XI. En compañía de un gato

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A veces, en lo momentos más inesperados el cerebro de Jimin decide traer a su memoria una recopilación de frases que le hacen sentir ridículo, de esas que suenan mejor en su cabeza y que luego de pronunciarlas se da cuenta que algo falló en qué y cómo lo dijo, incluso la entonación; lo piensa en tanto Hyejin riendo le dice que se quede quieto porque no quiere meter los pelitos de la brocha en su ojo.

Se quedará a pasar la noche en casa de Roseanne, jugando con la colección de maquillajes de sus amigas. A Taehyung también le están transformando la cara, remarcando con exageración sus facciones.

A Hyejin se le ocurrió que sería buena idea hacer maquillajes exóticos y Jimin dejó de horrorizarse después que aplicaron pegamento de papel en barra en sus cejas para poder cubrirlas con base —con la advertencia previa que si quedaba sin cejas él mismo se las rasuraría a su amiga—. Pidió no mirarse a un espejo hasta que la chica morena terminara su trabajo.

Mientras continúa la brocha acariciando su párpado piensa en una de las tantas frases que ha dicho a lo largo de su vida, al menos no es peor que la vez que se le confesó indirectamente a Seokjin enunciando con ojitos brillantes que la persona que saliera con él sería muy afortunada —Jungkook, en este caso—. Ahora se reproduce haciendo eco en su mente: "así tienes la excusa para seguir saliendo conmigo".

¿Por qué tuvo que decirlo de esa forma? Está seguro que se escapó esa entonación coqueta que usa para jugar con sus amigos de mayor confianza. Coquetea con Taehyung todo el tiempo y no se siente avergonzado. También con sus amigas, con Jinyoung, algunas veces con Jungkook —un poco en broma y un poco en serio, además se sonrojaba fácil y eso le gustaba mucho—.

Al menos la frase tuvo el efecto esperado y ciertamente han salido juntos más seguido.

Yoongi propuso un nuevo centro comercial y le regaló un llavero con un peluche de Chimmy versión redondita que ahora cuelga en una de sus mochilas. Él también le entregó un pequeño presente: una libreta de Kumamon. Su hyung le dedicó una sonrisa cálida, de aquellas que querría ver más seguido.

Aunque el reciente viernes por la tarde Jimin rompió el patrón en común de sus salidas tras un almuerzo con Seokjin, quien como siempre fue dulce, pero cada vez que mencionaba algo sobre la pronta visita de Jungkook, le entraban ganas de arrojarse por la ventana y arrancar. Una vez en casa, con horas libres por delante y deseos de distraerse —escapar—, le escribió a Yoongi preguntando si tenía tiempo, que se le antojaba compartir malteadas. El chico pálido aceptó y se tendieron en el pasto bajo la sombra de un árbol frondoso, cuidado de no dar vuelta alguno de los vasos desechables.

Yoongi escuchó su desahogo, sus quejas y conflictos internos. Le dedicó una mirada comprensiva y un par de palmaditas cariñosas en el hombros cuando le contaba acerca de lo incómodo que se sentía de imaginar estar de mal tercio entre Seokjin y Jungkook.

Su hyung no dijo nada, no intentó darle consejos de libros de autoayuda y superación personal. Le brindó silencio, compresión y la mitad de su malteada. Justo la dulzura que necesitaba para tranquilizar su cabeza turbada.

Si es honesto consigo mismo, quiere seguir saliendo con Yoongi, ya sean sus panoramas ilícitos o algo sencillo como compartir comida en el parque cercano.

Su nariz cosquillea cuando una brocha más gruesa barre el polvo que sella las capas de maquillaje en crema que ha utilizado Hyejin. A momentos se pregunta "qué demonios dejé que me hicieran". Ha resistido voltear a mirar a Taehyung, más cuando las risitas de Roseanne y Wheein hacen eco en la sala de estar.

Lo admite, igual es divertido.

Hyejin lleva más de una hora batallando con las brochas, remarcando el contorno y difuminando. La ve apretar sus labios y un semblante que denota absoluta concentración.

Punto Ciego [YoonMin/JimSu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora