Capítulo 8

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Tras una semana sin trabajo, han recuperado el tiempo que han estado separadas, y se han puesto al día con todo.
Hoy, se preparan para la cena de empresa que una semana antes fue un dolor de cabeza para ambas.

Las dos optan por llevar unos vestidos largos,ambos con abertura a los lados.
El de Aitana, color rosa palo, ajustado a sus caderas y con un escote que encaja demasiado bien con su pecho. Lleva también unos tacones a juego.
El pelo lo ha dejado en manos de su amiga, obteniendo una cola alta perfectamente elaborada.

Mel,después de tanto dudar entre uno u otro, acaba eligiendo uno azul clarito que se adapta de manera escandalosa a cada una de sus curvas.
El vestido elegido, tiene la espalda al descubierto.
Lo acompaña con unos tacones negros.

Contenta con el resultado en el pelo de su amiga, decide copiarlo en el suyo también.

(...)

Nada más llegar, caminan hacia la mesa en la que están asignadas.
Minutos después, ven a sus antiguos jefes subir al pequeño escenario de la sala, acompañados de dos chicos.
Uno de ellos, perfectamente reconocible .Luis.
Ambas se miran y justo cuando van a decir algo, un ruido las interrumpe.

- Mario: Doy por hecho que se escucha, por las caras que habéis puesto.- dice nervioso y con una sonrisa en la cara.
Hola a todos y a todas. Estoy muy nervioso, no me lo tengáis en cuenta. Nunca estoy así, pero la ocasión de hoy, lo merece.
La mayoría de todos nosotros, llevamos mucho tiempo trabajando juntos.
Como ya sabemos, una cosa lleva a la otra, y os he cogido a todos un cariño impresionante.
Todo no dura para siempre, y por esa razón, Manuel y yo, hemos organizado esta cena.
Lo que vamos a decir hoy, ya lo sabréis la mayoría, pero todos nos merecemos esto, por todo el trabajo hecho hasta ahora.

- Manuel: Como podréis percibir no solo de mi, si no de Mario también, nos ha costado mucho tomar esta decisión. No obstante, ya hemos tomado una decisión, y la verdad es que, ya era hora.- dice con una lágrima cayendo por su rostro.
Tanto Mario como yo, nos retiramos de las empresas Malen. Son muchos años los que llevamos ya en ellas, fundándolas y apoyándolas.
Tras tanto esfuerzo y trabajo, nuestro recorrido a llegado a su fin.

- Mario: El nuestro ha acabado. Pero el de unas personas muy importantes para nosotros, acaba de empezar. - dice extendiendo los brazos para abrazar a su amigo Manuel.
Antes de presentaros a quienes serán los nuevos jefes, y a quienes llegarán a viejos con estas empresas, quiero decir algo.

Manuel, llevamos demasiados años juntos, tantos, que he perdido la cuenta.
Siempre he aprendido de ti, día tras día, y te lo agradezco. Hemos sido padres a la vez, hemos triunfado y fracasado a la vez, y eso hace que nunca pueda llegar a olvidarte.
Vamos a seguir unidos, como siempre, pero aún así, quiero que sepas que te quiero y admiro, y que probablemente, siempre lo haré.

Manuel, que tras escuchar eso, se quedó pasmado, lo abrazó con todas sus fuerzas, y le dijo lo mucho que lo quería.

Tras reponerse, volvieron a la carga, para dar fin a el discurso.

- Mario: Ahora sí, os presento a Luis y Pablo, los nuevos jefes de empresas Malen.

Después de esa frase, todas las miradas fueron hacia Luis y hacia el chico que tenía al lado, el que todo el mundo suponía que era Pablo.

Pablo era el mejor amigo de Luis.
Era moreno y musculoso. Tenía los ojos verdes, y algo de barba, además de un lunar bastante característico.
Al igual que Luis, era todo un mujeriego.
Pero lo que lo diferenciaba de Luis, era su carácter.

Pablo era el serio de los dos, tenía una presencia muy intimidante y mucho ímpetu.
Siempre era demasiado formal y respetuoso, por lo cual, exigía lo mismo o más hacia a él.
Eso no quitaba el humor tan exquisito que tenía, siempre hacía reír con sus comentarios tan despectivos a la vez de graciosos.
Era gracioso y chicharachero cuando quería y con quien quería.

Se compenetraba genial con Luis, estaban juntos todo el día desde que ambos llegaron a Madrid y se querían más que a ellos mismos.

Eran unos buenorros de manual, y también jefes de las empresas más importantes de todo Madrid.
Un peligro.

- Mario: Pablo es mi hijo, no lo conocíais.
No lo conocíais debido a que él siempre ha estado fuera del país, llevando nuestros negocios extranjeros, pero ya es hora de afrontar los asuntos prioritarios, y por eso, está aquí.
A Luis, ya lo conocéis.- dice señalándolo.
El siempre ha estado ayudando a la empresa, y se merece más que nadie el puesto de jefe.
Ambos, son amigos desde siempre, como nosotros, y lo harán en grande.

Después de esas palabras, Luis y Pablo sonrieron. Informaron de que ellos hablarían en unas reuniones que se harían en la misma semana una vez estuviera todo más calmado, respondiendo a todas las posibles preguntas que pudieran tener todos.

Se notaba mucho el contraste de carácter de Luis y de Pablo, y eso los hacía muy graciosos a ambos.

Tras el discurso, todos los miembros de la empresa aplaudieron a los cuatro hombres de encima de el escenario.

Aitana y Mel podían confirmar que el menú elegido para esa noche estaba riquísimo, tanto que no habían sido capaces de dejarse nada en el plato.

Mientras tanto, Luis, ve a lo lejos a Mel y a Aitana , y, decide que es buen momento para interrumpir la charla que mantienen entre ellas y de paso presentarles a Pablo.

- Mel: Luis -dice mientras lo saluda moviendo la cabeza a modo de saludo cordial.

-Luis: Ven aquí tonta.- dice mientras la estrecha hacia a él y le deposita un beso en la frente.

Una vez acaba, se acerca a Aitana.

Hola bonita-dice acercándose a Aitana, dejando dos besos en sus mejillas
Vas muy guapa- le susurra y a Aitana sin querer, se le escapa una sonrisa, que intenta ocultar de inmediato.

- Aitana: No me llames así. - dice mientras se separa y se coloca al lado de Mel.

- Luis: Este es Pablo.Ellas son Mel y Aitana - dice sosteniéndole la mirada a esta última.

-Pablo: Encantado-dice cordialmente.

- Aitana: Encantadas.- dice sonriéndole a Pablo mientras que Mel, le amagaba una sonrisa.

Mel se quedó un rato mirando a aquel chico hasta que sus miradas se encontraron y ella, por vergüenza, la apartó rápidamente.
Mientras que a Pablo, le salió automáticamente una sonrisa triunfal.

Aitana, tan observadora como siempre, sonrío cuando se dio cuenta de que aquel chico aparentemente perfecto ,no paraba de mirar a su amiga de arriba abajo, mientras que ella, hablaba con Judith y no se daba cuenta.

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