II. Ángel

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Jimin mantiene su atención en los apuntes desordenados, está en el tedioso proceso de pasarlos en limpio, adicional a ello, aprovecha de usar los tiralíneas que recientemente se sumaron a su colección de papelería. Seulgi ríe bajito mientras utiliza el celular prestado, su salvación durante aquella semana de aislamiento digital, apoyando la cabeza en el hombro del chico.

Su amiga le comenta acerca de los outfits geniales que ahora puede usar su novia en la universidad, en tanto ellos siguen con un poco glamuroso uniforme en tristes tonos azul marino y gris.

—En otras escuelas los uniformes son más bonitos y las faldas pueden ser un poco más cortas —se queja aún con la vista en la pantalla—. Tengo una novia tan linda, incluso con este uniforme feo ella se veía preciosa —presume sonriendo contenta.

Si Jimin ha de ser honesto, una parte de su atención la absorben sus apuntes, un segundo tercio de ella se vuelca en Seokjin, con quien estuvo hablando hasta altas horas de la noche por chat. Su hyung no dejaba de decirle que estaba impresionado con su osadía y, que como siempre, bailó increíble. El simple recuerdo de un par de halagos lo derriten, las cosquillas en el estómago aparecen de forma instantánea y muerde su labio inferior para contener la emoción que amenaza con brotar en forma de risa. 

Cree que encarna a la caricatura de persona enamorada, solo que intenta disimular para no hacer el ridículo por la vida.

El tercio de atención restante se mantiene en Seulgi, quien no ha dejado de hablar y hasta ahí llega su capacidad. Por eso es que su corazón brinca violento por la sorpresa cuando un par de brazos lo rodean por la espalda, el peso ajeno lo desequilibra y una larga raya color verde atraviesa la hoja de un extremo a otro.

—¡Hoy! —Jimin salta cuando Tae habla en su oreja. Seulgi bufa incómoda tras el golpe involuntario de su amigo, apartándose del hombro que le sirvió tan bien de almohada—. Me dijo buenos días, no sé qué clase de milagro es este, pero me está saludando más seguido.

—¡No tienes que asustarme así! —protesta removiéndose sin lograr quitarse al chico de encima—. Es normal que te note si clavas tus ojos en él como diciendo "por favor, no me ignores".

—¿Tan evidente soy? —pregunta apenado, aflojando el abrazo.

—Un poco, sí —responde Seulgi, estirándose con pereza.

Es la forma sutil de plantear que cualquier persona con dos dedos de frente se daría cuenta que está enamorado por el modo en que mira a Hoseok con ojos de cachorro. Una vez Hyejin dijo sin pelos en la lengua que a tales alturas el golden sunbae debía tenerlo claro, pero luego intentó arreglarlo añadiendo que seguramente para el chico en cuestión era natural saberse deseado por media escuela, cosa que no subió los ánimos de un avergonzado Taehyung.

—Mi crush se sentó hoy conmigo —comenta Roseanne recién llegando con las mejillas coloradas y expresión feliz, saltándose los saludos al integrarse a su grupo de amigos.

—¿Cuál? —pregunta Taehyung, repasando mentalmente las chicas que se han ganado un lugar en la parcela enorme que tiene por corazón su amiga.

—La chica de intercambio que llegó a principios de año.

El resto de la pausa de almuerzo se redujo a escuchar lo maravillada que estaba Roseanne con aquella estudiante, amable y bonita, ubicada en el pupitre contiguo. Jimin asiente, aún sin lograr calibrar su atención, menos cuando el móvil que tiene Seulgi en las manos emite un timbre destinado a los mensajes de Seokjin, extiende el brazo para quitárselo de la forma más controlada posible. No quiere traducir sus ansias de modo tan evidente, aún así su amiga de cabellos negros modula el nombre del chico sin emitir sonido. Se delata con un sonrojo, da igual, se expone todavía más cuando sonríe amplio: Jin le dice que le esperará en la cafetería habitual después de la detención.

Punto Ciego [YoonMin/JimSu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora