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Miró el cuadro que adornaba su mesita de noche. En él se podía ver a ella junto a su hermano y a su cuñada. Los tres mostraban amplias sonrisas. La tomó, observando la imagen con detenimiento. Los echaría de menos. Aunque ellos la harían volver antes de tiempo. No planeaba perderse su boda. Suspiró. Todavía con el cuadro en mano, se dirigió hacia su maleta. No tenía demasiadas cosas. Había metido su portátil, algunas prendas de vestir (sus favoritas), unos zapatos deportivos, y algunos peluches y cuadernos. Eran las cosas sin las que no podía vivir. El resto, se quedarían allí a la espera de que algún día volviera. Si es que lo hacía.

Corea estaba llena de recuerdos agridulces. Las mejores partes, tomarían un avión con ella, dejarían todo atrás a su lado. Empezarían un nuevo camino juntas. Miró de nuevo la foto, acariciando su rostro a través del cristal. No le importaba si se manchaba. Solo echaba de menos aquella felicidad.

Sabía que sus amigas estaban preocupadas por ella. Sabía que llevaba semanas con varios contactos bloqueados. Había puesto todas sus redes sociales privadas y había negado la entrada de nuevos mensajes por usuarios a los que no seguía. No quería hablar con ella. Quería borrar cada momento. Quería borrar los sentimientos que aún seguía teniendo. Se había enamorado, con miedo y con esperanza. Había caído tan involuntariamente por Shuhua, que no se reconocía a sí misma.

Durante un tiempo, pensó que el amor era algo bonito, que merecía la pena.

- ¿Has terminado ya de hacer la maleta?

La voz de su hermano la sacó de su ensoñación. Se giró a mirarlo. Kai tenía una sonrisa en su rostro, aunque sus ojos estaban llenos de tristeza. No quería que su hermana se fuera, no quería que se alejaran. Pero sabía que era lo mejor. Había tenido que ver como su hermana se deterioraba con el paso de los años. Como a nadie parecía importarle. No es que no importase, es que nadie había sabido cómo ayudarla.

- Estoy pensando en llevarme esta foto - comentó mientras le enseñaba el cuadro.

- Había asumido que lo harías - habló con cierta mofa -. No puedes vivir sin mí.

- Creído.

- No te he visto negarlo, hermanita.

Ella le sacó la lengua, pero sonrió tras ese gesto. ¿Cuánto llevaba sin ver sonreír fluidamente a Soojin? Posiblemente desde el día de la graduación. Se había hecho amigo de Taemin una de las veces que fue a por su hermana. De hecho, Taemin había intentado ligar con él, pero la cosa nunca fue más allá de un ligero tonteo. Encajaban demasiado bien como amigos. Además, para ese entonces, él ya tenía a su novia. No creía que nadie pudiera nunca hacerle olvidar todo lo que sentía por ella.

Taemin había sido quién le había contado acerca del estado deplorable de su hermana. Él había ido a la casa de Sungjae a recogerla. La imagen había sido horrible. Se le quedaría grabada aquella escena.

Cuando vio a su hermana tan rota, no pudo evitar que una parte de sí mismo se rompiera.

Dejó la foto dentro de la maleta y procedió a cerrarla. Todo se había terminado. Se había convencido de ello. Ahora le esperaba una nueva vida. Podría buscar una nueva felicidad. No creía que fuera a ser demasiado difícil. No es como si hubiera sido muy feliz allí.

- Entonces, ¿estás segura? - le preguntó.

- Más que nunca - le sonrió -. Yuto nos esperará en el aeropuerto. Hemos conseguido rentar una casa con cuatro habitaciones, así cada una tendrá su propia privacidad. Hablaremos con la dueña del tirón. Ella nos dará las reglas y...

- Lo sé, lo sé. Me lo has repetido muchas veces - se quejó él -. Sé que sois un grupo de niñas responsables.

- Ya no somos niñas.

bad, bad girl [SooHua]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora