Epilogo

791 46 7
                                    

MIA O'CONNER

Había sido una semana difícil. Con muchas bajas. Los canadienses volvían a atacar.

Al principio llamaron a sus países aliados, por lo que nosotros hicimos lo mismo. Había más gente de nuestra lado que del contrario. Las pocas mafias con la que contaba los de Canada se echaron para atrás, habían perdido mucha gente y era obvio que lo iban a seguir haciendo. Los dejaron solos y nosotros decidimos seguir de la misma manera. De todas formas le ganamos por mayoría.

Ahora estábamos en un edificio de estacionamiento abandonado. En el piso en el que estoy yo, está Noah y cinco más de los míos, disparando a algunos canadienses.

—Mierda—digo cubriéndome.

Mi arma se quedó sin balas y ya había gastados todos los cargadores que tenía encima. Lo único que tengo, además de la pistola, son dagas. Pero ¿qué puedo hacer con ellas? Para poder atacarlos necesitaba acercarme más a ellos. El problema era que no haría dos pasos y recibiría una bala entre medio de las cejas.

Noah y los demás estaban atrás mio. Tenía que alejarme, retroceder, porque ellos avanzaban y yo no tenía como defenderme. A la vez me ganaban en mayoría.

Saco la cabeza para mirar. Están a unos siete metros.

Mierda.

Intento hacerle señales a alguno para que me cubra pero no me ven.

Estoy realmente jodida.

Soy agarrada por la espalda y me mueven hasta quedar atrás de la pared que tenía a mi lado. Saco mi daga para defenderme y se la coloco rápidamente en el cuello a la persona.

—¿Adrik?—pregunto en susurro viéndolo levantando las manos.

—Nos volvemos a ver, muñeca.

—¿Cómo...?

—No hay tiempo para hablar. Toma—me da una pistola.

La tomo y se dirige a donde yo estaba cubriéndome antes para disparar.

—Está situación me hace acordar a algo—me mira divertido unos segundos para seguir disparando.

En esta misma situación nos habíamos vuelto a encontrar hace un mes y medio. Yo salvándolo de que una mafia lo mate ya que no tenía más balas.

El acordarme de eso hizo que una sonrisa se forme en mi cara.

Disparamos hasta acabar con todos ellos y me junto con Noah.

—¿Caídos?—pregunto.

—Unos pocos—me informa una chica.

—Agarren sus cuerpos. No vamos a dejarlos tirados. Merecen un funeral.

Asiente y se queda hablando con Noah y los demás. Doy media vuelta para quedar frente a Adrik que me mira con una sonrisa que me derrite.

—Contestando a tu...

No lo dejo terminar porque tiro de su chaleco para besarlo.

No pude contenerme. Necesitaba y quería hacerlo.

Él se sorprendió al principio pero no tardó mucho en aceptarlo. Era un beso bastante fuerte, lleno de necesidad.

—Wow—dice cuando nos separamos.

Me río por su cara. Traga fuerte sin dejar de mirarme los labios que seguro estarán algo hinchados por ese beso.

—Contestando a tu pregunta—dice en un tono bajo—. Estoy acá porque te perdí una vez y no pienso volver a hacerlo, Mia O'Conner.

—Tu vida...—me alejo un poco más de él—. No quiero que la dejes por mí.

—Lo estoy haciendo por mí, Mia. No era feliz trabajando de policía, agente. En primera instancia lo había hecho para terminar con todo narcotraficante. Hoy no me interesa eso. Me interesas vos—lleva sus manos a mis cachetes—. No voy a unirme a tu mafia, no es lo que quiero. Lo que quiero es estar con vos, estar a tu lado. Y no me malinterpretes, tampoco te estoy pidiendo que dejes de hacer lo que haces por mí, nunca te lo haría. Solo quiero que estemos juntos, quiero estar a tu lado siempre.

—¿Y si no funciona?

Mis inseguridades están al mil. Nunca fui de dar segunda oportunidades, menos en relaciones. Por lo general las personas siempre me terminaban dejando, me abandonaban y eso me destruía. Por más que esa persona vuelva y me prometa que no iba a hacerlo nuevamente, no podía asegurarme de que fuera así. Prefería estar sola en mi burbuja, que permitir que me la pinchen y me dejen lastimada en el piso.

Lo habíamos intentado con Adrik pero las cosas se fueron a la mierda. Pero aun así yo quería intentarlo, una parte de mí decía que si, pero esa nube de inseguridades hacía que me ponga nerviosa.

—Podemos quedarnos con la duda o...

Sonrío. La misma frase.

—Perdernos en el intento—después de recibir su sonrisa, lo beso.

De esta misma forma había empezado nuestra relación hace un poco más de dos años aproximadamente. Y hoy, volvía a comenzar.

Barbie Prófuga ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora