🌓 19: Obsesivo

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– Así que un cementerio...

– Continuemos.

– Sí, vamos.

Ambos volvieron a caminar, avanzando en línea recta y alejándose del jardín trasero, para llegar al cementerio familiar del castillo.
 

Un ruido volvió a oírse, como el de una persona caminar sobre las hojas secas. Ambos se detuvieron al escuchar aquello, en la entrada del cementerio, antes de ingresar.

– Es él –frunció el ceño.

– Ya veo...Vamos, pero...mantente tras de mí.

– Sabes que soy más resistente que tú, ¿Verdad? –lo miró.– Es decir, tú eres humano, yo no.

– Lo sé –la miró.–, pero estaré más tranquilo si estás detrás de mí.

– D-De acuerdo...

Ambos continuaron avanzando, adentrándose en el cementerio y siguiendo el sonido de las pisadas. Se encontraron a una persona de espaldas, encorvada y vestida de negro, parecía una sombra.

– ¿Quién eres? –preguntó el joven Conde.

Aquella figura se giró rápidamente, mirándolos.

Era un joven, aparentaba tener una edad entre 16 a 21 años; guapo y alto, de unos aproximados 170 cm, de cabello negro azabache peinado hacia atrás con algunos pequeños mechones cayendo sobre su frente, y profundos ojos negros; muy pálido y también muy delgado. Vestía elegante, con un traje de pantalón negro, camisa blanca y un chaleco negro, junto a una capa de color negra por fuera y roja por dentro colgando de sus hombros; además de un pañuelo rojo en su cuello y guantes negros en sus manos. Cargaba en sus brazos a una chica que parecía inconsciente y que tenía el cuello ensangrentado; en la boca del chico se veía la sangre correr por la comisura de sus labios.

Él pegó un grito, parecido al chillido que hacen los murciélagos, y arrojó a la joven al suelo.

– ¿Qué está...? –exclamó Ciel con sorpresa.

– ¿Darius? –llamó Tn sorprendida, asomándose por detrás del joven Conde.

– Te encontré...Dragostea mea –sonrió el mayor.

– ¿Ah? –miró a la chica.– ¿"Dra-gos-ta mea"? ¿Qué quiere decir?

– ...Es rumano, significa..."m-mi amor".

– ¿"Mi amor"? –cuestionó.

– Ahm. S-Sí, él...

– Soy su prometido –intervino.

– ¿Qué?

Ciel, estupefacto, miró al joven de negro, quien sonrió de lado, y luego volvió la vista a la fémina, quien bajó la mirada al suelo.

– ¿Cómo que es tu prometido? –cuestionó algo molesto.– No me dijiste que estabas comprometida.

– Ya no lo estoy –lo miró.– Mi padre rompió el compromiso hace años.

– Tu padre no me importa –dijo el mayor, Darius.– Te comprometieron conmigo, así que te casarás conmigo, así tu padre esté o no de acuerdo...dragostea mea.

– Te dije que me dejaras en paz. Estás demente.

– No hasta que te vayas conmigo.

El pelinegro intentó acercarse a la chica, pero el del parche se lo impidió, interponiéndose entre ambos.

– No sé qué pasó entre ustedes, pero si ella dice que quiere que la dejes en paz, entonces no la molestes.

El mayor frunció el ceño.

Nyctophilia 🌓 Ciel PhantomhiveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora