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Habían pasado dos semanas. La graduación se encontraba a mes y medio de distancia. Los exámenes finales se acercaban con rapidez. En menos de tres semanas tendrían que examinarse de las primeras asignaturas, las comunes a todos. Luego, en la siguiente semana, tendrían que tomar los exámenes optativos. Antes de la graduación, podrían solicitar plaza en diferentes universidades. Después de la graduación, recibirían noticias. Tomarían su decisión final. Todo el mundo esperaba con ansias la llegada de la graduación, pero nadie quería que el tiempo de evaluación se acercase más.

Los exámenes tenían a todo el mundo especialmente sensible. ¿Cómo podía ser que de unos cuantos papeles dependiese tu futuro?

Soojin pasó la página de su libro de literatura con delicadeza. Llevaba años preparándose para aquellos exámenes. En su clase, solo había dos personas, aparte de ella, que no parecían mostrar signo alguno de agobio. Ryujin, Chaewon y Soojin tenían muchos problemas ahora mismo. Muchas cosas en su cabeza. Los exámenes no eran tan importantes. Sabían cuáles serían sus notas. Por muy difíciles que los pusieran.

No es que fueran creídas o subestimasen las pruebas. Eran conscientes de lo que se jugaban. Por ello, habían dedicado los últimos años a un exhaustivo estudio. Antes de entrar a los últimos años, ya llevaban contenido avanzado que no les correspondía a su edad.

- ¿Qué estás repasando? - preguntó Shuhua mientras revolvía su cabello.

Cuando había invitado a la pelinegra a su casa, nunca se hubiera imaginado que esta le insistiría en dedicar una parte de su tarde al estudio. La china había planeado ver una película, quizás una sesión de besos, mimos, abrazos. Como habían hecho todas las tardes de la semana anterior. Sin embargo, su casi novia, ya que no habían formalizado nada aún, parecía creer que necesitaba más tiempo de estudio. Shuhua no iba a negar que tenía razón, pero le molestaba tenerla tan cerca y no poder tocarla o besarla.

- Literatura - respondió como si nada.

- Sacas dieces en esa asignatura - bufó Shuhua.

Soojin la miró durante unos segundos antes de dedicarle una sonrisa burlona.

- Saco dieces en todas las asignaturas - habló -. Pero tú no, y uno de tus mayores problemas es con literatura. Quiero asegurarme que tengo todo bien para poder ayudarte.

La china estaba a punto de derretirse en su lugar. Vale, puede que se quejase de estudiar. Pero en el fondo, agradecía tener a Soojin a su lado en ese momento. Su coreano seguía sin ser tan bueno. Podía comunicarse y había comenzado a escribir casi sin faltas. Pero su compresión lectora tenía que ser trabajada un poco más. Por ello, asignaturas como historia, literatura o filosofía, en las que tanto tenía que estudiar, se volvían un reto para ella.

Habría tirado la toalla si no fuera por Soojin.

- ¿Estás haciendo eso por mí? - preguntó.

- Claro. Además, así también repaso yo y podemos pasar más tiempo juntas. ¿No crees que ambas salimos ganando?

Una sonrisa creció en su rostro.

- ¿Te he dicho ya que eres la mejor? - comentó mientras se acercaba a ella.

Le robó un par de besos antes de volver a sus apuntes de matemáticas. Quería demostrarle a Soojin que aquel esfuerzo merecía la pena. Además, estaba segura de que si conseguía hacer las cosas bien, podría conseguir algunas atenciones de su casi novia. Sonrió. Quizás debería buscar otra ambición pero, por ahora, solo quería que Soojin se sintiera orgullosa de ella.








El parque le daba una sensación agradable. Ese día había salido a pasear a la perrita de su vecino. Él era un poco descuidado y olvidadizo, así que le había pedido a la chica que pasease a la mascota mientras la verdadera persona que hacía aquello terminaba sus exámenes. A Chaewon no le importó tener que estudiar también. Además, le encantaba la pequeña Moonie. Era una bolita de pelo blanca llena de amor.

bad, bad girl [SooHua]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora