Mature [Maylor]

«8»

Tras varios meses, donde pudieron verificar que tendrían dos niños y una niña, la pareja terminaba su mudanza hacia una nueva casa, más espaciosa, con cuatro habitaciones, tres baños y todo lo que una casa debe contener. Sus sueldos fueron suficientes para ello.

En ese momento, descansaban sobre un sillón que acababan de poner. Roger estaba acostado sobre este, y Brian sentado en el suelo, con la espalda apoyada en el mueble y con su esposo acariciándole el cabello.

— Me gusta Leslie —dijo Brian algo somnoliento y cansado por la mudanza.

— Mi tía se llama Leslie —repuso Roger riendo un poco.

— Entonces... eh... Eslie —rió Brian.

— No le pondré Eslie a mi hija, bobo —sentenció el rubio uniéndose a la risa de su marido—. Debe ser... no sé, lindo, hermoso, como seguramente será ella.

— Oww qué dulce eres siendo padre —besó su mano.

— Me sale natural —dijo con orgullo—. ¿Margaret? Podemos decirle Maggie.

— Me gusta... —dijo y bostezó un poco—. ¿Y los niños?

— Uhm... Luke...

— Me gusta Luke —dijo Brian—. ¿Emett?

— Amor, tendremos un bebé, no un anciano de noventa años —repuso Roger.

— ¡Hey! —comenzó a reír—. Bien, Emett no, Uhm... ¿Jake?

— Me gusta —sonrió sin dejar de acariciarle el cabello—. Es lindo.

— Entonces tendremos a los trillizos Luke, Maggie y Jake —dijo sonriendo Brian—. Si el espermio fue tuyo, serán preciosos.

— Oh, amor —rió levemente—. También si es tuyo.

— Hmm no lo sé.

— Sí lo sabes —repuso a Roger.

— Uhjum... ¿qué haremos con nuestros trabajos? —preguntó Brian—. No quiero contratar a una niñera...

— Podría dejar de trabajar... —propuso Roger.

— Amor, no —intervino Brian—. No quiero dejarte solo en la crianza, además amas tu trabajo.

— ¿Entonces qué hacemos? Yo opino lo mismo que tú...

— Deberíamos turnarnos —propuso—. Yo trabajaré los lunes, los miércoles y los viernes en la mañana. Tú los martes, los jueves y los viernes en la tarde.

— Suena equitativo... —dijo Roger pensando en voz alta.

— Sí, y factible en nuestros trabajos —continuó Brayan.

— Tienes razón... deberíamos hacer eso —sonrió,

— Uhjum... —besó su mano nuevamente tomando esta con delicadeza y fue subiendo los besos suavemente por su brazo.

— ¿Qué haces? —rió Roger levemente, con un rubor bastante grande en sus mejillas normalmente pálidas. 

— Besarte —respondió Brian y al llegar al hombro, lo besó en los labios.