The hanging tree.

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Siendo sincera, esto seguro no lucía nada bien.

Estoy sobre Haymitch mientras el me sujeta del cuello y ambos semidesnudos, no me sorprendería que en este momento me arrojaran por el tren.

El rubio me soltó y me retiré de sobre su cuerpo lo más rápido posible.

— Tu… de verdad eres increíble — Yangelle se acercó furiosa hacía mí.

— Y me parece que alguien tiene que educarte niñita asquerosa — Levantó su mano para intentar golpear mi rostro, me límite a entrecerrar los ojos pero al notar que no había recibido ningún impacto volví a abrirlos.

Ahí estaba Haymitch, sosteniendo la muñeca de Yangelle quien le miraba llena de rabia.

— Me parece que la que necesita modales es alguien más, querida — Bufó él.

Yinelle golpeó su rostro a mano abierta en unos instantes moviendo el rostro de Haymitch, despeinado algunos de sus rubios cabellos que ahora cubrían su rostro.

El soltó a Yangelle y sacudió su cabeza acomodando su cabello denuevo.

Todos estábamos mudos.

—Fuera de mi habitación— Gritó Haymitch.

Le miré sin saber realmente cómo reaccionar.

Las hermanas voltearon a verlo incredulas.

— ¡Fuera! — Dijo denuevo.

Está vez todas nos movimos hacia fuera de aquel lugar.

Haymitch azotó la puerta y todas quedamos en silencio observándola.

Me retiré del lugar y me encerré en mi habitación, no podían hacer nada contra mí.

Horas después salí para llenarme de bocadillos como lo había estado haciendo y volvía a entrar a mi cuarto.

Lloraba de vez en cuando y ocasionalmente tenía la idea de terminar con mi vida, después de todo ¿Que haría el Capitolio con un tributo menos? Probablemente elegirían otro al azar y atrasaría los juegos, pero sería todo.

Hubo un toquido en la puerta.

— Lárgate Haymitch — Respondí.

Hubo un silencio.

Unos cinco minutos después se volvió a escuchar un toquido.

Me levanté furiosa y abrí la puerta esperando a insultar brutalmente a quien se encontrará del otro lado. Para mí sorpresa, era Erick.

Sosteniendo una bandeja llena de panecillos me sonrió. Ahora lucía diferente, ya no había rastros de heridas en su rostro, pero lucía agotado.

— ¿Puedo pasar? No quiero terminarme todo esto yo sólo. —

Asentí y le dejé pasar.

Nos sentamos ambos en la cama y comenzó a meterse los panecillos a la boca.

— Entonces…Durante los juegos — 

— No quiero hablar de los juegos ahora — Le interrumpí.

El se detuvo de golpe.

—Bien… ehm… Cuéntame algo de ti, no sé nada, solo que tienes un hermano y eres hábil con el hacha —

— No hay más que saber de mi — Respondí

— Seguro que lo hay — Se puso en una posición más cómoda — ¿Cuál es tu materia favorita? ¿Cuál es tu comida favorita? ¿Conoces alguna canción?—

𝕴𝖓𝖒𝖔𝖗𝖙𝖆𝖑𝖎𝖙𝖞 - ᴴᵃʸᵐⁱᵗᶜʰ ᴬᵇᵉʳⁿᵃᵗʰʸDonde viven las historias. Descúbrelo ahora