Alas manchadas.

Prologo.

No acostumbraba sentarme tan atrás, pero no me sentía lista para estar al frente o, simplemente, no me sentía lista para estar tan cerca de él. Aún él no había llegado, como siempre llegaría tarde, y como también sé que ese asiento que está justo al frente del pizarrón es su asiento. Me alejé de él, aunque acostumbrara sentarme junto a él. Mi corazón latía en mi lengua. Sentía nervios, mis rodillas temblaban. Si tan sólo no fuera tan raro hacer de él algo más que un amigo, es raro hasta pensar en él como un amigo.

—¿Te sucede algo?—Preguntó uno de los muchachos del salón, no noté quién era siquiera.

—No. —Dije rápidamente.

La profesora entró al salón y se acomodó en su escritorio. Era muy tarde, él nunca había llegado tan tarde, la profesora iba a empezar la clase cuando un cuerpo se colocó en la puerta. Me tensé, sentí un agudo dolor en mi espalda, y mi respiración se volvió lenta. No era él, era su bravucón y creído amigo, Luke.

La profesora regañó a Luke por su tardanza y se levantó de su asiento. Unas pisadas pesadas se escucharon, como el pisar de unas gruesas botas, era él. Ian caminó por el salón con su sonrisa de fingida inocencia, la profesora lo miró con desagrado y le ordenó sentarse. Como rey en castillo se acomodó y amplió más su sonrisa.

—Empecemos. —Dijo la profesora.

Cuando ya se sentía libre, él miró hacia mí. Estaba lejos de él, pero él me buscó con la mirada. Nos miramos por un rato, mi imagino se preguntaba que hacia tan lejos.

—Hola, novia. —Susurró y yo leí sus labios.

—Hola, Ian.

Ian sonrió y apartó la vista, como hubiera deseado capturar ese momento en una fotografía, pero simplemente no pude. Pero aún así el momento me desbordaba en inspiración, así que decidí escribir, escribirle un poema a mi revivida relación amorosa.

Alas manchadas.

Chocolate era lo que tu voz liberaba, Y mis alas manchaba. Dulce era el dolor,Que mi vuelo debilitaba.Cálido el sentimiento,Delicioso el olor. ¿Debe ser tan duro el amor? ¿Si? ¿No? Es imposible volar Con mis alas manchadas.Hasta flotar, Creo que intenté levitar. Más no puedo volar con mis alas manchadas. ¿Debe ser tan duro el amor? ¿Si? ¿No? O quizás esto no sea amor, Simplemente me confundí por el sabor, El calor.¿Si? ¿No? Te dejo lejos. Limpió mis alas manchadas. Subo lejosDejo caer mis calzadas, Pero; Chocolate era lo que tu voz liberaba,Y así mis alas manchaba. Es duro el amor: Si y no.

Solté mi lápiz de impulso, no había escuchado nada sobre la clase, estaba tan intensamente inspirada que no hice nada más que dejarlo salir. Levanté mi vista y miré hacia el frente, ahí estaba Ian mirándome. Ya no estaba aterrada, ya no, hasta me sentía lista para sentarme junto a él, pero ya era muy tarde para eso.

Cuando salí del salón de clases para el cambio de materia, vi a Luisa en los pasillos. Había pasado un tiempo desde que nos separaron, mucho tiempo, estábamos feliz por el hecho de que yo no tuve que cursar un grado. Pero lo malo era que ahora Luisa estaba un grado menor que yo.

-¿Cómo la pasaste hoy?.

Me mataba no decirle a Luisa lo de Ian y yo, no sólo porque Ian era su hermano mayor, sino porque ella era mi mejor amiga, además de que igual se enteraría sola.

-La he pasado bien.

-¿Saldremos hoy?

-No puedo.

Luisa caminó junto a mí, hoy llevaba su pelo suelto y con una ondulación definida. Estaba vestida de múltiples colores, diferente a mí y a su hermano, y sus ojos tenían un maquillaje muy oscuro al igual que yo.

-Pues te hablo en la noche.

-Bien.

Luisa se detuvo y me abrazó. -Te quiero amiga.

-Yo también pequeña.

Nos dividimos. Entré a el salón de matemáticas, me senté donde siempre, perdí el miedo, hasta que Ian entró al salón.

-¿Hola?

Lo miré, no le tenía miedo, no tenía nervios. Él se sentó junto a mí, le sonreí.

-¿Me estas ignorando?

-Al principio sí.

Ian sonrió y me acarició el cabello. Era tan sincera con él aún si pudiera o no ofenderlo o sorprenderlo.

-Ian.

-¿Sí?

-Seguiré discutiendo contigo como siempre.

Ian rió y me besó.