Tercera noche en Titán

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Cuando Ahmed terminó su turno, se fué directo a la habitación de Alejandra.

-¿Cómo estás?

-¿Estás colado por Carolina?

Alejandra le había cogido por sorpresa, Ahmed se quedó en blanco, no sabía que responder, se sentó en la cama a la par de Alejandra y meditó una y otra vez lo que iba a responder.

-Ahmed, ¿Estás colado por Carolina?

-...

-Creo que tu silencio dice más que suficiente.

-Tía, tenemos un acuerdo que no creas que se me ha olvidado.

-Un acuerdo no será suficiente.

-Para mí lo es... es cierto, llevo unos pocos meses conociéndote y muchos dirían que no es tiempo suficiente para confiar en tí, pero creo que sí lo puedo hacer, por eso no te preocupes.

-¿Y yo por qué debería confiar en tí?

-Porque en lo que llevamos de conocernos no te he fallado.

-Tío, que aburrido eres.

-¿De qué hablas?

-No me diste batalla, quería molestarte un rato.

El pulso de Ahmed bajó de golpe y se sintió más relajado.

-Tía me vas a terminar matando.

-Eso quería cuando casi revelas que tu y yo... frente a Carolina.

-Lo noté y lo siento.

Alejandra besa a Ahmed por unos segundos.

-Tío, no tienes por qué hacer caso a todo lo que yo digo.

-Ok, lo siento por eso también.

-Tío, a Lucía se le hacía muy fácil convivir contigo.

-Creo que es lo menos que tú mereces después de haber estado con un tío con una relación abierta.

-Ok, ahora sí que me estas cabreando un poco, eh.

-¿Crees que me importa?

-Te debería importar, porque tus palabras me pueden poner candado.

-Mis palabras también tienen la llave, linda.

-Esa llave hoy no funciona.

-Tendré que usar la llave física entonces.

-Eres un...

-¿Un desgraciado ibas a decir? tranquila, eso ya lo sabía.

-Aparte de desgraciado, cínico.

-¿Qué bueno que el cinismo no se mira a simple vista?

-¿Y eso qué, no te quita lo cínico?

-Pero al despertar lo que verás será esta linda carita en lugar del cinismo.

-Peor aún, esa linda carita me recordará lo cínico que eres.

-Oye, esto de darte batalla cansa.

-¿Por qué?

-No te aburres tan fácil.

-Más bien no te dejaré ganar.

-Sabes, quedé de verme con Carolina hoy después del turno.

-¿Me avisas o me pides permiso?

-Te aviso, para que no me esperes despierta.

-Vale, a qué horas te irás.

-En cinco minutos.

-Ok, que la pases super.

Fué muy fácil pensó Ahmed.

-Adiós.

-¿Adiós?, a ver ¿cómo está eso?

-Ah sí, disculpa. -Ahmed ya estaba casi saliendo del cuarto de Alejandra y se regresa a darle un beso.

-Saluda a Carolina de mi parte.

Ahmed ahora camina rumbo al campamento 10, mientras caminaba se preguntaba cómo era posible que Alejandra hubiese accedido tán facilemente a dejarlo ir a visitar a Carolina, le dió bastante vueltas al asunto hasta que logró reunir unos cuantos recuerdos que le daban la respuesta, cuando se habían sentado a la mesa con Carolina y en el cuarto se había comportado mucho más bromista o exageradamente más cariñosa, cuando Alejandra se agachó a recoger su plato en el comedor, tenía unos puntos más oscuros en su pantalón azul, solo entonces Ahmed comprendió que quedarse con Alejandra sería una mala idea.

-Carolina, llegué al campamento, ahora creo que te necesito para entrar.

-Ya llego por ahí.

Carolina llega a la entrada del campamento.

-Hola.

Coloca su reloj en el lector de la puerta y toca algunos botones indicando que tenía visita y entonces pasan juntos.

-Al llegar al cuarto y cerrar la puerta, entonces Carolina abraza a Ahmed.

-Ahora sí, saludo oficial, no quería que me vieran así por allá.

-Ya me extrañaba que no te estabas comportando igual, pensaba que tú también...

-¿Que yo también qué?, dilo, ahora Alejandra no está aquí para juzgarte.

-Espera, ¿te diste cuenta de eso?

-Mi visión periférica no me falla aún, ajá, ¿que yo también qué?

-Que andabas en tus días.

Carolina comienza a reir y casi no puede pronunciar lo que le quería preguntar a Ahmed.

-Tío, jajajajaja, en serio, ¿le tienes miedo a eso? ¿Te desmayas por ver sangre o qué?

-Acabo de estar con Alejandra y te aseguro que da miedo.

-Esa tía da miedo solo con verla, dudo que algún valiente la quiera poner en su lista de parejas.

-Cuando agarras confianza con ella, más bien quedas hastiado de tanta coquetería.

-Hoy no se miraba tan coqueta.

-Exacto, por eso da miedo especialmente hoy.

-Oye, se me hace que estás colado por ella.

-¿Por qué lo dices?

-Ya te lo he dicho antes, parece que le pones especial atención a ella.

-Claro, no es como que le pueda poner atención a alguien más, si ahora la única tan cercana a mí como un familiar ha sido ella.

-¿Y yo estoy pintada acaso?

-Ella tiene más tiempo.

-¿Y yo estoy pintada acaso?

-Osea, no puedes comparar la atención que te pongo a tí con la que le pongo a ella porque ella ha sido mi única familia desde hace varios meses.

-¿Y yo estoy pintada acaso?

-Tía, puedes estar segura que no.

-Demuéstralo...


No Es SuficienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora