Capitulo 15

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ADRIK ANDERSON

Después de lo de Maia me fui a mi casa, en realidad a la casa de mi mamá y hermana.

No hubo mucho más de lo que habláramos con Maia. Era algo incómodo para los dos estar así. Yo había traicionado a su amiga, eso me hacía sentir avergonzado y estoy segura que me odia o algo parecido por haberlo hecho. Desde la muerte de Mia sentía la necesidad de ir a visitarla y pedirle perdón. De algún modo no lo pude hacer con ella, así que lo hice con Maia. Aunque no era lo mismo, por más que yo haya sido el causante de que las dos no se vieran por mucho tiempo y estoy muy seguro que no se pudieron despedir, sé que realmente las disculpas se lo tenía que dar a Mia, ella fue a quien más le cause problemas y lastime.

No quería estar en el departamento. Encerrado y solo pensando en lo mismo una y otra vez.

Mi trabajo... de ser un agente oculto para la FBI pase a hacer trabajos de policías, con el tema de robos, denuncias y demás. Hasta ni eso, muy pocas veces me daban trabajo. Influyó mucho mi relación con una mafiosa y más grande narcotraficante. Por más que la haya delatado, la autoridad de todas formas me saco de su caso, una vez que se escapara, y me empezaron a asignar trabajos menores a lo que yo solía hacer.

Aún así, supongo que agradezco de que no me estén dando trabajo, siento que me haría recordar a ella. Aunque seamos sinceros, todo me hace recordar a ella.

Llego a la casa de mi infancia. Paso el jardín delantero hasta llegar a la puerta y toco timbre. Se abre por mi hermana, quien casi se tira encima mío para abrazarme.

—Ey, ¿creciste?—digo notando que llega a la altura de mi panza.

—Ya estoy alcanzándote—me dice sacándome la lengua.

Entrecierro los ojos mirándola.

—No creo que eso fuera a suceder algún día, cucaracha.

—Paciencia. Tiempo al tiempo—dice ella levantando un dedo.

Entro a la casa cerrando la puerta.

—Por favor, no quiero escuchar más la palabra tiempo—digo poniendo una mano en mi sien.

—Mamá me contó—admite la pequeña rubia.

—¿Te contó? Le dije que no lo hiciera.

—No tuvo mucha opción—se encoge de hombros—. Lo vi en las redes y bueno. ¿Cómo estás?

Me enfoco en su rostro y noto la mirada triste que me trasmite. La misma que había hecho Logan y mamá cuando me fueron a visitar a mi departamento.

—Como puedo—chasqueo la lengua—. ¿Mamá?

—Mirando una serie en su cama. ¿Sabias que se está hablando con un tal Connor?

La miro con la cejas levantadas.

—¿Cómo sabes eso?

—Seré chiquita pero no estupida.

Doy una carcajada a su contestación. Ella solo tiene 7 años, pero por su mentalidad parece alguien mayor.

Subo la escalera, alzando a Em, y toco la puerta del dormitorio de Mamá. Después de escuchar el simple "pasa", abro y recibo la cara de sorpresa de mi mamá al verme.

—Cariño—dice con una sonrisa.

Yo pongo la misma. Voy hasta su cama, en la que está acostada, y tiro el cuerpo de la enana arriba suyo. Produciendo que se queje. Me hace un lugar en el colchón y sacándome las zapatillas me adentro en él, quedando los tres acostados. Doy un beso a mi mamá y ella me acaricia el cabello.

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