Obsesivo

39

Abrí la puerta con suavidad, Eren estaba sentado en la cama, sujetando un trozo de papel en su puño. Miraba por la ventana, indiferente a todo lo que sucedía al rededor de el.

Camine lentamente hasta su cama, me senté a su lado, esperando que me mirara, pero seguía absorto en la ventana. Solo mirando.

-Todo está bien ahora- Dije con calma- Ya no podrá hacerte daño, ya no está

-Ya no esta...- Susurro con calma, mientras una sonrisa se formaba en sus labios- Ya no está conmigo

-Si... Podrás volver con nosotros, Mikasa vendrá a verte- Dije pensando que lo alegraría, pero solo arrugó más el trozo de papel- ¿Quieres hablar de ello?

-No lo entenderías, nadie lo haría- Dijo abriendo su mano, una foto arrugada de Levi sonrieno cayó en su regazo- El era todo...

-Eren, por favor dime qué sucedió, quiero ayudarte- Dije con un poco de desesperación- Tienes que olvidarlo Eren

-Si, lo haré- Dijo mirándome por fin- No te preocupes, voy a superarlo

-Exacto, vas a hacerlo- Dije fingiendo felicidad, el solo empezo a reír y miro de nuevo la ventana

Era imposible hablar con el, era como un cascarón vacío de lo que fue. Ese Eren vivaz que había recuperado, ya no existía. Solo este cuerpo inerte que apenas respiraba y comía.

Le hice compañía durante unos días más, hasta que me dieron de alta y solo podía visitarlo una hora al día. Los oficiales tomaron su declaración, pero al verlo en estado de shock, decidieron esperar hasta que estuviera recuperado. Aunque no había mucho que hacer o decir. Era en defensa propia, no iba haber cargos en su contra.

El oficial Erwin, me había estado hablando de Eren. Se había vuelto cercano a mi, aunque el disimulaba un poco, ya que seguía investigando nuestro caso. Aunque gracias a eso podía estar informado casi de todo, sobre el juicio o lo que había sucedido con Levi, su infancia y los problemas que nadie sabía. Sentía un poco de pena por el ahora, aunque no podía perdonar lo que hizo.

Había destruido toda la escencia de mi amigo, había roto su alma y lo había dejado vacío por completo.

Le dieron de alta a Eren dos semanas después, íbamos a llevarlo a casa con nosotros. Mikasa había estado muy preocupada por el y se culpaba por lo que sucedió, decía que debió insistir más para que dejara a Levi. Yo pensaba lo mismo, me arrepentía de haberlo apoyado en su momento. Fue un error muy caro.

Cuando llegamos al hospital, nos informaron que Eren ya se había ido, Mikasa se puso como loca y empezó a exigir que se llamará a la policía, aunque poco después recibimos un mensaje. Eren se había reunido con un abogado, cosa que nos sorprendió aún más.

No entendía a mi amigo, sentía que todavía nos estaba ocultando algo. El era una víctima, pero las palabras de Erwin todavía rondaban por mi cabeza. Pero de nuevo lo ignore, justifique las acciones de Eren como pude y me fui a casa con Mikasa.

Lo esperamos por varias horas, hasta que la puerta se abrió y Eren entro, se veía feliz, emocionado. Le sonreí, porque a pesar de todo me gustaba verlo. El merecía mucho más

Por unas semanas, todo estaba bien. Eren asistió al juzgado y todo se resolvio, realmente no sabía mucho de eso, pero Erwin me aseguro que el estaría bien. Mikasa retomó su relación con Eren, estuvo con el casi todos los días, y el le hablaba como si nunca se hubieran peleado. Conmigo todo era normal, de hecho, demasiado normal. Hasta que un día empaco sus cosas

-¿A dónde se supone que vas?- Pregunto Mikasa con enojo

-Regresare a casa- Respondió arrastrando sus maletas- Tengo que volver, ya pasó mucho tiempo

-¿A qué casa te refieres Eren?- Pregunté con preocupación- Está es tu única casa

-Sabes que no es verdad- Dijo riendo- No se preocupen, todo estará bien

-No puedes irte, estás equivocado- Mikasa sujeto su mano, casi llorando- Estás mejor con nosotros

-Tengo que ir a casa- Dijo está vez con molestia, su voz fue dura- No tienen que preocuparse por nada, todo está resuelto

Salió de la casa, sin volver a mirarnos. Sus pasos eran lentos y seguros, como si supiera donde debía ir. Me estremecí al pensar a dónde iría, pero no pude decir nada. No cuando Mikasa estaba desesperada, no cuando yo mismo tenía miedo. Miedo de Eren. Porque las palabras de Erwin nunca dejaron de rondar en mi mente.

El tiempo siguió transcurriendo

Eren nunca volvió