• II. 'Cause I'm living in the darkness •

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—Esto es tu culpa —declaró Mason tras varios minutos de caída libre en, la casi absoluta, oscuridad; Bill sonrió inocentemente sacudiéndose el cabello, ambos comenzaban a impacientarse. Hasta donde ambos sabían el pozo era tan hondo que su fondo aún era desconocido, muchos coincidían en que todos los que habían investigado el pozo terminaron en instituciones de salud mental; sin embargo Mason creía recordar que uno de los diarios de su tío Ford, comentaba algo sobre el pozo; <<Bucle infinito... Tiempo... Espacio... ¿Qué es lo que dice?>> Pensó Mason esforzándose en recordar la cita exacta del diario. Bill en cambio se dejó llevar por la lenta pero constante caída, de tanto en tanto miraba de reojo a Dipper y detallaba los cambios que el castaño había sufrido durante la adolescencia, sin embargo la mayoría del tiempo su mente estaba demasiado ocupada en pensar como iniciar una conversación con el otro joven, lo miró directamente antes de sonreír sinceramente, una pequeña carcajada se le escapó los labios, Mason le devolvió la mirada discretamente antes de contagiarse de la risa del rubio, pronto ambos reían a carcajadas, el castaño no recordaba haberse reído así desde que su hermana se había mudado a Francia, casi pudo ver la escena dentro la fantasmal negrura que se abría ante él; las lágrimas, los sollozos, el abrazo final. Bill vió como Mason dejaba de reír poco a poco hasta que sus risas se transformaron en sentidos sollozos, el rubio lo miró bajo la tenue luz del móvil de Mason, el rostro cubierto de lágrimas y la expresión de culpa.

—Dipp... ¿Estás bien, Dipper? —Las palabras, parecidas a un luminoso camino invisible a los ojos de aquellos que no habían caído junto a ellos, se colaron lentamente por los oídos de Mason, y entonces colapso. Dentro de un pozo sin fondo conocido, junto a un chico que no veía hacia más de cinco años, y sin razón aparente, Mason Pines colapsó; demasiados sentimientos guardados en su joven corazón, acumulados cuál rocas en una montaña, y la avalancha se vino sobre el castaño tan velozmente que apenas notó el inicio hasta que sintió los brazos de Bill rodearlo, acomodó la cabeza en el pecho del rubio— ¿Qué pasó? —un suave murmullo brotó de los labios del castaño, como el susurro de un riachuelo, al principio inaudibles, las palabras del joven científico comenzaron a liberarlo del dolor largamente acumulado, comenzó por la muerte de sus tíos. Recordaba la brumosa mañana en que se había levantado con el grito desesperado de Mabel, desde los catorce años dormían en habitaciones separadas, por lo que al escuchar el agónico chillido que su gemela había proyectado, y al no poder verla, su primera hipótesis fue que su hermana estaba siendo mutilada por algún tipo de ladrón. El castaño corrió desesperado hacía la habitación multicolor de Mabel, su padre sostenía a la castaña que estaba doblada sobre sí misma, Mason recorrió el lugar con la mirada, vió el diploma de secundaria en el tablero de corcho, junto a un millar de fotografías de paisajes y personas que el castaño apenas recordaba.

—¿Qué... Qué pasó? —gimió preocupado, Mabel negó varias veces con la cabeza y sollozó como si algo dentro de ella se hubiese destrozado de manera irreversible —¿Má? ¿Pá? —su madre se le acercó y le colocó una mano en el hombro
—Dipper —lo llamó con dulzura
—Mason, ya nadie me dice Dipper - aclaró el castaño, Mabel gimió de nuevo, Mason la miró
—Mason, tus tíos Ford y Stan... Ellos... Tuvieron un accidente —Mason sonrió
—Mabs no llores, ellos son un par de huesos duros de roer, el hospital no les hará daño —explicó el castaño, su madre lo abrazó
—Ellos fallecieron —Mason retrocedió hasta chocar con la pared, negando con la cabeza, apenas recordaba haber despedido a sus padres el día del funeral, vestido de negro. Mabel había lanzado todos sus coloridos sweeters a la basura, sollozando y con el corazón roto; Mason se había limitado a leer y releer la herencia que el tío Stan le había dejado, los diarios 1, 2 y 3, el castaño se había encerrado en ellos, se había obsesionado con la criptozoología y el misticismo, leía y estudiaba todo el día; Mabel se había encerrado en su arte, en los cuadros sin orden aparente, en las esculturas aleatorias, en los colores y las formas. Era como si derrepente ambos hubiesen perdido la conexión que los había caracterizado desde que habían tomado conciencia de que eran gemelos, solo se veían durante las comidas, e incluso en esos momentos era usual que él estuviese inmerso en libros y ella en su tableta, revisando noticias de arte, no se miraban a los ojos, sus padres no los presionaban para que volvieran a ser los mismos de antes. Mason no se dió cuenta de cuánto habían cambiado las cosas hasta que una mañana se miró en el espejo y se vió con gafas, un tatuaje en el brazo derecho y luego se comparó con la castaña que había aparecido en el pasillo, el largo cabello recogido en un rodete, en donde estaban ensartados varios pinceles, algunos con pintura aún fresca y otros con pintura que parecía haber estado allí desde hacía meses.

—Mabel —la llamó en un susurro— ¿En qué nos hemos convertido? —la castaña negó con la cabeza y se comparó también con su hermano
—Dipp —sollozó abrazando al castaño, Mason ni siquiera se preocupó por corregirla sobre la manera en que lo había llamado, la rodeó con sus brazos; ambos sintieron como las rodillas les fallaban y tuvieron que arrodillarse, aún abrazados. Los sollozos no tardaron en surgir por parte de ambos, el daño estaba hecho, incluso cuando ella se lo explicó. Francia era un lugar lejano, Gravity Falls también, y en ninguno había padres. Mason gimoteo un poco en el pecho de Bill, deseando poder recuperar cada una de las personas que el destino le había arrebatado, el rubio incrementó la fuerza de su abrazo.

—Todo está bien Pine Tree —susurró Bill, el científico negó repetidamente con la cabeza y se aferró con ambas manos a la camiseta del rubio—. Todo está bien —repitió el chico, durante un par de segundos el silencio volvió a llenar el no lugar dónde se encontraban, a veces se escuchaban los sollozos ahogados de Mason en el pecho del locutor, pero más haya no había nada. Y de repente había luz y un suelo que los recibió con un golpe seco en su costado derecho, por inercia Bill acercó a Mason hacia su cuerpo e intentó absorber el golpe como cuando eran niños y algún bullie intentaba pasarse con ellos. Ambos soltaron un quejido.

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⏰ Última actualización: Jun 07, 2020 ⏰

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