Cuando Catra es echada de casa, en lo único que puede pensar es en la preciada libertad que había obtenido. Desea más que nada utilizarla sabiamente, por lo que se decide en irse de la ciudad para empezar una nueva y mejorada vida bajo sus propios t...
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Su mente estaba totalmente sobrecargada de pensamientos y emociones, quizás porque creía que era el final para ella, nunca más volvería a sentirlos así que pasaban por su cabeza para recordarle lo que era estar viva antes de terminar por completo.
Obviamente, no todas esas memorias y sentimientos eran malos, al contrario, se empeñaba en lograr diferenciar de entre muchos otros los que en realidad la hacían sentirse amada. Recordaba los berrinches de Frosta para que la dejaran acompañarlos a las sesiones de fotos, el humor negro de Mermista que usaba en los momentos menos indicados, las horribles "aventuras" que se inventaba Sea Hawk para impresionar a Mermista (que, aunque no lo hacían en absoluto, hacían pasar un buen rato al grupo), el gran corazón de Bow que hizo que pudiera unirse a ese increíble grupo de amigos y, por supuesto, las ocurrencias de Glimmer para escaparse de las sesiones e ir a divertirse a espaldas de su madre. Casi podía palpar todos esos hermosos momentos. Vivirlos... por última vez.
Sus dedos sobre la viga de acero se debilitaban conforme pasaban los segundos, el frío le carcomía la piel haciendo que se le erize debajo de la chaqueta, su respiración era entrecortada y muy agitada debido a la presión, el sudor se deslizaba por su frente hacia sus mejillas y culminaba fusionándose a las saladas lágrimas que caían desde sus hinchados ojos. Estaba devastada, en pocas palabras.
¿Qué es lo que estaba esperando? La carretera a 20 metros del puente vehicular en el que yacía aún no recibía ningún impacto de una rubia sin motivaciones para seguir respirando. ¿Por qué no simplemente dejaba de darle un mal rato a las articulaciones que la sostenían y solamente... terminaba con todo?
Al fin y al cabo, era el final para ella. Si decidía acobardarse a último minuto y se volvía al lado seguro de la construcción no le contaría nada de lo que había intentado hacer a nadie. Sería tener otro peso sobre los hombros que cargar, en una vida que no quiere vivir. Sería como darse otro castigo con el cual tener que lamentarse en silencio, sin que la escuchen, y al que tener que esconder frente a los demás. Sería condenarse a sí misma a sentir más lastima de su existencia de la que ya tiene.
Por eso es que debe hacerlo sin importar qué pase. Aunque tampoco es que pueda pasar mucho que digamos, ¿cierto? Es decir, son casi las 3 AM en un lugar que de por sí no es muy recurrido por el día, además de tener una pésima iluminación que haría casi imposible que la reconocieran al borde del puente. Era como si el universo se hubiera alineado para este preciso instante.
Nada podría detenerla ahora de hacer lo que sería inevit-
— ¡Hey! ¡No lo hagas, por favor!
No puede ser cierto.
El grito agudo de una chica se escuchó a sus espaldas, algo que hizo que el corazón empezara a latirle demasiado rápido, pues estaba muy alterada en ese momento.
