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· 11 de diciembre de 2019.

Seokjin sonrió a su tía, intentando ignorar la mirada triste que acompañaba su gentil expresión. Habiendo saludado a sus revoltosos primos pequeños, se dirigió con más alivio hasta el despacho de su tío, con quien desde niño había tenido cierta conexión.

Kim Taeyang, el hermano mayor de su padre, era quien portaba la maldición dentro de su generación. El hombre, a diferencia de él, había renunciado desde un principio a su alma gemela y había decidido formar una familia normal, dentro de lo que su limitación le permitía.

Claramente, aquellos que estuvieran bajo la maldición aún podían sentirse atraídos por otras personas e incluso quererlas intensamente, pero en el fondo de sus corazones, siempre habría alguien más.

Seokjin consideraba extraordinario, que, a pesar de ello, su tía estuviera dispuesta a aceptar a Taeyang; como si la maldición no existiera, como si la alma gemela de él no tuviera significado. Como si, al fin y al cabo, la vida le perteneciera a ellos y no a un destino construido por la rabia de los dioses.

Y quizás era así.

―Seokjin ―El hombre abandonó su asiento y fue directamente a abrazarle en cuanto lo vio.

―Buenas tardes, tío ―Saludó con tranquilidad.

Palabras de cortesía fueron las que intercambiaron, simplemente por rutina. Tomando asiento frente a él, Seokjin pudo notar la curiosidad en sus ojos y se sintió un poco mejor de percibirla, pues estaba cansado de las miradas llenas de lástima de aquellos que lo amaban.

―Así que... ¿has podido acceder a sus memorias? ―Preguntó el hombre, con toda la prudencia posible, a pesar de su ansiedad por saber del tema. Seokjin se limitó a asentir con una mueca que pretendía ser una sonrisa. ―¿Y crees que realmente funcione? ―Prosiguió. ―Quiero decir... lo de cambiar memorias. ¿Crees que Yoongi se sienta diferente el día de hoy? De sólo pensar que tenemos el poder para cambiar la vida de alguien, aunque sólo sea distorsionando memorias, es realmente increíble

―Creo que el sólo hecho de que esta maldición exista es bastante increíble, tío ―Murmuró. ―Ya no existe nada que pueda sorprenderme

Taeyang sonrió con empatía, sin saber cómo mirar a su sobrino. Él, más que cualquiera en esa familia, sabía lo que era cargar con esa maldición. Sin embargo, saber que Seokjin tenía sólo 27 años y pronto moriría, era demasiado doloroso como para siquiera hablarlo.

―¿Te arrepientes? ―Se atrevió a preguntarle al joven. ―De no haber buscado a alguien más, de no haber vivido la oportunidad de tener una pareja... ¿te arrepientes de ello, Seokjin?

―No ―Habló con seguridad. ―¿Te arrepientes de haber dejado ir a tu alma gemela, tío?

―No ―También respondió. ―Un amor condenado desde el principio, no tenía sentido para mí ―Apartó la mirada. ―Lamentablemente, la conexión es irrompible y siempre pienso en ella. Constantemente me pregunto si está bien y otras veces... ―Llevó una mano a su pecho. ―Es como si supiera de sus malos días, porque lo siento justo aquí. He compartido su dolor, siempre. Pero supongo que lo entiendes, Seokjin

Y lo hacía. A pesar de que la alma gemela de su tío hace muchos años había dejado el país, eso jamás había impedido que Taeyang supiera de ella. Y para Seokjin, quien había vivido a escondidas de Yoongi, siempre pendiente de lo que le acontecía, la intensidad de sus emociones era por mucho peor.

La conversación se vio interrumpida cuando unos ansiosos golpes sonaron contra la puerta. Antes de que Taeyang pudiera permitir el paso, el mayor de sus hijos ya estaba ahí de pie, luciendo herido y molesto.

Mundo fabricado [KSJ+MYG]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora