Vivir eternamente para algunos es un deseo, para otros como Seera es una tortura. Una inhumana con varios poderes que compartía con su mellizo Samael.
Esto también hacia que tuvieran mil y un enemigos tanto fuera como dentro del planeta Tierra. De...
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Seera estaba llegaba a la Torre de los Vengadores con calma, debido a sus acciones del día anterior ella no había tenido ninguna misión ese día y había ido a su piso de forma relámpago para ver a Goose y comprobar que estuviera bien. Se dejo caer en la plataforma de aterrizaje transformándose de paloma a la pelirroja que tanto estaba llevando esos días, se estaba comenzado a acostumbrar a tener un cuerpo fijo aunque no fuera el suyo.
En cuanto aterrizó, comenzó a vibrar su brazalete teniendo una llamada entrante de su amiga Cuatro. Descolgó sin pensarlo dos veces.
-¡Cuatro! ¡Si sigues viva, mi amor! - exclamo con humor la inhumana sabiendo que su amiga había estado ocupada ese ultimo mes en una misión importante.
-No gracias a ti, idiota.
-Oh, que rencorosa. - sonrió la pelirroja observando la ciudad de New York, ya que había decidido quedarse fuera hasta que finalizara la llamada.
- Siempre, cielo. - escuche como suspiraba al otro lado de la linea. - Fury me llamó hace unas horas y estoy llegando a la Torre Avengers en estos momentos, bueno, estoy entrando por la entrada ahora mismo.
-¿Refuerzos?
-Refuerzos. - confirmó Cuatro subiendo al ascensor, Ébano iba a añadir algo más pero no pudo ya que unos fuertes ruidos se escucharos dentro de la torre haciendo que colgara con un rápido "ahora hablamos" para entrar corriendo al edificio.
Dentro se encontró con una escena algo extraña en el salón, un ser purpura volando mirando la ciudad de New York como si fuera lo primero que viera en su vida y por el rabillo del ojo vio a Steve, Tony y varias figuras más que no prestó atención ya que estaba mas atenta a lo que tenia eso en la frente. Era un ser que se notaba que no era humano, lo miro mas atentamente y pudo deducir que era un androide.
Se acerco un poco a él al ver que descendía y se posicionaba en el suelo. A dos metros de ella, que no había quitado los ojos de la joya que tenia en la frente.
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-¿Por que tienes la gema de la mente en la frente? - pregunto sin poder aguantarse la curiosidad y mirándolo completamente fascinada.
Ella no solo conocía las gemas del infinito, sino que, junto a los Guardianes de la Galaxia se había encargado de localizarlas y tenerlas vigiladas. Hasta el momento tenían todas localizadas menos la que tenia el androide en la frente, que obviamente eso acababa de cambiar, y la del alma.
