Nyctophilia 🌓 Ciel Phantomhive

🌕 13: Castillo de secretos

[Residencia Seward]

El Profesor abrió la puerta, permitiendo el paso al joven Conde y su mayordomo.

– ¿Esta es la casa del Doctor Seward?

– Sí –cerró la puerta.– Como la hostelería del pueblo está cerrada, me estoy quedando aquí.

– Ya veo.

– Por favor, tome asiento. Buscaré mis libros.

– Claro.

[Castillo Întuneric]

– Padre, insisto en que deberíamos irnos.

– Normalmente te daría la razón, pero no podemos desaparecer ahora con el Conde en el castillo.

– Podemos dar una excusa.

– No es seguro. Su mayordomo ya sospecha de nosotros, estoy seguro que ha sentido el aroma a sangre en nosotros.

– Entonces... ¿Nos quedaremos aquí? ¿Hasta que nos encuentre?

– Haré lo posible para que no nos encuentre. Y ya te lo dije, si las cosas se complican te enviaré con el hermano de tu madre.

– Pero...

– Tn Rahela, sé que te incómoda y no te gusta tener que beber sólo jugos, pero es por tu bien.

– ...Entendido –dijo bajando la cabeza.

[Residencia Seward]

– Aquí están.

El Profesor dejó un par de libros y libretas sobre la mesa, tomó un viejo y gastado cuaderno y lo entregó al menor.

– Esto es. Mi investigación sobre vampiros. 

Ciel levantó una ceja, aún estaba incrédulo; tomó aquel cuaderno y comenzó a revisarlo, leyendo lo que tenía escrito y ojeando los dibujos.

– Esto...Parece convincente, sin embargo...

– Lo comprendo, Conde. Las personas como usted o yo no creemos en demonios...hasta que los vemos.

– ... –lo miró.– ¿Cómo lo supo?

– He investigado mucho a lo largo de mi vida. Puedo distinguir un humano normal con uno que haya pactado, un mayordomo humano con uno demoníaco. Dígame, el parche que usa ¿Es para tapar su contrato?

– ...Lo es.

– Lo supuse –sonrió.– No se preocupe, no es de incumbencia el saber sobre los motivos de su pacto, ni tampoco lo aburriré hablándole de Dios y cosas religiosas. Estamos aquí por los vampiros, esas criaturas son peores. Señor mayordomo –lo miró.–, usted ha visto vampiros a lo largo de su existencia, ¿Verdad?

– ...Muy pocos, pero he visto.

– ¿Qué? –lo miró.– Sebastian, ¿De qué hablas?

– He conocido a algún vampiro o vampiresa en el pasado. Lamento no contarle sobre ello, Bocchan –llevó una mano a su pecho e hizo una reverencia.

– Entonces... –ambos lo miraron.– Conde Phantomhive, usted ha pasado sus días en este pueblo en el castillo, con esa extraña familia.

– Sí.

– Las costumbres de las que me habló son muy frecuentes en vampiros. Quitar los espejos porque no se reflejan en ellos, no tener retratos familiares para no dejar ver que el paso del tiempo no los ha afectado, beber sangre para mantener la vitalidad, usar cortinas opacas para evitar que la luz solar entre.

– ...Los vampiros se transforman en murciélagos, ¿Verdad?

– Sí, también pueden transformarse en lobos, ratas, insectos, o...niebla.

– ¿Niebla?

Ambos abrieron los ojos con algo de sorpresa y miraron hacia la ventana, observando la niebla que rodeaba el pueblo.

– ...Esa niebla ha estado desde poco antes de que las muertes comenzaran.

– Creo, entonces, que mi hipótesis era la correcta.

– Por dios... –murmuró.

– Conde –se miraron.– La joven del castillo, la hija Rákóczi, ¿Lo ha enamorado?

Ciel abrió los ojos con sorpresa, mientras sus mejillas tomaban un tono rosa.

– ¿Q-Qué?

– Lo sospeché.

– Profesor-

– No se preocupe –interrumpió.– A su edad, el enamoramiento hacia el sexo opuesto es normal, pero...tal vez lo que siente por esa joven no sea causa de los químicos en su cerebro.

– ¿A qué se refiere?

– Los vampiros están relacionados con los súcubos, en caso de mujeres, e íncubos, en caso de hombres. Son demonios sexuales, eróticos. Se ven siempre jóvenes, atractivos hombres o hermosas mujeres, seducen y atraen humanos para robar su energía vital, y transformarlos a veces. Es por eso que los vampiros son tan hermosos y seductores. Si usted se enamoró de esa joven y le llamó la atención hacerlo en tan pocos días, o peor, en pocas horas, ya sabe ahora el por qué.

– ...Súcubo, ah.

– Sí. Si quiere comprobar mi teoría de que la familia Rákóczi son vampiros, pruebe con llevarle una rosa silvestre a la joven, si la rechaza tendrá su respuesta.

– Ahm. Está bien, lo intentaré.

– Conde, ¿Ha visto a los empleados del castillo?

– Uhm. Sólo al ama de llaves, una vieja anciana, y el mayordomo, pálido y delgado como un muerto y muy alto.

– Una nigromante y un ghoul.

– ¿Cómo dice?

– Los vampiros están asociados a la magia negra y nigromancia, lo más posible es que esa anciana sea una nigromante. Y los humanos que muerden, dependiendo de ciertas circunstancias, pueden volverse vampiros o ghouls, el mayordomo ha de ser este último. Los ghouls, o guls, son demonios necrófagos, monstruos no-muertos que profanan tumbas y se alimentan de cadáveres.

– Ya veo. Así que brujas y demonios.

– Sí, estoy seguro de que lo son.

– ¿Tiene alguna teoría sobre lo que hay en el sótano?

– Ataúdes. Los vampiros necesitan tener tierra de su lugar de origen, suelen llevar esa tierra en sus propios sarcófagos.

– Podría tratar de bajar.

– Podría intentarlo, pero puede ser peligroso. Si va a hacerlo, lo mejor es que se proteja, lleve consigo el rosario que el párroco le regaló o algún ajo.

– Está bien.

– Hm. ¿Sabe, Conde? Estoy sospechando que "Rákóczi" no es el apellido real de esa familia.

– Es una posibilidad. Si buscan no ser identificados, entonces es normal que cambien su apellido para pasar desapercibidos.

– Conde, si no es mucho pedir... ¿Podría traer a la jovencita?

– ¿Lady Tn?

– Así que su nombre es Tn.

– S-Sí, pero... ¿Para qué quiere que la traiga al pueblo?

– Quiero verla personalmente, ver si encuentro detalles en su imagen que la delaten.

– ...

– Comprendo que usted está enamorado de ella y quiere protegerla. No se preocupe, no le haré daño.

– ...Está bien. Si ella acepta venir al pueblo, la traeré conmigo, pero tendré que convencer a su padre.

– ¿Hay algún problema con él?

– Después de que Lady Tn vio ese escudo en el árbol, parece que le contó a su padre, y él le ha prohibido la salida del castillo sin dar explicaciones.

– Hm...Ya veo... –llevó una mano a su mentón, pensativo.