Capítulo 11

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Aitana lleva alrededor de media hora mirando detenidamente cada pieza de ropa de su armario.
No sabe que ponerse, no está acostumbrada a tener opción en cuanto a ropa para ir a trabajar.

Finalmente, escoge un vestido de color negro, que se queda un poco más arriba de sus rodillas.
Como se ha levantado lo suficientemente perezosa, opta por solo tapar sus ojeras y no añadir nada más de maquillaje.
Se pone unos tacones no muy altos y camina hacia la cocina.
Tras desayunar, deja un beso en la mejilla de su amiga deseándole así un buen día.

Cuando llega a la empresa, saluda a Erik y deja también un beso en su mejilla. Erik, automáticamente, se lo devuelve.

Justo al entrar a lo que es su despacho,mira cada rincón,avanza, y se sienta tras la negra pantalla del ordenador. Se siente rara, y con unos nervios atacantes.

La puerta se abre acompañada de unos toques, lo que hace que deje de perderse en sus pensamientos y entre más en nervios al ver a su nuevo jefe.

- Buenos días Aitana, ¿Me traes dos cafés por favor?
- ¿Solos o con leche?.- pregunta la catalana.
- Como quieras.- responde Luis.
Ella, se limita a asentir con la cabeza.

Cuando ya los tiene en sus mano, camina hasta el despacho de su jefe y toca la puerta antes de entrar.

- Aquí tienes.- dice mientras deja los vasos sobre la mesa, sin ni siquiera mirarle.
- Siéntate,uno es para ti.- Responde Luis, buscándola con la mirada.
- Ya he desayunado, pero gracias.
- Al menos siéntate.- insiste él.
- Tengo cosas que hacer, es mi primer día ejerciendo de secretaría.
- Pueden esperar unos minutos,soy tu jefe.

Aitana, suspira y se sienta

- Eso está mejor, bonita.- dice Luis, sonriendo. ¿Mel empezaba hoy, no?
- Sí.
- Y, ¿sois amigas desde siempre ?
- Desde el instituto, sí.
- ¿Y con Erik, qué tal? ¿Tenéis mucha relación,no?
- Sí,es muy bueno.
- ¿Hay algo más con él?
- Creo que eso no es de tu incumbencia,y ahora, si me perdonas, tengo que trabajar.- dice levantándose de la silla, haciendo que Luis, no pueda evitar recorrerla con la mirada.
- Te pregunto porque ambos sois mis empleados, y debo saber hasta donde llega vuestra relación.- dice Luis, rodeando la mesa mientras se acerca a Aitana y deja un beso en su mejilla.
- Sigue sin importarte.- dice Aitana, mientras se separa de él.
- ¡Que cabezona eh!.- responde, poniendo los ojos en blanco-¿Qué haces después de este turno?
- Irme a casa.
- Pues cambio de planes. Vamos a comer, avisa a Mel.
- No me he traído coche, Luis.
- Te llevo yo.
- No, ni lo pienses.
- Aitana, he dicho que te llevo yo. Nada más que hablar. Vuelve al trabajo.

Aitana sin decir nada más, salió de la oficina.

Cuando Aitana sale, Luis decide llamar a Pablo.

- ¡Buenos días príncipe! ¿Dónde estas?.- dice mientras pone el manos libre y teclea en el ordenador.
- Buenos días bonito. Voy de camino a la empresa.- responde Pablo, el cual va en su audi R8.
- Muy bien. ¿comemos juntos?
- De acuerdo,¿dónde siempre?
- Donde siempre. Nos vemos. Ponte guapo para mi.
- Nos vemos bonito. No lo dudes.- dice Pablo despidiéndose mientras se baja del coche al llegar a su empresa.

Cuando se acerca la hora de comer, Luis recoge todo y camina hacia la sala de Aitana.

- ¿Nos vamos?
- No hace falta me que lleves, iré andando.
- ¡Por dios Aitana!, vamos al mismo sitio, te llevo y punto. No seas dramática anda.

Antes de salir de la empresa, Aitana le dedica una sonrisa a Erik, a modo de despedida y Luis lo nota al instante.

- ¿Estás cómoda trabajando?. -pregunta Luis rompiendo el silencio durante el trayecto.
- Obviando tu presencia todos lo días,sí,estoy a gusto-ríe.
- Joder, ni que fuera tan mala compañía.- dice uniéndose a las risas de Aitana.

Por primera vez ,se puede decir que ambos, han bajado la guardia.

La mano de Luis, cambia la posición del cambio de marchas al muslo de Aitana, acariciándolo a su vez.

- Estás preciosa.- dice Luis mientras desvía su mirada de la carretera hacia ella y se muerde el labio.
- Deberías estar atento a la carretera, Luis.- le contesta, apartando la mano de este de su muslo.
Acto que Luis, aprovecha para enredar sus dedos con los de ella.
- Es que me distraes.
- No debería,- dice apartándose de él.
- Hemos llegado, gruñona.

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