Las primeras semanas me estaban pareciendo un infierno, exhaustas horas de entrenamientos y de clases, no me siento bien en este lugar tan apartado del mundo, de la sociedad. En las noches, mientras estoy en la cama me pongo a pensar y creo que de saber esto jamás hubiese ido a la audición. Podría estar en mi casa ayudando a mi familia ahora, y no aquí, sintiéndome prisionera y sin poder pedir ayuda. No era la única así, Keila pasó la primera semana entera llorando en las noches, ya después se fue acostumbrando a la realidad. Si esto seguía de esta manera, definitivamente iría con la consejera, o con la subdirectora para hablar del tema, y en el caso de que no se pudiese ajustar el horario o la cantidad de comida (que cada día nos daban menos) pediría la baja y me iría lo más rápido posible, porque lo que no puedo tolerar es el sentirme mal en un lugar donde no es mi obligación estar. El día comenzó una vez más, me levanté de la cama de un brinco, eran las 5:50 AM, tenía que arreglarme y asearme lo más deprisa que pudiera para llegar al desayuno temprano, todo aquí está controlado por horarios, y mientras más veloz empezara, más tiempo tendría para tomar un descanso. Levante a Keila, que seguía como un ovillo en la cama. Nos fuimos al baño, que está al final del pasillo, y es común. Como siempre somos las primeras en levantarnos aprovechamos y tenemos este para nosotras solas.
-Cómo crees que será el entrenamiento hoy- dice Keila con la boca llena de espuma, mientras se cepillaba los dientes.
- No tengo ni idea la verdad, llevamos dos semanas ya y no han repetido ni una vez la misma rutina de entrenamiento, no sé qué podrían hacer hoy-
-Esperemos que mientras pasen los días nos puedan tratar mejor con respecto a eso-
-Esperemos- dije mientras me terminaba de lavar la cara.
Nos dirigimos al comedor, que para llegar a este hay que pasar por el patio de la casa, un gigante espacio al aire libre que se encuentra en el mismo centro. Cruzamos este y entramos por la puerta abierta. Ya estaban más de la mitad de las chicas, algunas prefieren desayunar antes de asearse. Keila se fue a sentar primero, y yo fui a buscar mi desayuno. A todas nos daban algo diferente, según lo que necesitara nuestro cuerpo. Por ejemplo, a la chica asiática le dan sólo fruta en el desayuno y la comida, porque según los profesores, que nos pesan y nos miden todos los días, dicen que está pasada de grasa para su tamaño. La verdad es que no lo entiendo, esa niña mide 1.70 y pesa 105 libras, para mi está demasiado delgada. Aquí todas tienen buen cuerpo y estatura, no sé porque exageran todo este proceso. A mí en cambio me dan un vaso de leche y una manzana. Me dijeron que necesitaba más vitaminas para que mi piel se viera fresca y saludable. Quizás es porque en mi casa no consumía alimentos sanos, deberían pensar en subirme algunas libras para verme sana, en vez de querer aportarme vitaminas para mi rostro. En estas semanas he tenido poca relación con las otras aspirantes, todas suelen ser serias, además que ya tienen sus grupitos formados al momento de ir al comedor o al entrenamiento. Yo ando con Keila y ella conmigo, en ocasiones hablo con la chica pelirroja, se llama Lidia, y sé que es de Francia, pero habla muy bien nuestro idioma, es todo lo que me ha dicho.
Terminando el desayuno fuimos a las aulas para las lecciones de idiomas, estamos aprendiendo inglés, coreano y francés, los tres idiomas a la vez, esto es horrible, son demasiadas palabras y acentos. Estoy exhausta, y aún no hemos llegado ni al mediodía.
-Presten mucha atención muchachitas- Dice la profesora señalando a la pizarra- tienen hasta el día de mañana para aprenderse todo el vocabulario q les di-
Al instante de esta terminar una muchacha levanta la mano, no la conozco, pero recuerdo que la recogieron en la misma camioneta que a mí para ir al aeropuerto.
-Profesora, y usted piensa que yo tengo la suficiente cabeza para aprenderme un vocabulario de más de 200 palabras, en tres idiomas, y en un día. Usted está loca o nos está tomando el pelo- dice esta con un tono bastante agresivo.
De repente la maestra con una regla que siempre tiene a mano golpea fuertemente su mesa, y todas damos un brinco del susto, nadie esperaba eso.
-Ustedes que se piensan, que esto es un hotel para hacer lo que les dé la gana, están muy equivocadas, aquí se hace lo que yo les mande, por algo sus familias firmaron el contrato-
Espera, que contrato firmado, no recuerdo que mi madre haya firmado nada, sólo pasé el casting y ya, nada más.
-Que contrato, de que habla- Pregunta una chica que no reconozco su voz.
-Pensé que ya les habían aclarado ese tema- Dice mientras se sienta en su silla respirando irritada- Mientras estén en este lugar, tenemos todo el derecho de hacer con ustedes lo que se nos dé la gana, vuestras familias firmaron un contrato donde dice perfectamente que mientras estéis aquí, los encargados de la agencia, tenemos derecho sobre vosotras, ellos estuvieron de acuerdo con esto, le explicamos detalladamente el proceso de entrenamiento, las duras dietas y los castigos si incumplían con las reglas, y todos aceptaron. Ahora a callar y a hacer lo que se les mande- y volvió a dar un golpe con la regla en su pupitre, llena de indignación.
Me giré, y vi que todas estaban igual de confundidas que yo. Entonces nuestras familias sabían desde un principio que estaríamos pasando todas estas necesidades y sufrimientos. ¿Porque?, no entiendo aún como es que aprobaron eso.
Al terminar la clase nos fuimos hacia el salón de canto, y en el tiempo que duro, no pude dejar de pensar como mi madre me dejó venir a este lugar sabiendo el maltrato que tendría que sobrellevar. El día paso y llegada la noche hable con Keila del tema.
-Keila, tus padres nunca te dijeron como seria esto aquí dentro- le pregunté mientras me sentaba a su lado en la cama.
-No la verdad, lo que aún no comprendo es porque mis papás tenían tantas ganas de que viniera si conocían las reglas - Me pregunta confundida.
-Yo tampoco tengo idea, mi madre también tenía ganas de que viniera, y era raro, ella siempre me ponía peros cada vez que le decía que iría a audicionar, pero esta vez jamás me puso oposiciones, todo lo contrario, estuvo bastante emocionada, pero como yo lo estaba más no me importo mucho-
-Tienes razón, eso es muy raro, cuando llame a mis padres les preguntaré -
-Yo también haré lo mismo, cambiando de tema, ya te estudiaste todo el vocabulario para mañana- pregunté, porque yo aún no me lo sabía.
-Lo intenté, aunque me levantaré más temprano y seguiré tratando de memorizarlo-
-Vale, si te levantas primero me despiertas, que no quiero que me castigue la vieja de la regla- Nos reímos las dos a la vez, hacia tiempo que no sonreíamos de esa manera.
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La Historia De Una Idol
Teen FictionUna historia llena de suspenso, decepciones, traiciones, drogas y mentiras. La vida de Priscila da un giro inesperado cuando se entera de una audición, pero no una cualquiera, sino una para formar parte de la próxima generación de Idols femeninas de...