Capitulo 32

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Aitana hoy se ha levantado con muchas energías y antes que Melanie. Últimamente tiene bastantes ánimos y todos sabemos a qué se debe eso.

Ha decidido prepararle el desayuno a su amiga y de paso a Hugo, al que estaba a punto de llamar.

-Huguito, ¿vienes a desayunar antes de ir a trabajar?.- propone Aitana.
-Sí, bonita. En nada voy.- contesta el hermano de su mejor amiga, al otro lado del teléfono.

Tras terminar el desayuno, llegó Hugo, dispuesto a despertar a su hermana.

-Buenos días amor.- dice sentandose al lado de Mel y recibiendo un gruñido a cambio.- Aunque tú no trabajes, Aitana nos ha hecho el desayuno para desayunar juntos. Después te duermes de nuevo si quieres.
-Voy.- contestó Mel, aún adormilada y con los ojos cerrados.

Aitana decidió esperar abajo y cuando la vio bajar las escaleras, se preocupó.

-Oh, Dios. Qué mala cara tienes Mel, amor.- dijo levantándose.- Creo que tienes fiebre.- le tocó la frente.
-Creo que ayer la playa no me sentó bien. Estoy quemada por todos lados, y anoche, estuve vomitando.
-Joder, Mel.- dijo Hugo. Siempre se había preocupado mucho por su hermana y por poco que le pasara, él ya se alarmaba.
-No es naaaadaaa.- le contestó Mel, llevándose a Hugo al sofá de la mano para sentarse con el.

El día anterior, Mel, había estado con Judith y Erik en la playa.

Tras desayunar, Aitana tuvo que irse y lo hizo muy preocupada por su amiga. Sabía de sobra que cuando vomitaba se ponía fatal.

Al llegar al trabajo, Luis la recibió con una amplia sonrisa y con un beso en la mejilla.
Pablo, que se encontraba en el despacho de su amigo, hizo lo mismo.

-¿Que te pasa?.- le preguntaron al unísono los dos.
-Nada. Bueno, Mel está bastante mala. Tiene fiebre y no para de vomitar. Además tiene todo el cuerpo achicharrado del sol.
-Joder.- respondió Luis.- Pobre. Ayer por la noche la llamé y me contó que tenía malestar pero no profundizó.
-Me iba a quedar, pero no quiere. No quiere ser una "carga" como ella dice. Encima, Hugo se acabará de ir obligado también por Mel. Ella sabe que trabaja.- dijo la catalana, mientras miraba el reloj y veía asentir a Luis.

Pablo, que se preocupó al momento y decidió desde el primer segundo que no iba a dejar que su Melanie estuviera sola y mala, habló.

-Me voy con ella.- dijo, levantándose del asiento.

Luis y Aitana, se miraron y negaron riendo.

El malagueño, antes de llegar a casa de Melanie, decidió comprar unas cuantas cosas.

Al llegar, tocó la puerta y esperó a que Melanie abriera.

-¿Qué haces aquí?.- preguntó Melanie, sorprendida.
-Joder. Qué mala cara tienes.
-La segunda persona que me lo dice hoy. Gracias.

Tras eso, a Melanie le dieron ganas de vomitar, por lo cual, fue corriendo al baño, dejando la puerta abierta. Se puso de rodillas frente al inodoro y comenzó a vomitar el zumo que había tomado.

Se sorprendió aún más cuando notó que unas manos le cogían el pelo y le daban palmaditas en la espalda.

-Ya está. Ya está. Échalo.- le decía Pablo.

Cuando acabó, miró a Pablo y recibió una sonrisa por su parte.

-Ven, vamos al sofá.- dijo, mientras la cogía en peso.

La tumbó boca abajo y le mostró la crema que había comprado.

-Voy a echarte para ver si mejoras.- informó.- Estás ardiendo.- dijo tras tocarla. Empezó también a levantar las cejas repetidamente.

Mel, comenzó a reír. La presencia de Pablo le hacía estar mucho mejor.

-¿Te ríes?.- preguntó este, mientras le extendía la crema con cuidado.- A mi no me hace gracia eh. Soy yo el que te está echando crema y el que hace un minuto te estaba viendo vomitar de lo lindo.- dijo, sonriendo. Nunca se había visto en esta situación con nadie.
-Lo siento. Soy un desastre.- se disculpó Mel, mientras se daba la vuelta para que le echara crema por detrás.

Ahí, Pablo, se dio cuenta de que Melanie iba solamente con unas braguitas y un top corto. Le provocó una erección inmediata, pero, decidió obviarla ya que Mel se encontraba mal y lo único que quería era que mejorara.

-Cuidado, por favor. Ahí es donde más me duele.- dijo la catalana, cuando Pablo le echó crema en los glúteos.

Tras terminar de echarle crema, le dio unos golpecitos para avisarle de que ya había terminado. Mel, se dio la vuelta y se abrazó a el.

-Gracias.- susurró.
-Duerme un poco más.

Mel, no tardó en quedarse dormida en el regazo de Pablo. A él, no le podía encantar más tenerla así.

Al cabo de unas horas, Mel despertó y vio que Pablo estaba en la cocina.

-Hola.
-¿Estás despierta?.- preguntó mientras dejaba el vaso de agua que tenía en la mano sobre la encimera.
-Sí.
-¿Qué me miras?.- sonrío.

Melanie, ando hacia Pablo y le cogió de la nuca, haciendo que se pusiera a su altura.

-Espera.- interrumpió este.- ¿Te has lavado los dientes?
-Idiota.- respondió Mel, haciendo así el amago de irse.

Pablo, la cogió de la muñeca y pegó su pequeño cuerpo contra el suyo.

-Chiquitaja.- susurró.

Metió su lengua en la boca de Mel, la cual, la esperaba ansiosa. Recorrió cada centímetro de esta y mordió repetidamente sus labios cortados.Mel, en respuesta, tiró del pelo de Pablo porque sabía que eso, le provocaba mucho.

Pablo, paró y la cogió de la cara.

-¿Estás segura? Estás muy dolorida y te puedo hacer daño.

Mel, en respuesta, saltó sobre sus brazos y lo besó con más ímpetu.

Se balancearon de un lado al otro hasta que terminan en el sofá. Melanie colocó a Pablo debajo de ella mientras que se dedicaba a hacer pequeños movimientos con su cadera para volverlo loco.

Justo cuando Pablo iba a meter la mano por el mojado tanga de Mel, le sonó el teléfono.

-¿Quien es?.- respondió cortante mientras resoplaba.

La respuesta de quien estuviera al otro lado de la línea le impactó tanto que en apenas unos movimientos, ya estaba fuera de la casa de Melanie.

La catalana se puso unos pantalones lo más rápido que pudo para ir tras él pero no lo consiguió, cuando salió fuera, él ya no estaba.

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