𝐑𝐨𝐚𝐝 𝟔: 𝐔𝐧 𝐚𝐝𝐢𝐨́𝐬 𝐩𝐚𝐬𝐚𝐣𝐞𝐫𝐨

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La iluminación en ese puente podía ser escasa, pero ellas se estaban mirando a la otra muy claramente. Catra buscando heridas o simplemente asegurándose que todo estuviera correcto con la rubia, y Adora, sólo se mantenía observando a su salvadora detenidamente, tratando de memorizar la mayor cantidad de pequeños detalles que pudiera, pues no pensaba olvidar esa noche ni a la persona con la que la pasó mientras siguiera con vida.

Ambas estaban ahora sentadas frente a frente, sólo viéndose, sin pena alguna a pesar de ser totales desconocidas. ¿Acaso recordaban que lo eran? Se sentían tan familiares, tan confortables con la otra, que no recordaban que era la primera vez que se conocían, que eran sólo extrañas que se habían topado en el momento exacto, en el lugar exacto, pero en la situación equivocada.

Catra estaba un poco mareada con todos los sucesos ocurridos. ¿Esto realmente estaba pasando? ¿En realidad había salvado a una chica de la muerte? Quizás estaba dormida en el trabajo y todo lo que pasó esa noche era sólo un sueño. Pero entonces, ¿por qué pudo sentir tan vívido cómo el cuerpo de aquella mujer temblaba bajo sus manos y estaba casi tan frío como la ventisca que corría en ese instante? ¿Por qué al haber secado las lágrimas de esa extraña la humedad se plasmó en las yemas de sus dedos tan fácilmente? ¿Por qué esa chica se veía como si tuviera una mezcla de miedo y alivio viajando por su mente, mientras usa uno de sus sweaters favoritos? Si todo era un sueño, ¿por qué se sentía tan real?

No mentía al decir que, a pesar de haberse emancipado al fin de su disfuncional familia, puede que esa madrugada esté teniendo más comportamientos contrarios a su verdadera personalidad que cuando estaba dentro de su antigua casa.

Sólo faltaba ver lo que aquella rubia traía puesto. Catra lo había buscado profundamente dentro de su mochila porque sabía que era el sweater más cálido y cómodo que tenía.

Ella odiaba prestar o regalar su ropa; durante su infancia en el orfanato las únicas vestimentas que tenía eran las que les donaban, es decir, sólo ropa usada y desgastada que ya nadie quería porque estaba -técnicamente- horrible. ¿Por qué debería de dejar que otra persona utilizara lo que es suyo? Se lo dejaba muy claro a Lonnie cuando tomaba sus camisas o chaquetas sin preguntar (aunque obviamente iba a decirle que no): "Esta es MI ropa, si quieres ponerte algo como lo que yo tengo consíguetelo tú misma".

¿Dónde quedó ese dicho tan popular de ella? Seguramente en el corto espacio que había entre la piel de esa extraña y la tela del sweater que llevaba. Porque, vaya que no lo había notado antes, aunque era lo más lógico al haber estado en una situación de vida o muerte como la que acababan de vivir; pero esa chica de ojos azules sí que sabía lo que era trabajar su cuerpo. A Catra esa prenda le quedaba un poco grande porque justamente había decidido comprarla así; pero a esa rubia le quedaba perfecto y hasta se atrevía a decir que un poco apretado debido a la musculatura de su cuerpo.

On my way | Catradora AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora