Último día en Titán

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-Alejandra, a ver, ¿Qué pasó con el espíritu de "La Resistencia"?

-Ya sé, es solo que creo que ahora mismo tengo una pequeña crisis.

-¿Te consigo un psicólogo?

-No hace falta.

-Pues con esa actitud mejor no vueles conmigo.

-Sí quiero ir a investigar, es solo que por ahora hay que usar estos pesados trajes, luego vamos a un lugar del que nos sabemos si saldremos vivos o no, y tengo el mismo miedo de Sofía.

-¿Espera, ella también tuvo esa conversación contigo?

-Tú me contaste, ¿no recuerdas?

-Ah sí, disculpa, esque tengo varias cosas en mente.

-Bueno, te decía, qué pasara si nosotros tampoco volvemos, se apagará la llama del sueño interestelar.

-Alejandra, que no te quepa duda que de alguna manera solventaremos esto ok.

-Déjame descansar un poco, en serio creo que lo necesito para poder asimilar la situación.

-Vale, solo te recuerdo que nosotros la tuvimos dificil para llegar acá y míranos.

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Al día siguiente, tenían que despertarse más temprano de lo normal ya que partirían a las 9:00 PM, en el transcurso del día tenían que someterse a pruebas de resistencia a mareos, resistencia a fuerzas G, chequeo general de salud y otros muchos estudios más.

-Ahmed.

-Dime.

-Ya me siento un poco mejor, pero sabes, estaba pensando en hacerlo a la antiguita.

-¿De qué hablas?

-La misión Petirrojo no pudo seguir enviando mensajes por algún tipo de bloqueo que les pusieron los que los tomaron, pero así como cuando no te funcionan el transponder en un avión, nos podríamos comunicar por bengalas en caso que nos pasara lo mismo.

-Carajo, eso tiene tanto sentido.

-Estaba pensando en lásers.

-Hay un único problema con eso.

-Te escucho.

-No podrán ver nuestros lasers, les serán tapados por Saturno.

-Rayos, es cierto.

-Lo que podemos hacer es improvisar una misión receptor, que esté capturando nuestros lasers desde el otro lado de Saturno y los retransmita en formato audio a Titán.

-Como un repetidor.

-Eso mismo.

-Oye, si queremos ser capaces de hacer todo eso necesitamos planearlo y mostrarlo a la directiva e implementarlo hoy mismo.

-Empecemos.

Ahmed y Alejandra se reunen con la directiva, proponen todo lo que habían hablado previamente, todos tienen sus dudas, pero aprueban la modificación inmediata de las naves y la misión receptor, para la cual eligen dos miembros al azar que lleven una nave hasta la otra cara de Saturno para que reciba todas las señales de la misión de Alejandra.

El día se fué volando para ambos. Mientras Ahmed trabajaba en la colocación de un puntero laser orientable de alta precisión, Alejandra trabajaba en reflectores parabólicos para recibir los pulsos laser, además en la programación de traducción de mensajes de codigo binario a palabras y de palabras escritas a audio, para que la intervención de los pilotos en la misión receptor fuera mínima, que solo se encargaran de problemas técnicos.

Fué un día pesado, todos acabaron muy cansados, Ahmed y Alejandra se morían del cansancio, todo parecía estar correcto, así que continuaron con la misión rescate, la cual despegó un poco antes de la misión receptor.

-Tío, estoy cansadísima.

-Solo un poco más, ya tendremos tiempo para dormir cuando María dirija la nave por nosotros.

-Está bien, ¿que sigue?

-¿Alas extendidas?

-Extendidas capitán.

-Motores curvadores.

-Ambos calentando, calculo que para cuando entremos en órbita estarán en su punto óptimo.

-Motores iónicos.

-Listos.

-Puertas y ventanas cerradas.

-Checked.

Continuaron revisando la checklist de antes de despegar y cuando tenían todos los puntos chequeados llamaron a Boby.

-Boby, listos para despegar.

-Buen viaje muchachos, ustedes mismos hagan su cuenta regresiva.

A diferencia de la misión Petirrojo, la que todos despedían con una sonrisa, esta vez los rostros tenían diversas tonalidades, nadie estaba seguro de lo que pensar, la gran mayoría que se había reunido para despedir a la tripulación estaban dudosos, pero entre todas las expresiones la que más se distinguía era la de Carolina, quien se había quedado profundamente triste y se le notaba, cuando ya habían despegado ella se fué directo a su cuarto, no habló con nadie, y lloró un rio la partida de su amado.

Mientras tanto en la nave.

-Alejandra, altitud por favor.

-Estamos a 4 mil metros.

-Excelente, a partir de Ahora María se encargará de la nave y nosotros podemos dormir.

-Ya era hora, me estoy muriendo de sueño.

María toma los controles y ambos recuestan sus asientos para dormir por las próximas 8 horas.

-Ahmed, Alejandra, ¿me copian? -suena en la nave...

No Es SuficienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora