Lo bueno de conocer personas

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BaekHyun

¿Qué puede ser peor que el chico que te gusta te pida que salgas con el más tonto de sus amigos?

Pintarte el cabello de azul. Y yo acabo de pasar por ambas cosas.

Mi mamá me hizo una lista de cosas positivas que podía hacer o pensar en momentos de desesperación, pero ahí no decía «estar enamorado de tu mejor amigo». Por eso me limité a hacer una estupidez: cambiarme el color del cabello. Esta vez no le pedí ayuda a mi mamá. Me encerré solo en el baño el sábado por la mañana y, un par de horas después, cuando al fin salí cambiado, casi la mato de un susto. Después me lamenté insoportablemente y no me paré de la cama en todo el fin de semana.

—No seas tan negativo —dijo ella, viéndome regar el helado sobre las cobijas.

—Entonces dame un novio, mamá.

El domingo por la noche vimos juntos una película en la que a una chica la deja el novio y ella, esperando darle celos al idiota, empieza a salir con otro chico que resulta ser mucho mejor. Es buena persona, está guapísimo y –¿cómo no?– terminan casándose.

Eso me prendió el foco. Se me ocurrió que mi única opción era recurrir a medidas desesperadas. Así de mal estaba yo después de toda la absurda situación con Kris.

Ayer lunes tuve que volver al despacho de la señorita TaeYeon para que me ayudara a no entrar en pánico –una vez más–. Ya se estaba convirtiendo en una rutina. Pero es que este nuevo color de cabello me tiene inseguro. Ya no me veo genial como antes, ahora solo parezco que tuviera problemas emocionales.

—Los cambios hacen que tus amigos estén interesados en tus difierentes facetas —dijo la psicóloga de estudiantes—. Se sentirán curiosos por conocer este nuevo lado de ti.

Para ser sincero, sus palabras no me motivaron esta vez. Sin embargo, no podía seguir caminando por los pasillos como alma en pena, y menos si ahora mi cabeza brillaba con un color radioactivo contra natura. Tenía que aferrarme de algo, y lo único que tenía a la mano era ese consejo.

Así que salí del despacho de la señorita TaeYeon para encontrarme en el salón de mi siguiente clase con ChanYeol. Esta vez fue él quien dejó caer sus libros al suelo apenas me vio. También lo hizo la chica detrás de él. Y luego otro chico. Y al final el profesor.

—¿Ahora eres punk? —preguntó, mirándome desde todas los ángulos.

—Sí, se me había olvidado contarte que tengo una banda de emotional hardcore y me iré de la casa en medio de la noche a una gira por los bares más peligrosos del país.

Él sonrió al escucharme.

—Tienes cara de hacer música caneca.

—ChanYeol, eso no es un adjetivo.

—Se te ve bien este nuevo estilo —dijo y me jaló el cabello con más fuerza de la necesaria.

—Gracias —dije y le golpeé el trasero.

Después de clases, me quedé en la escuela para ver a ChanYeol en sus clases de baloncesto. Se suponía que luego iríamos juntos al gimnasio y que, además, yo estaba ahí para conseguirme una cita con alguien diferente, pero fue una tarea difícil. Me quedé mirando a mi mejor amigo desde lejos con la boca medio abierta mientras se me caía la baba. Claro, la baba y el refresco que llevaba en la mano. Terminé echándomelo casi todo sobre la sudadera.

Saqué una toalla de la maleta —que era para secarme el sudor después del ejercicio—, pero, como yo cada día era más y más idiota, tuve que darle otro uso y echarla a perder. Y mientras me limpiaba la estupidez de encima, un chico de piel bronceada y uniforme de baloncesto se me sentó al lado muy tranquilo.

Lo bueno y lo malo de las cosas [ChanBaek]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora