Un Nuevo Comienzo

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Ya habían pasado varios días desde mi ridículo casting, pero intentaba superarlo de la manera más saludable posible. Seguía mi vida, tampoco era el final. Mi abuelo cuando estaba vivo siempre me decía que hasta en el momento más oscuro de nuestros días debíamos ser positivos, eso siempre nos integraría como seres humanos más sanos. Hice caso a esos consejos que ya se iban borrado de mi mente, y pase lo que quedaba de semana dejando de lado mi angustia interior. No sé si la vida es injusta, pero en ese momento parece que decidió darme una segunda oportunidad. Estaba acostada en la cama como de costumbre cuando mi hermanita entra y me dice.

-Tata, mami te está llamando, dice que vayas a la cocina- Dijo esto con la ternura natural que desprendía a cualquier lado que fuera.

Gruñendo a mis adentros, me puse unas sandalias y baje.

-Que pasa mamá- hable con el tono de irritación que había tenido todos esos días.

-Tengo que decirte algo, es muy serio, siéntate un momento-

Tenía los nervios a millón, no sé qué quería decirme pero para que fuera con tanta seriedad pues algo muy buen no podía ser.

-Que pasa mamá, no me asustes por dios- la voz ya me empezaba a temblar.

-Acaban de llamar por teléfono, lo siento pero...-

-Mamá, pero que, alguien está mal, estamos en quiebra, habla ya-

-Cariño, que...., que llamaron de la compañía a la que fuiste a audicionar, y dijeron que estabas dentro- me dijo esto con una sonrisa de oreja a oreja.

Me quede unos segundos con la mente vacía, no acababa de entender que había pasado, como era eso posible, si lo hice tan mal. Recobre mis pensamientos y dije sin entender nada.

-Pero mamá, cómo puede ser, si me dijeron perfectamente que no, no estoy sorda-

-Lo se cariño, pero una chica que si pasó tuvo un problema personal que no me dijeron, y pues la candidata perfecta después de ella fuiste tú, dime , estas feliz verdad- dijo esto un poco emocionada, se le notaba en esa expresión.

-Pero no pude terminar ni la presentación, estuve muy lejos de tan siquiera hacerlo bien, no entiendo.

-Bueno, la persona que me llamo me dijo que el director se quedó pensando mucho en ti por la respuesta que le diste antes de irte, dijo que necesitaban chicas perseverantes y que tú eras perfecta.

Dios,dios,diooos, no puedo creer que este dentro, tendré una oportunidad, tantas lágrimas, dolor en el pecho y estrés por nada, al final había entrado. Debía aprovechar esta oportunidad porque será una que no se vuelva a repetir.

-Priscila pero tienes que hacer las maletas ya, te vienen a recoger en la noche, tienes que apurarte que solo faltan unas horas-

-Pero como así, no tendré tiempo de despedirme ni nada-

-No te preocupes, ya me encargare de avisarle a todos y a la escuela, puedes estar tranquila-

De un salto fui de la silla donde estaba sentada para abrazarla, eran tantos sentimientos en un minuto que podía estallar. Me devolvió el gesto con uno mucho más fuerte, estaba risueña, mucho, más que yo. Hacía tiempo que no la veía así.

-Dale, ve a prepararte, que si seguimos en esto me pondré melancólica, ahora subo para ayudarte con las maletas-

Corriendo por las escaleras fui para mi escaparate, y empecé a elegir las mejores prendas, maquillaje, todo lo esencial. Me iba a un lugar muy lejos, estaría becada, no podía faltarme nada, todo debía ser perfecto.
A las 2 horas aproximadamente llego una camioneta, muy moderna, y bastante grande. Debía despedirme de todas en la casa y montarme. En ese momento no sé qué paso, me achique, no quería alejarme de mi casa, de mi hermana, d mi madre. No estaba consciente de lo que era estar alejada de ellas, nunca lo había estado. Antes de irme, fui a la habitación donde estaba mi abuela postrada, dormida, como casi todo el tiempo, le bese la mejilla y le dije en voz muy bajita que prometía volver para verla antes de que fuera a mejor vida. Luego me acompañaron con las dos pequeñas maletas con ropa. Me despedí de mi hermanita dándole un gran beso en la frente frente.

-Tata, vas a regresar verdad?- me dijo muy triste y casi casi sin dejar de mirar al suelo.

-Te lo prometo, y cuando regrese te llevaré a los mejores parques de diversiones y te traeré muchas muñecas.

Me dio un abrazo al instante, sentir su cuerpito diminuto hizo que se me aguaran los ojos. La quiero demasiado. Fui directo a donde mi mamá y nos abrazamos por última vez.

-Estarás bien si mi- dije preocupada de eso.

-Claro mi amor, nos la arreglaremos muy bien nosotras-

-Recuerda que ustedes son más importantes que mi sueño, si me necesitan me llamas, y vendré y no me importara lo demás-

-Lo se Priscila, te crie muy bien, sé que tienes gran corazón, pero ve tranquila, te repito. Tienes que ser fuerte, y ahora más que estaremos alejadas-

-Te prometo que seré famosa, y que estarás orgullosa de mi-

-Ya estoy orgullosa de ti mi niña-

-Te quiero mamá, recuerda que mientras esté fuera la compañía se compromete a auxiliar a las familias necesitadas, así q daré hasta mi última gota de sudor para ser la mejor y ayudarlas-

-Solo se feliz, y disfruta de todo lo que hagas, recuerda q esto no es un adiós, es un hasta pronto-

Las bese una vez más a las dos y subí al auto. Por la ventanilla moví las manos despidiéndome, y mientras más me alejaba veía como se le salían las lágrimas que no me quiso mostrar para no irme triste. Que pasará ahora, todo es desconocido, no conozco nada, un nuevo comienzo, una vida diferente, todo será fenomenal, lo puedo sentir.

La Historia De Una IdolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora