Entré a una habitación dentro del edificio de justicia, me senté derribada, mental y físicamente.
Lloré en silencio y momentos después la puerta se abrió y por ahí entró Despina, me miró y se detuvo, seguidamente me abrazó casi aferrándose a mi y cerró con fuerza sus ojos.
— Prométeme que cuidaras a Adolphus - suspiré
Ella comenzó a llorar
- No lo dejes pedir teselas, enséñale a talar..-
Ella comenzó a negar con la cabeza
-Hazle reir con esa bella sonrisa que siempre me has mostrado- continúe - no lo dejes faltar a la escuela, por favor que no pase hambre..-
Apretó mi cuerpo, ahora se encontraba llorando ruidosamente.
Correspondí a su abrazo.
-Eres la mejor amiga que pude tener -
- Ambrose.. No, por favor no hables como si te estuvieras despidiendo.. No es un adiós.
- Lo sé, es un hasta luego-
Saqué el adorno de oro de mi bolsillo y lo coloqué en su mano.
— Dáselo a Adolphus, por favor —
No dijo nada más
-Despina,necesito saber que lo harás, necesito saber que él estará bien
Un agente de la paz entró violentamente por la habitación
- Se acabó el tiempo -
Le tomó del hombro arrastrandole a la salida
- ¡Prometemelo! - Grité
- ¡Lo prometo! ¡Prométeme sobrevivir, almenos que lo intentarás!-
- Lo.. ¡Lo prometo, lo haré! - Le miré ansiosamente.
La puerta se cerró de golpe.
Una lágrima corrió por mi mejilla.
Regresé al sillón.
Me senté.
Era curioso como personas cosechadas eran visitadas por incluso diez personas, familiares, o amigos.
Yo solo tenía a una chica que conocía de hace poco y que no tenía ninguna relación familiar conmigo.
Odio todo.
Odio el distrito.
Odio a la gente en el.
Odio a Panem y al capitolio.
Odio a Snow.
Odio a Charmon.
Odio a esas estúpidas niñas del capitolio que parecen pandas anoréxicos.
Odio a ese rubio ebrio.
Exhale, inhale.
Odio estar sola.
Una vez más, la puerta se abrió.
— ¡Amber! — Gritó ese chico tierno que me miró con ilusión.
Aquel apodo vino de una confusión al escuchar mi nombre por primera vez.
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𝕴𝖓𝖒𝖔𝖗𝖙𝖆𝖑𝖎𝖙𝖞 - ᴴᵃʸᵐⁱᵗᶜʰ ᴬᵇᵉʳⁿᵃᵗʰʸ
Fanfiction¿Enamorarse de un adolescente caprichoso ebrio? No gracias, yo debo ganar estos juegos para volver a casa con mi hermano. Ahí estaba ella, inmóvil, preguntándose si ese sería el final, si todo lo que sucedió en su vida fue para ese momento a llegar...