La Audición

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  Sólo quedaban 3 días antes de que regresaran como todos los años para hacer la audición. Fueron semanas en que los nervios no me abandonaban el cuerpo. La desesperación al pensar en que sería la última vez que podría presentarme, y si no lo lograba  tendría que abandonar mi ilusión.

Quizás no todo lo que me diga a mí misma sea cierto, quizás hay otra razón por la que quiero entrar en la compañía, me pongo a pensar y más que un capricho, lo que quiero para que mantengan a mi familia. Se sabe que desde hace varios años, las niñas que vivan con pocos recursos económicos se les ayudan a sus familias mientras ellas están becadas. Eso me beneficia mucho. A mi madre porque es una ayuda extra que jamás ha tenido, le llevan alimentos casi todos los días, ropa nueva y un poco de dinero. Eso me alivia mucho, porque sé que no pasaran hambre. Si entro estaré matando dos pájaros de un tiro, podré cumplir mi sueño y ayudaré en mi casa a pesar de la distancia.

El gran día llegó, madrugué y no deje de practicar en el oscuro patio todos los pasos y canciones que había preparando con tanto esfuerzo desde hace años. Al amanecer me llamaron para desayunar, no tenía mucho apetito, los nervios me tenían con ganas de vomitar.

-Carol, deja ya eso y ven a la mesa- me dijo mi madre con la voz ronca y con la cara aún marcada por la almohada.

-Má ahora no tengo apetito, estoy alterada-  le dije en voz baja para no levantar a los vecinos que viven detrás del patio de nuestro hogar.

- Lo último que me hace falta es que me llamen del trabajo diciéndome que te has desmayado. Ven a comer ahora si quieres ir a esa audición-

- Ya voy - le dije un poco molesta. 

Mi madre es muy compasiva y trabajadora. Pero muy dura a la hora de decir lo que piensa de algo. Creo que es así por las cosas que nos han pasado en los últimos años. Cuando se embarazó de mí, mi padre huyó, no se quiso hacer cargo. No entendía la situación de niña, pero con el tiempo ella me contó que se había marchado con otra mujer. Hay momentos en los que no comprendo como los hombres son capaces de hacer algo tan terrible como dejar a una mujer embarazada de su propio hijo. En fin, que tuvo que sobrevivir todos esos años sola. Al tiempo conoció al padre de mi hermana, un imbécil que estaba con ella por la casa y por el sexo. Discutían muy fuerte a menudo, hasta que terminaron cuando Magda, mi hermana, solo tenía 2 añitos.

Nada más que terminé de tragar el último pedazo de pan tomé un poco de agua y fui directo al cuarto para arreglarme.

Me pongo a pensar mucho y creo que en el fondo sigo siendo una niña, porque me emociono con facilidad. Hablar de ropa, de chicos y de esas estúpidas cosas me hacen feliz. Imagino que la adolescencia sigue trayendo en parte eso.

Terminé de ducharme y fui directo al armario a buscar la mejor prenda que tenía. Estas me las habían regalado  por mi cumpleaños número 15. Acabé y me mire en el espejo en busca de algún defecto, ya que ahí te clasifican hasta la ropa que llevas puesta. Vestía con una saya bastante corta, que me llegaba al ombligo. Era de color negra y en borde inferior tenía 2 listas blancas. Una camisa blanca de mangas cortas por dentro de la saya, y unos zapatos negros altos, por encima del tobillo. Intenté poner el menor maquillaje posible, para verme más natural, solo un poco de brillo de labios. Me recogí el cabello en una coleta alta y ya!! Lista para irme.

Intenté no distraerme en el camino para llegar lo más rápido posible. Cogí el bus en donde siempre y fui sentada gracias a un hombre caballeroso que me cedió su asiento. Casi 20 minutos de viaje hasta llegar al centro de la ciudad. Estaba repleto, más que los últimos años. La cola iba caminando lenta pero segura. Entraban 20 chicas cada 15 minutos. Todas estaban con amigas, familiares, en cambio, yo estaba ahí sola, que impotente me sentía por no poder traer a nadie conmigo. Ya eran las 11 y el Sol comenzaba a quemar, cuando por fin me transitaron por varias habitaciones. Nos sentaban a todas en filas y nos daban las mismas charlas de siempre, de lo que trataba todo y que era lo que querían con nosotras. La mujer de casi 60 años que llevaba la voz de mando nos decía.

-Niñas, silencio por favor. Pará las nuevas y no tan nuevas aquí, mi nombre en Paula de las Mercedes. Soy la sub directora de la agencia y hoy les explicaré en qué tratará todo. No sé tomen a la ligera esta oportunidad y piénsenlo bien antes de audicionar. Esto no es simplemente algo de baile y canto que las chiquillas ven en la Internet. Esto es mucho más riguroso. Las que logren pasar las pruebas serán becadas en una cede y entrenarán por 3 años. Todos los meses se harán pruebas, y las que no alcancen sobresalir serán expulsadas. Así que no crean que esto es pasar la audición y ya! No, esto es mucho más largo y complicado. Así que las que entren deben garantizar al 100% que darán su máximo potencial-  se detuvo un momento, sorbió un poco de agua y siguió con la explicación. -Mientras vallan pasando por todas las pruebas iremos eliminando a las que no cumplan con los requisitos, así sucesivamente hasta llegar con el director. Si él no las elige personalmente están descalificadas al momento. Mucha suerte niñas y den lo mejor de sí.-

Después de ese discurso quilométrico todas empezaron a emocionarse y a hablar como pavos sin cabeza. Comenzaron a llamar a todas por sus nombres, en la espera, había una chica linda a mi lado muy solitaria, como yo. Tenía una cara tierna pero atemorizada, se veía menor a mí. Dio bastante pena verla así, echando un vistazo para todos lados intentado que la guiaran.

-Hola- le dije, y al instante me miró.

-Hola- me dijo de forma nerviosa.

- Te sientes bien, te noto muy nerviosa, es tu primera vez audicionando !!?-

-Sí, se me nota mucho en la cara verdad! - y soltó una pequeña sonrisa que hizo sentirme mejor, ya me estaba dando pena verle esa mirada de miedo que traía.

La Historia De Una IdolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora