierdo.

— Hey... Un café bien cargado y una dona, por favor. -le ordenó y el chico fue a hacer su pedido.

Después de un momento llegó con lo que había ordenado. Pensaba que iba a desparramar todo por su temblor, sin embargo, no fue así. Al final si era un buen camarero, juzgó mal. El muchacho se iba a ir, pero Pete lo tomó de la muñeca. 

— ¡Agh! ¿Q-qué?  -gritó de sorpresa por el agarre.

— Yo... eh. -se quedó helado al ver su rostro angelical. Sacudió la cabeza- ¿Qué le pasó al otro chico que estaba aquí? El alto de cabello oscuro.

— Ah... Le dimos vacaciones por un problema que tuvo con un cliente. -se rascó la nuca aparentemente incómodo- Volverá pronto.

— Oh, se veía serio. -el rubio asintió sonriente- ¿Cómo te llamas?

— Tweek Tweak. -contestó alegre y se sentó frente a él- No te preocupes, estoy en mi descanso. ¿Y tú?

— Pete Thelman. -dijo con una media sonrisa- ¿Estás estudiando algo?

— Sí, estudio artes en la universidad de por aquí. ¿Tú?

— ¡También estudio aquí! -exclamó. Eso fue exagerado, como si le importara- Es decir, igualmente... Estudio Filosofía. 

Charlaron un buen rato hasta que Tweek tuvo que seguir con su turno. Le pareció un chico agradable y bastante guapo, si no estuviera enamorado de Mike, iría tras el. Ambos comparten el amor hacia el café y su carisma lo hace sentir alegre. Una cosa bastante turbia pasó por su mente ¿Y si utilizara al rubio  para sacarle celos a su novio... ex novio, lo que sea?

Esperó a la mañana siguiente y apenas vio cruzar el umbral de la entrada se acercó a Tweek.

— ¡Hola! ¿Estás solo? -preguntó directo mirando hacia ambos lados sólo para ver si Mike los estaba viendo.

— Sí, casi siempre lo estoy. -río- Es broma, mi eh... compañero está enfermo.

— ¿Te puedo acompañar? -Tweek asintió- Vamos.

Estuvieron todo el día juntos, charlando, riendo, etc. Un montón de cosas, la pasaron bien con la compañía del otro. Pete en reiteradas ocasiones pasó al lado de los vampiros intentando sacarle celos, pero fracasó. Ni siquiera lo miró. Nada, absolutamente nada. Pero no le importó, el rubio al parecer era mucho más agradable, a lo mejor era su momento de pasar de página, avanzar y fijarse en esa persona. Tweek es gay, se lo confesó en sus conversaciones, así que no habría problema alguno en coquetear o acercarse con otra intención.

Pasaron días y su actitud cambió, le traía cosas, se preocupaba por él. Al rubio le parecía amable, nunca vio una segunda intención de su parte, no captaba la indirecta. Estaba comenzando a rendirse hasta que algo sucedió. Un día Tweek no apareció solo por el umbral, esta vez iba acompañado del antiguo camarero de la cafetería; el chico alto pelinegro de ojos verdes y actitud fría.

— Hola... Tweek -lo saludó. El alto lo miró detenidamente. Tragó saliva, intimidaba bastante, pero no iba a dejar que eso impidiera acercarse a su amigo.

— Hola Pete. -le devolvió el saludo y se dirigió al azabache- Este es Craig, el chico que te atendía antes.

— Hola. -saludó. Tenía una voz nasal y se escuchaba aburrido.

— Hola. -contestó de igual forma el gótico- Oye Tweek, debo decirte algo.

— Oh, bueno. Espérame en el árbol. -le ordenó a Craig. El arqueo una ceja y se encogió de hombros.

— Está bien, amor. -dijo y Pete se congeló. ¿Amor? ¿Qué?

El alto se fue dejandolos solos. Miró a Pete de reojo y sonrió, lo había descubierto.

— ¿Es tu novio? -preguntó con tristeza en su voz.

— Sí, estamos juntos desde la secundaria. -contestó con un suspiro. Se veía enamorado.

— Oh, ehm... bueno, me parece genial. -mintió. Todo le sale mal, se sentía un fracaso.

— Pete, sé lo que querías decirme. -El recién nombrado lo miró- No puedo corresponderte.

— ¿De qué hablas? -habló enojado.

— No soy tonto. -rodó los ojos- Podemos seguir siendo amigos.

— ¿Crees que soy gay? -Tweek lo miró incrédulo- Sólo estaba siendo amable contigo y malinterpretaste todo, por eso no me junto con conformistas. Me largo.

Tweek lo detuvo con un abrazo por la espalda.

— Sé que no te gusto, sólo querías olvidarlo a él. -señaló a Mike que estaba reuniéndose con si grupo- No le diré a nadie, pero porfavor no hagas esto y no sufras en silencio. Te haces daño.

Al gótico se le salieron unas lágrimas, se sentía como un completo imbécil, una basura ¿En qué estaba pensando? ¿Querer a dos personas? Es un crimen, el sabía que amaba al vampiro, para qué intentar algo con otra persona, que para peor, tiene pareja.

Se soltó del agarre del rubio y sin mirarlo le agradeció. Las lágrimas recorrían por sus mejillas, estaba afligido, avergonzado, se creía un inútil. Hoy no tuvo ganas de ir a clases, sólo quería echarse a morir. Se fue a su lugar favorito, el cementerio y se recostó en una tumba a llorar.

— Pensar que aquí nos conocimos. -sollozaba.

Estuvo repasando cada momento junto a él en su cabeza ¿De verdad lo perdió para siempre? ¿Cómo era sentir sus labios junto a los suyos? Sus abrazos, sus te quiero, todo, absolutamente todo de el extrañaba y amaba. Era una mierda. Es una mierda.

¿Cómo pensó en algún momento que otra persona se fijaría en él? Su cara está llena de granos, su piel es pálida y parece un debilucho. Golpeó una tumba haciendo sangrar su mano, no le importó. Siguió haciéndolo y haciéndolo,  dañando cada vez más sus puños. No podía parar, esto lo hacía sentirse mejor de alguna forma. Tantos problemas y cosas acumuladas lo conllevó a esto, a estallar. Dolor, mucho dolor en su corazón.

— Soy un fracaso, mis padres no me quieren, mi novio no me quiere ¡A nadie le importo maldita sea! ¿¡Por qué no me puedo ir de una buena vez!? -golpeó un cerámico- ¡¡Agh!!

— ¿Pete? -una voz masculina lo llamó haciendo que se diera la vuelta encontrándose cara a cara el.

— T-tú...

9 Crimes | Mike x Pete [Pike]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora