IV. Probabilidades

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Jimin debe admitir que ha estado de mejor humor, sabiendo que influye en gran medida la salida con Seokjin dos días atrás. Además piensa que irá a verlo el sábado a la obra de teatro y un agradable cosquilleo se expande por su cuerpo. Si tuviera que buscar una similitud a experiencias previas, lo asociaría al tipo de ansiedad de mirar una prenda que desea en algún comercial por televisión o sugerencias publicitarias de las redes sociales y saber de antemano a qué tienda irá a buscarla. A medida que se acercan los días, se siente como tenerla en las manos y esconderla. Probablemente el sábado, cuando abrace al chico que le gusta sea como la salida triunfante sin que los sensores delaten su pequeño crimen.

Le gusta abrazar a Seokjin, aunque más del cincuenta por ciento de las veces deja que sea su hyung quien tome la iniciativa. Él solo se acerca, se apega un poco a su costado y lo mira como diciéndole "consiénteme, abrázame" y a veces su mensaje no verbal es leído de forma correcta, entonces puede disfrutar de ser cálidamente rodeado y del agradable aroma al perfume del mayor.

Comienza a pensar cómo vestirá el sábado. Quiere lucir muy bien, así que hace un recorrido mental de la ropa que hay escondida en su armario. Hay una camisa celeste que obtuvo el mes pasado, pensando que con un pantalón negro ajustado quedaría genial. Aquello es lo que hace que una prenda se transforme en necesidad:  imaginarse outfits, combinando en su cabeza con qué chaqueta, pantalones y accesorios quedaría perfecto; entonces está convencido de obtenerlo como a dé lugar. 

Recuerda que Seulgi lo acompañó al centro comercial y le dijo: —apuesto que esa camisa te sentaría muy bien con pantalones skinny. —Jimin sabía que el comentario no tenía segundas intenciones, ni pretendían incentivarlo a propósito a conseguir la prenda, pero asintió de acuerdo.

—Debo tenerla —respondió determinado—. Puedes esperarme afuera —sugirió para no meter en problemas a su amiga, pero ella, contagiada por el virus de la adrenalina, aceptó ir y cubrirle la espalda.

Aquella tarde también consiguió un bonito bralette para Seulgi, quien feliz agradecía sujetando su brazo, riendo con la energía todavía en su sistema luego de salir de la tienda. 

—¡Me sudan las manos! —se quejaba su amiga limpiando las palmas en su falda—. Será una sorpresa cuando mi unnie me vea usarlo hoy cuando me quede a dormir en su casa.

Jimin sonreía ante la emoción de chiquilla post travesura que tenía impresa su mejor amiga en los ojos brillante y risueños.

En recompensa, la chica le invitó un crepe de un puesto de comida callejera que comieron rumbo a casa. Jimin cuidaba de no botar ningún trozo de fruta, batallando con el ejercicio de morder y caminar al mismo tiempo. 

Después de que el shot de adrenalina parecía bajar, llegaba la culpa en su amiga, quien agregaba que era una pésima noona por no orientarlo bien.

Jimin insistía que no se preocupara, además que un conglomerado como ese no perdía realmente con un hurto tan pequeño. Él no se sentía ni remotamente culpable, aunque si su amiga quería dejarse envolver por un sentimiento tan molesto, no podía hacer tanto más que recordarle que fue su decisión y que no le sentaba mal.

—No, no es eso, me preocupa meterte en problemas por mis caprichos.

—Ya me meto en problemas por mis caprichos y entre mis caprichos está consentir a Seulgi noona, más si me compra un crepe —dijo con una de sus sonrisas de ojos cerrados—. ¿Te gusta el bralette?

—Sí. —Asintió con un pequeño puchero en sus labios entintados con rojo.

—Eso es lo que importa.

Punto Ciego [YoonMin/JimSu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora