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· 19 de diciembre de 2019.

Yoongi miró atentamente el rostro de la señorita Soo. Las arrugas en su rostro se habían vuelto más notorias a través de los años, pero ella seguía conservando esa expresión gentil. Si alguna vez le hubieran dicho que se pondría tan contento de volver a ver a una maestra de la escuela, seguramente se habría reído a carcajadas, porque los adultos en su vida jamás llegaron a significar tanto. Sin embargo, ella fue su excepción.

Soo JooKyung fue, probablemente, lo más cercano que tuvo a una figura materna, en ese entonces. Ella fue quien lo alejó de su padre y quien se aseguró de que lo aceptara un hogar cercano a la escuela. Y ella lo llamó continuamente, incluso tras avanzar a la secundaria y graduarse. Cada pequeño paso que dio en su vida, se aseguró de contárselo. Y la señorita Soo siempre, siempre, lo felicitaría, diciéndole cuán orgullosa estaba de él.

―Has perdido peso ―Susurró la mujer junto a él, mirándolo con dulzura, a pesar de la tristeza. ―Pero sigues luciendo como el rey del mundo, aún con ropa de hospital ―Aseguró.

Yoongi sonrió para ella, feliz de escucharla. La mujer tocó su mejilla con cariño y las lágrimas se acumularon en sus ojos, sin poder contenerlo. No importaba cuántos amigos lo visitaran y apoyaran, ese toque siempre se sentiría excepcional en el mundo. De vez en cuando, recordaba a su madre, preguntándose por su vida y si era feliz ahora. ¿Lo habría acompañado en ese hospital de haber sabido su condición?

―Está bien, Yoongi-ah ―Ella lo abrazó con delicadeza al ver las lágrimas derramarse. ―Has sido un chico fuerte, puedes llorar conmigo

Y lo hizo.

Décima memoria.
16 de noviembre de 2013.

Por primera vez, Seokjin podía admitir que no se sentía seguro de su elección.

Años atrás, cuando Yoongi tenía 20 años y parecía estar en el mejor momento de su vida, un pequeño suceso sacudió su estabilidad: la aparición de su madre.

Quizás fue porque Yoongi se volvió popular en el club y, por consiguiente, en las redes sociales. O tal vez ella realmente lo buscó hasta por debajo de las piedras. El punto fue, que la madre del joven apareció aquel día, temprano en el club, preguntando por él. Y Yoongi, escondido en la oficina de Namjoon, fingió no estar ahí.

Por supuesto, el menor no sabía si realmente quería verla o cómo reaccionaría. Sus amigos fueron bastante comprensivos en su negativa. Sin embargo, ella les pidió que le avisaran que lo esperaría en la cafetería cercana si es que quería encontrarse con ella, y Min luchó contra sus pensamientos, sin poder tomar una decisión a tiempo.

Al final, puede que Yoongi ni siquiera estaba seguro de qué pasaría una vez estuviera frente a ella, pero de todas formas se rindió y fue a su encuentro, solo para descubrir que había llegado demasiado tarde.

Su madre ya no estaba ahí.

Y Yoongi había actuado ido por días e incluso en sus presentaciones lucía distraído. Así que Seokjin siempre quiso saber qué habría pasado si ellos se hubieran reunido, porque Min parecía dejar escapar la decepción como olas, de tal manera, que hasta los desconocidos se ahogaban en ella mediante sus tristes letras.

¿Estaba haciendo lo correcto realmente? ¿Y si al final ese encuentro terminaba convirtiéndose en otra memoria aún peor? El mayor se convenció a sí mismo de que, pasara lo que pasara, Yoongi merecía ver a su madre por última vez.

Ya que ella no volvió.

Entró a la cafetería, sintiéndose nervioso. Buscando con la mirada a la mujer, se apresuró en ir a su mesa cuando la vio tomar su bolso. Ella giró en su dirección, al tanto de que había alguien de pie a su lado, y su mirada fue extraña por un par de segundos.

Mundo fabricado [KSJ+MYG]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora